Paula Barrutia, coach de fertilidad y embarazo : 'El estrés que sufren las personas con infertilidad es similar al de los pacientes con cáncer'

Alrededor de una de cada seis personas tienen problemas de fertilidad. En el Día Mundial de la Fertilidad, recogemos el testimonio de Paula Barrutia, coach de fertilidad y embarazo (www.paulabarrutia.com) que, tras una experiencia personal muy intensa en este sentido, cambió su rumbo profesional para ayudar a quienes pasan por estos procesos tan complejos.

Pasaste por nueve tratamientos de reproducción asistida, ¿cómo se pone el límite al número de intentos?

Muchas veces creemos que podemos poner el límite desde la mente: “hasta los 40 no haré más”, “si este es el quinto negativo, ya paro”… Pero lo cierto es que esas decisiones anticipadas, aunque comprensibles, muchas veces solo añaden más presión, más estrés, más expectativas. En mi caso, no fue una decisión tajante ni premeditada. Fue algo que se fue dando. Recuerdo que después de mi último negativo, simplemente dejé de llamar a la clínica. No porque no lo deseara más… sino porque no sentía esas ganas de volver a llamar, ese "SÍ" del que yo siempre hablo. 

Fui viviendo el presente y haciendo mucho trabajo personal para soltar ese deseo desde el amor y la paz. Eso sí, hay muchas mujeres que no pueden seguir no porque no quieran, sino porque los recursos económicos o de salud ya no lo permiten. Y esa también es una decisión válida, digna y profundamente valiente.

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Cuando pasas una realidad como la infertilidad, ver que otras parejas logran el embarazo con facilidad se hace muy duro, ¿cómo lo gestionaste tú?

La verdad es que al principio no lo gestioné muy bien. No tuve acompañamiento emocional en la búsqueda de mi primer hijo y me sentí bastante sola con todo lo que se despertaba en mí cada vez que alguien me anunciaba un embarazo. Y es algo que hoy como terapeuta y coach de fertilidad veo a diario en las mujeres que acompaño: es uno de los mayores detonantes de dolor. Porque cuando ves que a otras personas les llega lo que tú tanto deseas, se activan emociones como tristeza, envidia, culpa, vergüenza, miedo… Y todas esas emociones duelen mucho.

Con el tiempo aprendí a no compararme. Porque cada persona tiene su camino, su aprendizaje, su destino. Hoy suelo hacer una pregunta clave a las mujeres que acompaño: '¿te cambiarías por ella?'. Pero por ella a todos los niveles: con su pareja, su historia familiar, su cuerpo, su vida entera. Y ahí se dan cuenta de que no… de que quieren vivir su propio camino, no el de otra. Mi labor es la de ofrecerles otra perspectiva y otra forma de vivir este obstáculo en la vida. También entendí que no puedo controlar el cuándo ni el cómo. Puedo hacer todo lo que está en mi mano, pero el resultado final no depende solo de mí.

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¿Cuáles son los ámbitos de tu vida que más se vieron afectados por la infertilidad?

Todos. La infertilidad no es solo una cuestión médica. Afecta a tu autoestima, a tu relación de pareja, a tu vida social, a tu economía, a tu salud mental… Me hizo cuestionarme quién era si no lograba ser madre. Me hizo aislarme un poco. Me cambió el cuerpo. Pero también me llevó a lugares muy profundos de mí que de otra forma no habría explorado jamás y me ayudó a encontrar mi misión de vida, así que siento mucha gratitud por todo lo que he vivido y transitado hasta llegar aquí.

Desde tu experiencia, ¿cuál es la mejor forma de apoyar a personas que pasan por la infertilidad cuando la otra parte tiene hijos? ¿Qué errores no se deberían cometer en ese sentido?

Lo primero es no dar nada por sentado. Cada persona vive la infertilidad de forma distinta, y lo que puede aliviar a una, puede hacer daño a otra. Por eso, lo más importante es preguntar: '¿Qué necesitas de mí? ¿Cómo puedo acompañarte? ¿Hay algo que pueda hacer por ti?'. A veces, desde la mejor intención, se dicen frases que duelen muchísimo: “ya verás que cuando te relajes, llegará”, “todo pasa por algo”, “mejor sin hijos, así tienes más libertad…”. Pero este tipo de comentarios, aunque bienintencionados, minimizan y niegan una realidad muy dolorosa.

Está demostrado que los niveles de estrés que sufren las personas en tratamiento por infertilidad son similares a los de pacientes con cáncer. No es “una etapa más”, es una crisis vital profunda que afecta a todos los planos del ser. Por eso es tan importante no invisibilizar, no juzgar, no tratar de “arreglarlo”. Acompañar es sostener, estar presente, y simplemente preguntar: '¿cómo estás hoy?, ¿te apetece hablar de ello?'. Y si tienes hijos, no se trata de no hablar de ellos, sino de hacerlo desde la empatía, desde el respeto, entendiendo que hay temas que pueden herir, aunque no sea tu intención.

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¿Cómo gestionar la infertilidad en pareja?

No hay duda de que a nivel pareja es un reto enorme. Porque cada uno lo vive a su manera y a veces no se coincide en tiempos, en emociones o en el deseo de seguir. En mi caso, hubo momentos duros, de vivir los negativos de forma diferente, de yo sentir que hacía más cosas que él para lograrlo, pero también fue una oportunidad de crecimiento, de sinceridad y de ver si realmente caminábamos hacia el mismo lugar. No es fácil, y no siempre se sobrevive como pareja. Pero si hay amor, diálogo y espacio para que cada uno viva su proceso, se puede salir más fuerte.

En fechas señaladas como las vacaciones, la vivencia de la infertilidad se puede hacer más dura aún, ¿cómo protegerse?

El verano para mí no lo era especialmente, pero sí fechas como Navidad, mi cumple o el Día de la Madre que me agobiaban porque sentía que era otro año más sin conseguir mi objetivo. Aprendí a protegerme y quererme eligiendo bien dónde y con quién estar. Dándome permiso para no asistir a ciertos eventos. Creando mis propios rituales de cuidado y conexión conmigo. A decir que no, a priorizarme y, sobre todo, recordándome que no tengo que demostrar nada ni estar bien por fuera cuando por dentro estoy rota.

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La infertilidad te hizo cambiar de rumbo profesional, ¿cómo es el acompañamiento que haces ahora?

Totalmente. Antes trabajaba en marketing en grandes empresas, como Disney. Pero mi experiencia con la infertilidad me transformó. Hoy acompaño a mujeres en este mismo camino, desde lo emocional, lo mental y lo energético. Les doy lo que a mí me faltó: una red, un espacio seguro, herramientas para sostenerse y reconectar con su cuerpo y su poder. Es un acompañamiento profundo, donde no se juzga, no se acelera… se honra el proceso.