El cerebro infantil se empieza a organizar, empieza a construir sus bases neuronales desde el instante mismo en el que nace, tal y como indica Aldana García, psicopedagoga y co-autora de Estimulación desde el neuroaprendizaje (Ed. Neuroaprendizaje infantil), un cuadernillo diseñado específicamente para trabajar determinadas habilidades cognitivas en niños de 4 años a 8 años, pero que puede ser utilizado también para estimular las habilidades lingüísticas y comunicativas en niños mayores que presentan desafíos en el desarrollo del lenguaje. ¿Cómo pueden los padres potenciar esas y otras habilidades cognitivas en sus hijos? ¿Cómo fomentar que aprendan más? La psicopedagoga explica cómo.
¿Qué es el neuroaprendizaje y en qué se diferencia del concepto tradicional de aprendizaje?
Aprender es la capacidad de adquirir conocimientos, habilidades y valores. El concepto de aprendizaje es multidimensional y su etiología evolucionó en consonancia con los diversos modelos teóricos educativos a través del tiempo. Estos modelos buscan explicar, qué conocimientos adquirimos, así como comprender los cambios que experimentamos mediante la práctica pedagógica. Cuando hablamos de neuroaprendizaje, no intentamos reemplazar el término o diferenciarlo; por el contrario, buscamos enriquecerlo.
Aprender no es un acto aislado, sino un proceso dinámico, interactivo y vinculado a la madurez neuropsicológica de cada pequeño
En las últimas décadas, las disciplinas vinculadas a las neurociencias avanzan con el estudio del cerebro, que es nuestro órgano de aprendizaje. Como psicopedagoga, estos aportes son extremadamente significativos porque explican la complejidad de su desarrollo y cómo se despliegan las habilidades cognitivas. En el área infanto-juvenil, este conocimiento nos invita a mirar con mayor detenimiento el proceso madurativo, identificando ventanas de oportunidad para potenciar y acompañar el aprender desde un enfoque más integral.
¿Cómo se desarrolla el cerebro infantil?
Desde el primer instante de vida, se empiezan a construir las bases neurales que permiten desplegar las funciones sensoperceptivas, motoras y cognitivas. El proceso evolutivo es dinámico y se establece en un marco de organización jerárquica y secuencial de estructuras corticales en interacción con el ambiente. Nuestro cerebro funciona en red, y cada estructura cerebral tiene una participación determinante.
Pensemos en la vulnerabilidad del recién nacido en comparación a un niño de 3 años: es increíble cuán flexible y funcional puede ser el sistema nervioso, capaz de reorganizar sus conexiones para adaptarse y aprender de las experiencias en un corto tiempo. Este fenómeno es posible gracias a la neuroplasticidad, un mecanismo fundamental que nos acompaña toda la vida.
¿De qué manera se puede potenciar el desarrollo cognitivo de los niños?
Entender que los niños se encuentran en desarrollo, es clave. Existen periodos sensibles donde nuestro cerebro está más permeable a recibir información o estímulos específicos. Desde el nacimiento hasta los 6 años, los pequeños son más susceptibles al reconocimiento de los sonidos, la participación activa dentro de un contexto comunicativo se potencia a través del diálogo.
La familia y la escuela tienen un rol central porque el niño construye una red semántica que le permite interpretar la intencionalidad discursiva, gestual y emocional, no solo de los otros, también la suya. Uno de los objetivos centrales del cuadernillo es estimular variables cognitivas con acento en habilidades lingüísticas, pero también se contempló el componente multisensorial al diseñar cada tarea.
¿Es posible hacer que un niño tenga mejor memoria o mayor capacidad para razonar, para desarrollar un pensamiento lógico?
Si, claro que es posible estimular las habilidades cognitivas en los niños. Las propuestas deben ser adecuadas para la edad, desafiantes pero motivantes, los objetivos deben ser claros, y por supuesto, debemos ejemplificar de manera explícita lo que esperamos de ellos, es decir, mostrar modelos de respuestas o resolución.
