Padre cariñoso con su bebé©AdobeStock

Paternidad

Así cambia el cerebro del hombre cuando va a ser padre

Una nueva investigación ha puesto de manifiesto que, al igual que sucede con las madres, en los hombres que se acercan a la paternidad, hay cambios cerebrales muy destacados. ¿Cuál es su función y en qué consisten?

Tener un hijo es toda una revolución vital. Impacta en todos los órdenes de la vida. Un bebé pone el día a día patas arriba y los cambios en lo cotidiano son muy notables. Pero no solo impacta en cosas visibles. Las investigaciones han corroborado cómo la naturaleza ayuda a esa dedicación extrema que necesita un recién nacido en sus primeros meses en el mundo. Así, se sabe que en la madre se producen algunas modificaciones cerebrales que facilitan el cuidado y la atención y el ‘enamoramiento’ hacia ese bebé.

Ahora se ha sabido también que los padres experimentan cambios estructurales en este sentido, gracias a un trabajo desarrollado por el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañon, de Madrid (IiSGM). El estudio, en el que ha colaborado un instituto de investigación de California (Estados Unidos), se ha llevado a cabo con 20 hombres antes y después del nacimiento de su primer hijo. Para corroborar los datos obtenidos se contó igualmente con un grupo control de 17 hombres que no habían sido padres.

Los cambios en la madre

En la mujer embarazada ya se observan una serie de transformaciones que la preparan para el cuidado casi en exclusiva de su bebé. Estos cambios cerebrales se concretan en una pérdida de volumen y de materia gris, que no tiene un matiz negativo. Son solo una adaptación para que pueda centrarse en su hijo. Así, se trata de cambios que están mediados por las hormonas del embarazo y que se pueden encontrar y constatar en los dos primeros años posparto.

Estas alteraciones estructurales permiten que el cerebro se centre en los cuidados; es decir, son una ventaja en este momento vital en que el bebé es totalmente dependiente e indefenso y necesita los cuidados de su madre las 24 horas del día. Podría decirse que es el mismo mecanismo hormonal que hace que tras el parto se segregren hormonas como la oxitocina, que une a la madre con su bebé.

Las modificaciones en el hombre

Pero si bien esas transformaciones en la mujer que va a ser madre parten de cambios propios, en el hombre que se convertirá en padre no es así. No alberga al niño en su interior y su organismo, en principio, no tendría por qué variar.

Esto es lo que se pensaba hasta ahora, pero la investigación del citado hospital madrileño ha concluido que en ellos hay cambios similares. En concreto, hay una reducción del volumen cortical y subcortical del cerebro en hombres que se enfrentan a la paternidad.

Los investigadores han logrado medir el volumen y el grosor de la corteza cerebral de un grupo de varones mientran observaban imágenes de sus hijos. Ha sido la forma de constatar que hay un cambio muy significativo que no se produce cuando miran fotografías de niños con los que no tienen ningún parentesco.

Estos hallazgos subrayan el hecho de que la paternidad altera la neuroplasticidad en un sentido positivo, también en hombres, al igual que ya se sabía que sucede con las mujeres que van a ser o que son madres.

“La evidencia emergente apunta a la transición a la paternidad como una ventana crítica para la plasticidad neuronal adulta. Estudiar a los padres ofrece una oportunidad única para explorar cómo la experiencia de crianza puede moldear el cerebro humano cuando el embarazo no se experimenta directamente”, comenta el estudio.

Otras manifestaciones en los padres

Aunque la literatura médica que habla de los profundos cambios de la maternidad es muy extensa, cada vez se incoporan más trabajos que recogen los cambios que viven los varones cuando un hijo llega a sus vidas.

El síndrome de la covada es uno de ellos. Así, durante la gestación, algunos hombres experimentan síntomas parecidos a los de una mujer embarazada, como náuseas o mareos y un particular estado emocional, con cambios de humor frecuentes. También pueden coger peso a lo largo de esos nueve meses. Es como si también ellos estuvieran ‘embarazados’.

Igualmente se habla con más insistencia en los últimos tiempos de la ‘depresión posparto’ que sufren algunos varones. Aunque en la mujer hay una serie de condicionantes biológicos y en relación a la crianza que la pueden facilitar, determinados hombres también experimentan un estado de abatimiento, no mediado por las hormonas, tras el nacimiento de su bebé.

 


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