Atentos a estos síntomas, os dirán si vuestro hijo tiene alguna afección visual©AdobeStock

Salud

Atención a estos síntomas, te dirán si tu hijo tiene alguna afección visual

Puede ser miopía, hipermetropía o astigmatismo. Dolencias difíciles de advertir en edad infantil, pero hay síntomas que sí nos dan algunas pistas, ¿quieres saber cuáles?

La rutina escolar de los niños puede producir molestias oculares. El aumento de las tareas académicas respecto al verano, el retorno de las actividades extraescolares y, seguramente, muchas más horas delante de las pantallas son algunos de los aspectos que pueden contribuir al aumento de las afecciones oculares en los más pequeños. Un momento sensible, nos explica la Dra. Lucía Fernández-Vega, de la Unidad de Oftalmología Pediátrica del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, “porque entre el nacimiento de un niño y su llegada a la madurez, viven una transición que va desde la escasa agudeza visual hasta el desarrollo de la visión binocular y de la percepción de la profundidad”. Una razón, nos dice, “de peso” para que los padres, pero también los profesores, estén pendientes de los problemas oculares que puedan aparecer. Porque, nos comenta, “los niños no se quejan de ellos”. Entonces, ¿cómo podemos darnos cuenta? Tanto ella como la Dra. Belén Sánchez Canal nos lo explican.

Síntomas a los que debemos prestar atención

Sin un diagnóstico por experto, estas afecciones son difíciles de detectar, sobre todo, a una edad pediátrica, puesto que los niños no se quejan o, si lo hacen, no solemos pensar que puede derivarse de un problema en la vista. Sin embargo, nos indican las expertas, hay una serie de síntomas que pueden hacernos saltar todas las alarmas:

  • Aparición de dolor de cabeza frecuente.
  • Hipersensibilidad a la luz, que podemos verlo, por ejemplo, cuando ven la televisión.
  • Frotarse mucho los ojos a lo largo del día o guiñarlos de forma continuada, puesto que el parpadeo en exceso puede denotar episodios relacionados con defectos de refracción o con problemas de corrección óptica.

Todos estos síntomas “pueden estar diciéndonos que existen una de las tres patologías visuales más comunes en la infancia”, nos detallan las expertas: miopía, hipermetropía o astigmatismo.

Afecciones visuales más comunes y sus particularidades

Para intentar ser un poco más concretos y guiarnos mejor en la detección de las afecciones oculares que hemos visto como las más comunes, las expertas nos detallan para cada una, los síntomas más comunes que aparecen a una edad temprana:

Miopía

La miopía produce una visión borrosa y poco nítida de todo lo que se encuentra a una distancia lejana. Se detecta, entre otros síntomas, por una fatiga visual, sobre todo, al final del día, confusión entre palabras y renglones (por ejemplo, cuando están realizando tareas en la pizarra del colegio) y dificultad para seguir todo lo que se ha escrito a cierta distancia o incapacidad para reaccionar ante expresiones faciales de rostros lejanos, puesto que no lo distinguen.

Hipermetropía

Se trata de un error de refracción frecuente en la infancia que genera que las personas que lo sufren no vean con claridad lo que se encuentra más cerca, al contrario que en el caso anterior, con lo que tendrán la misma sintomatología pero con los objetos que están demasiado cerca para ellos.

Astigmatismo

En este caso, “hablamos de un origen en la ascendencia genética”, nos explican las expertas, ya que, con frecuencia, “se presenta en niños cuyos padres sufren la misma afección”. Entre sus efectos se encuentra la visión deformada de los objetos a corta o larga distancia, produciendo confusión a la hora de identificar letras, objetos, etc.

Como el astigmatismo, hay ciertas patologías que son hereditarias y que se deben a anomalías cromosómicas, pero en estos casos debemos estar alerta desde el inicio, aunque dependerá del tejido ocular afectado. Entre las más comunes, nos enumeran, están: “las distrofias retinianas, las cataratas congénitas, las malformaciones del segmento anterior, el glaucoma congénito, el albinismo, el estrabismo o el daltonismo”. Para todas ellas, son fundamentales las revisiones oculares.

¿Cuándo es recomendable hacer la primera revisión de la vista?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que “los ojos de los niños son más sensibles que los de un adulto”, nos explican, por lo que hemos comentado, “se encuentran en una etapa de desarrollo”. De hecho, muchas enfermedades de la vista salen a la luz durante la edad pediátrica por este motivo. De ahí que sea importante “la exploración que se realiza a los bebés cuando nacen, que incluye una evaluación ocular completa para descartar esas patologías congénitas de las que hemos hablado”. Sin embargo, esta no es suficiente.

Para una detección temprana, “recomendamos llevar al niño a la primera revisión completa de la vista en el momento en el que cumple tres años” y, a partir de ahí, acudir a las revisiones periódicas (se recomiendan que sean anuales), sobre todo, cuando el pecho da indicios de dolencias oculares. Si antes de esta edad, nos dicen, “los padres notan que el niño tiene síntomas de problemas visuales, deberían ir lo más rápido posible”.

Qué podemos hacer para evitar afecciones visuales a una edad temprana

Por último, las expertas nos aseguran que, desde casa, los padres podemos intentar prevenir la aparición de patologías oculares como las que hemos citado, evitando que dañen la vista de los más pequeños. Entre las prácticas saludables para los ojos de los más pequeños, nos detallan:

  • Favorecer una correcta iluminación en su entorno.
  • Controlar la exposición frente a las pantallas electrónicas.
  • Hacerles descansar la vista cada cierto tiempo.
  • Cuidar, por supuesto, la alimentación.
  • Fomentar la exposición de la luz, sin mirar directamente al sol, sobre todo en aquellos casos en los que queramos prevenir una miopía, “ya que la luz nos genera dopamina, un neurotransmisor que ayuda a bloquear el alargamiento del globo ocular, una de las causas principales de la miopía en la infancia y adolescencia”.
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