El feedback que brindamos debe ser claro y funcional, debe ayudar al niño a comprender lo que está aprendiendo. Nuestro rol es potenciar y orientar, utilizando el error no como un obstáculo, sino como una oportunidad para mejorar. La práctica y la repetición también son importantes, pero ojo: no hay que confundir esto con la sobreestimulación. Es importante respetar los tiempos y particularidades de cada niño. No todos avanzan al mismo ritmo ni de la misma manera.
¿Qué aporta a los niños esta manera de aprender?
Mucho. Aporta también a quienes vamos a acompañar y guiar el aprendizaje. Esta perspectiva considera que aprender no es un acto aislado, sino un proceso dinámico, interactivo y vinculado a la madurez neuropsicológica de cada pequeño. Podemos personalizar los recursos para que sean significativos y eficaces. Lo que posibilita que los niños tengan una experiencia de aprendizaje más auténtica y adecuada.
¿Qué papel tiene el lenguaje en el desarrollo del cerebro y viceversa?
Ambos tienen un papel determinante. El lenguaje requiere de bases neurobiológicas que permiten el despliegue de funciones propias para su estructuración, y el ambiente proporciona el material como entorno estimulante (lengua). En este sentido, se habilita una dialéctica natural. El aprendizaje oral es espontáneo e implícito, desde que nace un niño está expuesto a las palabras e intencionalidad comunicativa de sus padres, aspecto que fomenta el vínculo y el desarrollo del pensamiento. El lenguaje es un gran organizador de la conducta; permite expresar ideas, sentimientos e intenciones como también comprender el mundo que nos rodea.
La práctica y la repetición también son importantes, pero ojo: no hay que confundir esto con la sobreestimulación
El libro ofrece ejercicios de estimulación para el desarrollo de habilidades psicolingüísticas y comunicativas. ¿Qué significa esto exactamente?
Este cuadernillo surge ante la necesidad de contar con un material dúctil que permita abordar estas habilidades de manera dinámica, creativa y multimodal. En cada actividad se incluyen iconos de referencia para padres, docentes y profesionales, indican variables como el nivel de lenguaje que estimulamos (habilidades fonológicas, morfosintácticas, semánticas o pragmáticas); el nivel de comunicación que exige al niño la tarea (receptivo, asociativo o expresivo); y funciones cognitivas implicadas (atención, memoria, etc.). El diseño promueve acompañar las actividades con una secuencia progresiva indicando el nivel de complejidad (inicial, medio o avanzado).
¿Por qué es tan importante la modalidad sensorial a la hora de estimular el cerebro infantil?
La modalidad sensorial es la primera forma en que exploramos el mundo, contamos con todos nuestros sentidos para hacerlo (la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto). A medida que crecemos, vamos fortaleciendo nuestros recursos de exploración y complejizando nuestra percepción a través de la experiencia. Mejoramos nuestras hipótesis sobre lo que sucede alrededor resignificando nuestro entorno.
Desde muy temprana edad, los pequeños son grandes investigadores que analizan, comparan e interpretan, ajustando el comportamiento a su realidad. El cuadernillo también indica qué modalidad sensorial deberá utilizar el niño para resolver la tarea. Las propuestas pueden requerir una respuesta verbal, a través de movimientos precisos (motricidad fina) o más amplios (kinestésicos).
¿Qué recomendarías a las familias para estimular de manera adecuada el cerebro de sus hijos?
Tomar un tiempo de calidad todos los días para interactuar, es suficiente. La lectura de cuentos, jugar en un ambiente tranquilo, ofrecer juguetes didácticos adecuados para la edad, la escucha activa o salir a la plaza, favorecen y consolidan la imaginación y creatividad de manera natural.
Evitar el uso de dispositivos electrónicos, especialmente en la etapa educativa inicial. Un acompañamiento respetuoso en la infancia implica potenciar la autonomía; por ejemplo: vestirse solo, al principio le llevará tiempo, pero a medida que repite esta acción, ganará práctica.