La comprensión lectora es uno de los puntos débiles de los escolares españoles. En el último informe PISA, publicado en diciembre, cayó 14 puntos con respecto al anterior, de 2012; en la misma línea, el informe PIRLS 2021 ya apuntaba que, en solo cinco años, los alumnos españoles de nueve a diez años habían empeorado siete puntos. La comprensión lectora es básica para un adecuado rendimiento escolar en todas las asignaturas (incluidas las matemáticas y las ramas de ciencias) y, mucho más allá de lo académico, es un aspecto con mucho más peso en otros ámbitos de la vida del niño y del adolescente de lo que, a priori, cabría imaginar; por eso, “los efectos de una comprensión lectora pobre tienen un impacto importante en la vida y el desarrollo de la persona“, asegura Llorenç Andreu, catedrático de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y líder del Grupo de Investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL) del NeuroDevelop eHealth Lab, adscrito al eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

La lectura compartida, una actividad tan sencilla como eficaz para mejorar en comprensión lectora

Independientemente de las medidas que se tomen las autoridades pertinentes o los centros educativos para que los alumnos mejoren en comprensión lectora, ¿qué podemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos a desarrollar y potenciar esta habilidad? Una técnica de cuyos beneficios llevan hablando los académicos más de 30 años y que, además, es sencilla de practicar en casa es la lectura compartida. “Muchos estudios han encontrado que un entorno de alfabetización en casa se relaciona con un buen desarrollo de la lectura y no podemos dejar perder esa oportunidad con nuestros hijos e hijas”, señala Llorenç Andreu.

Pero ¿qué es exactamente la lectura compartida? No es más que “una actividad de lectura en la que un lector experto acompaña y ayuda a leer a un lector novel”, nos explica Llorenç Andreu. “El experto hace preguntas al novel sobre el texto, sobre qué pasará, sobre por qué hace una cosa un personaje, sobre el significado de algunas palabras que aparecen en el texto, etc. Con estás preguntas está trabajando el vocabulario, el razonamiento verbal, la capacidad de hacer inferencias que son elementos clave en la comprensión lectora”.

Para Andreu, la lectura compartida es “la interacción que se crea entre un niño que está aprendiendo a leer y otra persona que ya lee correctamente, ya sea otro niño más mayor, un familiar o un maestro”. De esta manera, como incide Andreu, el lector experto moldea, motiva y guía al novel para que mejore su comprensión lectora y fluidez lingüística.

El primer paso para ofrecer a un niño una lectura compartida es algo tan simple como que su padre o su madre se siente a leer con él antes de irse a dormir. Poco a poco, se podrán ir añadiendo preguntas, como las citadas anteriormente, adaptadas a la edad del pequeño (esto es especialmente importante cuando está aprendiendo o cuando ya ha aprendido a leer).

Un paso más allá es buscar formas más estructuradas de lectura compartida; por ejemplo, “con un libro que incluya instrucciones de cómo leer y preguntas para hacer al niño con el fin de que interactúe con el texto“, detalla el catedrático. Y aunque la primera opción tiene muchos efectos positivos para el menor, con la segunda se consiguen efectos contundentes para el desarrollo de la lectura.

¿Cómo practicar la lectura compartida en casa?

“La cantidad de lectura que se hace fuera de la escuela tiene una relación directa con el nivel lector que el niño o la niña adquieren. Por lo tanto, leer en casa durante el periodo de la educación primaria es fundamental para el desarrollo de la lectura”. En este sentido, “la lectura compartida es una actividad que se puede hacer en familia y cuyos beneficios son muy grandes para el aprendizaje de los niños y niñas”.

“Simplemente con hacerlo tres o cuatro veces por semana, esta actividad será muy enriquecedora para los hijos e hijas”, indica el profesor de la UOC, a quien hemos pedido una serie de pautas que los padres puedan seguir con sus hijos:

1. Seleccionar un texto o un libro que sea del interés del niño o la niña. Si están motivados para leer es más placentera la actividad.
2. Antes de comenzar “hay que hacer algunas preguntas sobre qué creen que va a tratar el texto o el capítulo del libro”. El profesor de la UOC recomienda partir del título y las imágenes que aparezcan para preguntarles “sobre el tema del texto, sobre qué creen que va a pasar, quién creen que va a hacer tal cosa, etc”.
3. Iniciar la lectura. Posteriormente, el niño o la niña inicia la lectura. “Cada vez que encontremos una palabra que consideremos que quizás no entienda, debemos detenernos y preguntarles que, con sus propias palabras, nos la defina. Los padres y madres después pueden ampliar o corregir esa definición para que el niño o niña la aprenda correctamente”.
4. Hacerles preguntas. “A medida que los niños leen, debemos hacerles preguntas” sobre la historia; por ejemplo: por qué el personaje ha hecho eso, qué creen que pasará ahora, qué pensara un personaje, etc.
5. Al finalizar la lectura. “Cuando acaban la lectura se debe comentar conjuntamente con el niño o la niña sobre lo leído para corroborar que lo han entendido”. De este modo, “les podemos pedir que nos hagan un resumen de lo que han leído y preguntarles sobre diferentes aspectos, especialmente sobre aquellos que no se han mencionado en el texto pero que se pueden inferir a partir de lo relatado”.

 

En cualquier caso, es importante que tengamos en cuenta que “la lectura compartida tiene que ser una actividad placentera, en la que los niños y niñas disfruten sin pensar que están trabajando, por tanto, aunque no respondan correctamente a las preguntas o no entiendan el texto debemos siempre mostrar una actitud positiva”, subraya Andreu.