Bebé comiendo solo en la trona©AdobeStock

Bebés

¿Hasta dónde darles autonomía en la etapa del ‘yo solito’?

Desde el momento en que el bebé comienza a andar se siente mucho más autónomo. Así, va desarrollando cada vez más destrezas que quiere llevar a cabo por sí mismo, sin la ayuda de sus padres. ¿Hay que dejarlos experimentar siempre que quieran?

El desarrollo motor está muy ligado a la autonomía del niño, por eso, cuando empieza a caminar, sobre los 18 meses de edad, se abre frente a él un nuevo universo en el que quiere explorar distintos lugares y sensaciones y experimentar por sí mismo.

Marina Muñoz es psicóloga infanto-juvenil y de adultos en Alcalá de Henares (Madrid) y a ella le hemos consultado sobre hasta qué punto hay que dejarles libertad en esa etapa tan importante del ‘yo solito’.

¿Por qué es tan importante esta etapa?

A partir de los dos o tres meses en que el bebé comienza a sostener la cabeza, se inicia un complejo proceso evolutivo en el que cada vez alcanzará más hitos. Luego se sentará, gateará y caminará, lo que supone un punto de inflexión en su desarrollo.

La etapa del ‘yo solito’ se puede pronlongar hasta los tres años, como indica la experta. No obstante, hay que tener en cuenta que “cada niño lleva su ritmo y que el desarrollo no es lineal; está lleno de pasitos hacia adelante y hacia atrás que se tendrán que aceptar y respetar”, destaca.

Así, es posible que en un momento determinado el bebé se empeñe en comer solo, pero luego no quiera abrir la boca a no ser que sus padres le den la comida. Es un proceso que dibuja más curvas que líneas rectas. En este sentido, la recomendación de Mariña Muñoz es que los padres y cuidadores “no obstaculicen el desarrollo espontáneo”. Por ello insiste en no forzar al menor. De lo contrario, se corre el riesgo de que el niño “no obtenga la seguridad suficiente y la confianza para continuar con la adquisición de esa autonomía”. Su consejo básico es “respetar los ritmos y que no se convierta en una carrera”.

Así es la adquisición de hitos del desarrollo

Por tanto, hay que ser realistas en lo que se deja hacer solo y lo que se ‘pide’ al niño, a cada uno en particular, según sus características. “Por ejemplo, no se puede pedir a un peque de un año que se vista solo, pero uno de dos años sí puede comer de forma independiente”, destaca la psicóloga.

En todo caso, hay unos hitos generales del desarrollo que conviene tener en cuenta, como recoge la Academia Americana de Pediatría:

A los 12 meses

  • Se sienta sin ayuda.
  • Recoge un objeto pequeño, usando la punta del pulgar y del índice.

A los 18 meses

  • Es capaz de controlar los músculos empleados para orinar y defecar, pero es posible que no esté listo para utilizar el baño.
  • Es capaz de subirse a pequeñas sillas sin ayuda.
  • Sube escaleras cogido de una mano.
  • Puede construir una torre de 2 a 4 bloques.
  • Puede usar una cuchara y una taza con ayuda para alimentarse por sí solo.
  • Imita garabatos.
  • Puede pasar 2 o 3 páginas de un libro.
  • Es capaz de quitarse algunas prendas de vestir como guantes, sombreros y calcetines.

A los 2 años

  • Puede formar una torre de 6 a 7 cubos.
  • Puede darle patadas a un balón sin perder el equilibrio.
  • Es capaz de vestirse por sí mismo con ropa sencilla
  • Puede estar listo para el control de esfínteres.

A los 3 años

  • Puede subir las escaleras alternando los pies (sin sujetarse a la barandilla).
  • Es capaz de formar una torre de más de 9 cubos.
  • Puede colocar fácilmente objetos pequeños en una abertura pequeña.
  • Puede pedalear un triciclo.
  • Se puede vestir completamente por sí mismo, y requerir solo de ayuda con los cordones, botones o cremalleras en lugares difíciles.
  • Come solo sin dificultad.
  • Puede tener control de esfínteres durante el día (también pueden tener control durante la noche).
Bebé sentado en la cama mirando a cámara©AdobeStock

¿Por qué es tan importante esta fase de autonomía?

“Que el menor no muestre inclinación al desarrollo de su autonomía es preocupante, ya que además de no lograr el desarrollo de los hitos evolutivos, habrá secuelas socioemocionales, de tal manera que no obtendrá confianza en sí mismo, ni fomento de la autoestima, ni establecerá un vínculo seguro y tranquilo con sus cuidadores”, advierte la responsable de www.marinamunozpsicologia.es.

Es importante que los padres dejen a un lado sus inseguridades y sus miedos porque el pequeño necesita hacer cosas por sí mismo para desarrollar bien, entre otros aspectos, su autoestima. El límite está en aquellas actividades que supongan un problema para su integridad física, como cruzar solos o hacer alguna actividad que ponga en peligro real su salud.

Los padres o cuidadores deben fomentar un ambiente de seguridad para que el niño se atreva a hacer cosas por sí mismo. La relación de dependencia con los adultos no es buena a partir de que ya son capaces de ser autónomos.

“También es importante normalizar el error, por ejemplo, si un peque está aprendiendo a vestirse, pero se equivoca al meter la manita por el cuello, le ayudamos, no le juzgamos o criticamos, pues ello disminuirá la confianza en sí mismo y las ganas de dar esos pasitos en su autonomía”, subraya Marina Muñoz.


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