Matthew McConaughey ha hablado sobre la relación con sus hijos, Levi, Vida y Livingston, fruto de su relación con Camila Alves, con quien lleva casi 20 años. Lo ha hecho durante la presentación de la última película que protagoniza, Laberinto en llamas, dirigida por Paul Greengrass. Levi (17 años), su hijo mayor, forma parte del reparto de la película, por lo que el oscarizado actor ha aprovechado para hablar de su paternidad y acerca de cómo es la relación que mantiene con él y con sus otros dos hijos.
"Como padre, siempre pensé que había dos etapas: primero eres el padre, y luego, con suerte, te conviertes en amigo. Sin embargo, ahora que mis hijos son adolescentes, me he dado cuenta de que en realidad hay un papel intermedio, un puente entre esos dos, y es el de ser su hermano mayor”, comentaba. “Por eso, aunque sigo ejerciendo de padre, muchas veces me encuentro escuchando algo que les preocupa y, en lugar de darles una lección, me siento con ellos, les pongo una mano en la espalda y les digo: A mí también me pasó". Esa interacción les ayuda a entender, según manifiesta McConaughey, “que el mundo no gira solo en torno a ellos, que no son los únicos con ese problema”.
Aunque sigo ejerciendo de padre, muchas veces me encuentro escuchando algo que les preocupa y, en lugar de darles una lección, me siento con ellos, les pongo una mano en la espalda y les digo: "A mí también me pasó".
Sus palabras dan lugar a reflexionar acerca de cómo ha de ser la relación entre un padre o una madre y sus hijos, puesto que muchos creen (como él mismo lo creía en un primer momento) que lo más adecuado es ser amigos, establecer una relación de amistad. ¿Pero realmente es así? ¿O es preferible marcar cierta distancia?
Se lo hemos preguntado a Sergio García Soriano, psicólogo y psicoterapeuta (www.psicologosergiogarcia.com) y miembro del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Lo que nos responde, partiendo de la base de que las palabras del actor Matthew McConaughey son las de un padre hablando sobre su hijo y, por lo tanto, son respetables, es que “no conviene ser amigos de nuestros hijos”.
Eso no implica que los padres no puedan ser amistosos con ellos. “Una cosa es que uno pueda ser amistoso, pero otra cosa es que uno no se dé cuenta de que cumple una función, sobre todo, en el desarrollo del niño y del adolescente”, explica. “Es decir, que son relaciones diferentes y, por lo tanto, cuando uno es padre o cuando uno es madre, tiene que aplicar una serie de conocimientos y una serie de códigos que, pudiendo ser flexibles, implican otra responsabilidad e implican otra figura”.
La relación entre padre e hijo en cada etapa evolutiva: factores a tener en cuenta
“El papel de padres y el papel de amigos es diferente y hay que tenerlo muy claro durante todas las etapas evolutivas del niño”, subraya el psicólogo. Durante la infancia, el papel fundamental del padre y de la madre es el de proteger y supervisar, el de poner normas y límites. “Tengo que tomar en cuenta a mi hijo, pero al mismo tiempo tengo que ser quien aplique las consecuencias y tengo que hacer un visionado de su vida para poder ofrecerle estrategias y, claro, no soy su amigo porque al mismo tiempo también puedo ser su censor, ya que le tengo que poner límites”, aclara. “En una primera infancia, adolescencia y juventud, el hijo necesita un padre que limita y, a partir de ahí, no se pueden establecer las relaciones de amistad”.
El papel de padres y el papel de amigos es diferente y hay que tenerlo muy claro durante todas las etapas evolutivas del niño
Sergio García Soriano puntualiza que esa relación cambia (o debería cambiar) cuando el hijo llega a la mayoría de edad. “Ahí ya el visionado de la vida de mi hijo tiene que ser respetuoso y no le puedo limitar, sino que tengo que tener generosidad con sus puntos de vista”. Puntualiza, eso sí, que no se trata exactamente de una amistad, sino de “un apoyo férreo y, entre comillas, incondicional, frente a las cuitas de la nueva vida de mayoría de edad”.
En cuanto a las declaraciones de Matthew McConaughey acerca de que ejerce, en cierto modo, de hermano mayor de sus hijos, el psicólogo considera que se trata de “un posicionamiento sano frente a la vida de sus hijos” cuando estos son ya mayores . “Yo a eso no lo llamaría amistad, lo llamaría una relación sana con nuestros hijos, sin juzgarles y promoviendo y apoyando sus iniciativas o su toma de decisiones”.
¿Cómo es una relación sana entre padre e hijo?
“Una relación sana es cuando mi hijo tiene problemas y puede consultármelos, puede hablar conmigo o, aún no pudiendo hablar conmigo, sabe que, si me lo cuenta, no voy a ser autoritario con él o no voy a ser con él una persona que juzgue”. Teniendo esto en cuenta, el psicólogo hace hincapié en que en la adolescencia se necesita más un padre que esté ahí.
“Y eso no se improvisa. Eso tiene que ver con que, a lo largo de la vida del niño, del adolescente y ahora del joven, uno ha hecho lo que tenía que hacer y es estar ahí, que sufragarle los gastos necesarios hasta poder llegar a la juventud, es tener la comunicación necesaria hasta llegar a esa juventud. Y eso tiene que ver con haber pasado horas con ellos, haber tenido tiempo de calidad, haber sabido cuáles son los gustos y las necesidades de nuestros hijos…”.
En una primera infancia, adolescencia y juventud, el hijo necesita un padre que limita y, a partir de ahí, no se pueden establecer las relaciones de amistad
El psicólogo añade que es importante también ponernos “un poco por detrás”, es decir, no tener ego, puesto que eso puede contaminar la relación con el hijo, “de tal manera que, cuando me cuentan algo, no contesto como padre, sino que esas heridas emocionales que yo tengo o tenía se las he generalizado a mis hijos”.
“¿Qué es ser padre?”, se cuestiona García Soriano. Ser padre es “haber sabido limitar cuáles eran mis problemáticas personales para poder escuchar y atender cuáles son las problemáticas y necesidades de mis hijos a lo largo de la evolución y de sus fases de crecimiento”. En este sentido, ejercer como padre, dice, “en ocasiones es poder hablar con ellos de los temas en concreto y otras veces sin necesidad de hablar con ellos, ellos saben que yo estoy ahí porque he cumplido a lo largo de esa evolución”.






