Modelos de predicción de parto prematuro.©AdobeStock

Parto

Un parto prematuro, ¿se podría predecir de manera poco invasiva?

Un estudio recientemente publicado ha desarrollado modelos predictivos menos invasivos a los métodos tradicionales para detectar la prematuridad

La amenaza de parto prematuro se define, nos explica el Dr. Vicente Andreu Fernández, docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), “como la presencia de contracciones regulares con cambios progresivos en el cuello del útero desde la semana 22 hasta la semana 36+6 de la gestación”. Para poder diagnosticar una amenaza de parto prematuro y, por tanto, intentar predecir si se va a producir el parto en las siguientes horas o días, “se aplican ciertos mecanismos tradicionales que buscan conseguir poner algún tipo de tratamiento para evitarlo”. Entre los métodos tradicionales, nos cuenta el profesor, se encuentran algunas pruebas complementarias como son:

  • El registro cardiotocográfico.
  • La ecografía transvaginal, en la que se mide la longitud del cuello del útero.
  • También se utiliza la cuantificación de marcadores bioquímicos en el líquido cervicovaginal para detectar, principalmente, fibronectina, pero también IGFBP-1 o PAMG-1.

Además de todas estas técnicas, para intentar diagnosticar la causa de la amenaza de un parto prematuro, nos dice el doctor, “siendo éste el modo de poder realizar un tratamiento para la paciente mucho más acertado, muchas veces será necesario realizar una analítica de sangre que nos ayude a descartar posibles signos inflamatorios o, incluso, una amniocentesis diagnóstica, que descartaría la presencia de una infección en el líquido amniótico.

Sin embargo, ninguna mujer quiere o querría someterse a una amniocentesis, por lo que lo que acaban de publicar en su investigación, tanto el doctor como los miembros del equipo participante, liderado por la Dra. Teresa Cobo, del Hospital Clinic de Barcelona, arroja esperanza a todas ellas.

Los nuevos métodos de predicción, ¿qué tienen de novedoso?

Los tres métodos que nos ha explicado anteriormente el doctor son poco invasivos para la paciente, pero no dejan de ser complementarios. Mientras, la amniocentesis, “aunque es una prueba muy segura (existe un porcentaje menor al 0,7% de rotura prematura de membranas), en realidad, es un procedimiento invasivo”.

Así, los métodos que han aplicado en su investigación, “se basan en metodologías ómicas mínimamente invasivas” que:

  • Analizan la microbiota.
  • Analizan algunos metabolitos específicos.
  • Realizan una cuantificación de citoquinas vaginal, evaluando así el estado inflamatorio de la paciente, relacionado con la respuesta inmune que ésta tiene.

Todo ello es, sin duda, “un abordaje poco invasivo basado en múltiples variables biológicas que puede realizarse en un tiempo moderado con el objetivo de detectar inflamación o infección asociada a un mayor riesgo de parto prematuro en la paciente”. Dentro de este método, nos comenta, existen cuatro modelos diferentes para ponerlo en práctica, siendo el más simple “aquel que utiliza la concentración vaginal de la proteína anti-inflamatoria 6 (IL-6) y la proteína C-Reactiva en el suero materno, junto a la medición de la longitud cervical por ultrasonidos”. Este modelo es el que se podría convertir, de hecho, “en el mejor candidato para tratar de llevarlo a clínica en futuras investigaciones”.

¿Qué son las nuevas tecnologías ómicas?

Una de las preguntas que nos surge es, sin duda, qué son esas metodologías ómicas y por qué son mínimamente invasivas, la gran diferencia con los métodos tradicionales de detección de la prematuridad. Las ciencias ómicas, nos explica el doctor, “utilizan tecnologías de alto rendimiento con el objetivo de analizar de forma masiva las moléculas presentes en una muestra o matriz biológica de un individuo”. En este caso, esa muestra sería, por ejemplo, la microbiota de la mujer embarazada o el citado suero materno.

Dependiendo de las moléculas de estudio, podemos hablar de: genómica, transcriptómica, proteómica, metabolómica o metagenómica. Cada una de estas metodologías, nos explica el doctor, “es capaz de analizar múltiples genes, proteínas, metabolitos e, incluso, la composición microbiana de un individuo”. De esta forma, se obtiene un perfil específico de ese individuo, “con lo que disponemos de una gran cantidad de datos que nos permite abordar una posible intervención de forma muy personalizada”. En este caso, como nos ha explicado, se ha ido en busca de la proteína anti-inflamatoria 6 (IL-6), la proteína C-Reactiva en suero materno y una posible abundancia vaginal de bacterias del género Lactobacillus. Su mayor presencia, determinaría la posibilidad de un parto prematuro.

Una metodología aún no válida para todas

Por ahora, nos comenta el doctor, “las pruebas se están validando en gestaciones únicas”. Por tanto, en las gestaciones múltiples o con características médicas específicas, se requerirán futuros estudios para validar los resultados.

Aún así, nos dice, “estos modelos alternativos no reemplazan la amniocentesis como procedimiento de intervención para mujeres con alto riesgo de parto prematuro o infección intraamniótica, sino que lo complementan para ayudar al médico especialista en la toma de decisiones más acertadas respecto al pronóstico y a la hora de decidir su posible intervención”. Sobre todo, en aquellas mujeres que presenten signos clínicos de infección intraamniótica o corioamnionitis (con fiebre, signos analíticos de inflamación o infección en la sangre de la madre), “lo más recomendable por el momento sería realizar directamente la amniocentesis para diagnosticar y tratar esa infección”. Estos nuevos modelos predictivos, aún no se podrán instaurar en consulta (se acaba de terminar la fase de investigación y desarrollo), pero su coste no es elevado, con lo que podría ser extensible a la práctica clínica.

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