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Actividades con niños

Rosa García Perea, escritora y editora: “Crear un club de lectura infantil es regalar a los niños un espacio donde la lectura no se vive como tarea, sino como fiesta”


Son una idea fantástica para fomentar el hábito lector en los niños y hacer crecer en ellos la pasión por la lectura


Rosa García Perea, escritora y editora© Rosa García Pere
4 de septiembre de 2025 - 12:23 CEST

Tanto para los niños que no tienen especial interés por la lectura como para aquellos a los que les apasiona el mundo de los libros, un club de lectura es la opción perfecta. Aunque habitualmente estos clubs se asocien más a adultos, adaptarlos a niños en función de su edad o a adolescentes es una manera casi mágica de adentrarlos en el mundo de los libros. Así lo cree fervientemente Rosa García Perea, escritora y editora, que acaba de publicar El club de lectura para niños, de la editorial Toromítico, con experiencia impartiendo talleres de creación literaria y fomento de la Lectura para niños y adultos que ha formado parte activa de la fundación de importantes clubs de lectura, como el del Ateneo de Sevilla. García Perea explica, en esta entrevista, cómo podemos crear un club de lectura infantil y cuál es el proceso con el que lograr que niños de todas las edades se interesen por la lectura.

Un club de lectura es algo que se asocia, normalmente, a adultos; ¿qué puede aportar un club de lectura a los niños?

¿Un club de lectura para niños? A muchos les suena extraño, casi imposible. Pero basta sentar a unos cuantos alrededor de un cuento para ver cómo cambia todo: los libros se convierten en juegos, en dibujos, en conversaciones que terminan en carcajadas.

Cuando un niño asocia un libro con esa emoción, con ese rato feliz, ya hemos sembrado una semilla que no se borra

Rosa García Perea, escritora y editora

Aporta algo muy sencillo y a la vez enorme: les enseña que leer no es un deber solitario, sino una aventura compartida. Allí se sorprenden, se contradicen, se emocionan con los personajes. Y lo más valioso es que, sin darse cuenta, aprenden a escuchar, a expresar lo que sienten y a ponerse en la piel del otro.

Crear un club de lectura infantil es regalarles un espacio donde la lectura no se vive como tarea, sino como fiesta. Y cuando un niño asocia un libro con esa emoción, con ese rato feliz, ya hemos sembrado una semilla que no se borra.

¿Cómo funciona un club de lectura para niños?

Depende mucho de la edad. Con los más pequeños, lo habitual es que un adulto lea en voz alta, exagerando voces, incorporando gestos, incluso alguna canción. Ellos lo viven como una pequeña función de teatro. A partir de los siete u ocho años ya pueden leer en casa y llevar al encuentro sus impresiones. Es lo que llamamos “lectura diferida”: cada cual llega con su experiencia y la pone en común.

Después se abre el diálogo: ¿qué les ha gustado?, ¿qué cambiarían?, ¿qué personaje les ha dado rabia? La clave es que no parezca una clase, sino un espacio de participación. Y ahí entran las actividades: dibujar escenas, inventar finales alternativos, hacer pequeñas dramatizaciones. Cuanto más juego, más viva es la lectura.

¿A partir de qué edad es recomendable que un niño se una a un club de este tipo?

Cuanto antes, mejor. Incluso los bebés disfrutan de un cuento de tela, de un libro con texturas, de una canción rimada en un álbum ilustrado. Eso también es sembrar lectura. Ahora bien, un club de lectura propiamente dicho empieza a funcionar a partir de los 4 años, cuando los niños ya pueden escuchar en grupo un rato y compartir impresiones sencillas. Desde ahí, las dinámicas se van adaptando: no es lo mismo un grupo de 6 años que uno de 12, y ahí está la riqueza.

Club de lectura infantil© Getty Images

Si no hay opción a crear un club de lectura o a que nuestro hijo se una a alguno, ¿qué podemos hacer en casa? ¿Es posible crear un club de lectura en casa?

Sí, claro. Y no hace falta nada complicado. Un club casero puede ser tan sencillo como reservar un día a la semana para leer juntos en el sofá o alrededor de la mesa. Se puede leer a turnos, comentar qué parte les ha hecho reír más, qué personaje les ha sorprendido o dibujar lo que más les ha gustado.

Y si se invita a un primo, un amigo o incluso a los abuelos, ya se ha creado un pequeño club. Lo importante no es el formato, sino la regularidad y la sensación de que ese rato es un momento especial de encuentro familiar.

¿Cómo fomentar el interés por la lectura en niños?

Con naturalidad. No sirve de nada imponerla. La lectura no puede ser un castigo ni una obligación disfrazada de consejo. Los niños tienen que ver que los libros forman parte de la vida, como una excursión o un juego.

Llevarlos a una librería como quien los lleva a un parque de aventuras, ir a la biblioteca como quien entra en un cofre lleno de tesoros. Dejar libros al alcance, que los puedan coger sin pedir permiso. Y lo más importante: que nos vean leer a nosotros. Porque al final, los niños aprenden más de lo que imitamos que de lo que predicamos.

¿Cómo hacerlo cuando llega la adolescencia y muchos chicos y chicas que antes disfrutaban leyendo, ‘abandonan’ la lectura?

La adolescencia es un torbellino, y lo peor es presionar. Lo que funciona es acompañar y ofrecer alternativas. A esa edad enganchan mucho los cómics, las novelas gráficas, las distopías juveniles, el misterio o incluso las biografías de sus ídolos.

También ayuda proponer textos más cortos, que no saturen, y aceptar que quizá prefieran leer en digital. Muchos adolescentes abandonan porque asocian el libro con la obligación escolar. Hay que devolverles la lectura como un refugio, como un espacio de disfrute y libertad.

El club de lectura para niños, de Rosa García Perea© Ed. Toromítico

¿Cómo elegir los libros adecuados para cada edad?

Las edades orientan, pero lo decisivo es observar al niño. Entre los 0 y 3 años, libros de tela y cartón, con imágenes grandes y rimas sencillas. De 4 a 7 años, álbumes ilustrados, cuentos clásicos y modernos. A partir de 8, narrativa breve, cómics, primeras sagas. Y en la preadolescencia, libros que hablen de ellos: de sus dudas, sus miedos, sus ganas de aventura.

La lectura no puede ser un castigo ni una obligación disfrazada de consejo. Los niños tienen que ver que los libros forman parte de la vida, como una excursión o un juego.

Rosa García Perea, escritora y editora

El mejor libro no es el que marca una lista, sino el que conecta con lo que el niño está viviendo en ese momento.

¿De qué manera la lectura compartida mejora la comprensión lectora de los niños?

Porque leer juntos multiplica el sentido de la historia. Un niño cuenta lo que ha entendido, otro añade su visión, y de pronto descubren que un mismo libro guarda muchas lecturas. Eso abre la mente.

Preguntas simples como “¿qué te emocionó más?” o “¿qué habrías hecho tú?”, obligan a pensar, a ponerse en el lugar del personaje, a hilar emociones con palabras. Además, aprenden a hablar en público, a escuchar con respeto, a ordenar ideas. La lectura compartida es una escuela de comprensión… y también de vida en común.

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