Ana Rosa Lucena es ginecóloga y obstetra especializada en diagnóstico prenatal desde 2008. Durante la pandemia abrió una cuenta de Instagram (@ginecologa.anarosa) para ayudar a las embarazadas que se habían quedado sin clases de preparación al parto. Desde ese momento, su labor divulgativa no ha dejado de crecer y participa en diversos proyectos.
¡Eres mamá! (Ed. Zenith) es su segundo libro. Se trata de una guía clara y actualizada donde explica aspectos tan importantes como el ciclo menstrual, el embarazo, trimestre a trimestre, o las principales patologías de la gestación, sin olvidarse del posparto. Hemos charlado con ella.
El miedo a que algo salga mal en el embarazo o el parto siempre está ahí y las embarazadas me lo comentan cada vez que están en consulta
Eres una ginecóloga muy seguida en redes sociales. Desde que comenzaste a pasar consulta hace años, ¿cómo crees que ha cambiado la actitud de las mujeres ante la maternidad y cuáles serían las razones?
Yo pienso que la mayoría de las pacientes están mucho y bien informadas, y es mucho más fácil explicarles en consulta las pruebas que les hacemos o los consejos que les damos. Además cada vez se cuidan más y hacen revisiones postparto de su suelo pélvico, lo que es una gran ventaja para continuar con tu vida y tu ejercicio físico habitual.
Una de tus frases más conocidas es que "la probabilidad mayor es que vaya todo bien", pero ¿cuáles son los miedos más habituales que te expresan las embarazadas?
Al ser uno de los proyectos más grandes que se tiene, el miedo a que algo salga mal en el embarazo o el parto siempre está ahí y me lo comentan las embarazadas cada vez que entran en consulta. Mucho más cuando han tenido un aborto previo o alguna mala experiencia cercana. Por eso, la necesidad de darles calma y la importancia de controlar todo lo que pensamos, que suelen ser en alto porcentaje pensamientos negativos. Mi frase no solo sirve para las embarazadas, sino en cualquier gran proyecto al que nos enfrentamos en esta vida.
¿Cuál es el consejo más importante que darías a una mujer que está buscando el embarazo?
Les recomendaría que tienen que cuidarse más que nunca, su alimentación, su descanso, estar bien hidratadas, reducir el estrés, suplementarse con el polivitamínico, conocer su ciclos y mantener relaciones en los días de ovulación… Son muchas cosas, pero, en definitiva, poner el foco en ellas y cuidarse un poquito más. Las parejas, igualmente, si es que la tienen.
En tu libro haces una completa revisión por cada fase desde antes del embarazo hasta el posparto. ¿Qué es lo esencial que hay que seguir a rajatabla en cada trimestre?
Lo esencial es realizar ejercicio físico, que va bien para ellas, para sus embarazos, para su descanso y para el bebé. Además, de cara al parto es una gran ventaja. Aunque parezca mentira solo lo realizan un 45% de las embarazadas; si supieran todos sus beneficios no dudo que aumentaría este porcentaje.
Eres una gran defensora de los procesos de humanización del parto. ¿Crees que se ha avanzado lo suficiente en este sentido?
Yo pienso que se van dando grandes cambios, pero muy lentamente. Debemos trabajar según la evidencia científica, actuar en base a protocolos y escuchar a las mujeres. Cada vez más en medicina y en paritorio optamos por menos medicalización y más humanización, y así estamos satisfechos obstetras y mujeres.
Los obstetras os convertís en una pieza de apoyo anímico fundamental para las gestantes. ¿Cómo logras infundir fuerza cuando algo no va bien?
Para mí, es lo más complicado de mi trabajo: tener a una mujer delante de ti y saber una información que en un segundo la va a romper por dentro. Intento actuar desde la empatía y la claridad, pero es lo más duro a lo que me enfrento a diario y a lo que no me acostumbraré nunca.
Reivindicas el poder de la calma durante el embarazo, ¿qué deben desterrar las mujeres que están en este proceso para vivirlo así?
Hay tantos mitos que no sabría por cual empezar, pero lo que sí me gusta decirles es que me hagan caso a mí en la consulta y que si el bebé va creciendo bien no oigan a los demás. Se presupone que por estar embarazada se puede hablar abiertamente de nuestro cuerpo o nuestras barrigas y muchas veces esto termina afectando a las embarazadas. Como siempre digo: “Si vas a decir a una embarazada que su barriga es alta o baja, grande o pequeña, mejor callarse”.