La deficiencia de hierro se agrava dando lugar a la anemia©AdobeStock

Salud

Así afecta la falta de hierro a los niños, el déficit nutricional más frecuente

La ferropenia o hierro bajo es la causa más común de anemia. ¿Cuáles son los síntomas que desarrollan como consecuencia los más pequeños? ¿Qué alimentos podemos ofrecer? ¿Requiere tratamiento? Una experta en nutrición resuelve nuestras dudas:

Uno de los déficits nutricionales más frecuentes es el de hierro o ferropenia. Pero, ¿cómo afecta a los más pequeños?

El hierro es un mineral que cumple muchas funciones en el organismo. Lo necesitamos para producir hemoglobina y mioglobina, proteínas que forman los glóbulos rojos y los músculos”, nos introduce Lucía Villalba, nutricionista en la clínica que lleva su nombre en Madrid (@luciavillalba_nutricion).

Según la experta, el hierro ayuda a almacenar y transportar el oxígeno por las distintas partes del cuerpo, además de formar parte de proteínas y enzimas, responsables de numerosos procesos en el cuerpo.

La deficiencia de hierro que se agrava o se mantiene en el tiempo genera la anemia, una disminución de la concentración de hemoglobina en sangre por debajo de los niveles que se consideran normales. Es entonces cuando se produce lo que se denomina ‘ferropenia’.



Los niños de 2 años tiene más riesgo de sufrir ferropenia

Partimos de la base de que nacemos con unos depósitos de hierro que se acumulan, sobre todo, durante el tercer trimestre de embarazo, y que van disminuyendo durante los primeros 6 meses de vida. Además, la leche materna no contiene dicha sustancia y por eso es tan importante empezar pronto con alimentos complementarios.

“El riesgo de ferropenia en niños de 2 años es relativamente común ya que es el momento en que los niños deberían adquirir una alimentación complementaria y equilibrada, para obtener hierro a través de otros alimentos. El problema está en que hay niños que no ingieren de manera correcta el hierro suficiente y en esos casos hay que analizar la causa”, sugiere Lucía Villalba. Además, durante esta etapa los requerimientos de hierro son máximos debido a su crecimiento.

Síntomas de la anemia en niños

El resultado, según indica, genera una piel pálida, falta de apetito u otros problemas como infecciones, fatiga, respiración agitada o no constante, otros pueden no ganar peso, se sienten irritables, tienen mareos, alteraciones en el desarrollo psicomotor...


Deficiencia de hierro en niños, un problema muy común©AdobeStock

Alimentos ricos en hierro

¿Qué alimentos son ricos en hierro y cómo podemos ofrecerlos para su rápida absorción?

“Lo encontramos en los alimentos de origen animal, como la carne, huevos, pollos, pescados, mariscos... Aunque es cierto que hay algunos que no se pueden ofrecer a niños tan pequeños”, puntualiza la nutricista.

Nos recuerda que también lo encontramos en productos de origen vegetal, como legumbres o semillas y demás. “además, nutrientes como la vitamina c ayudan a la absorción del hierro, favoreciendo a los alimentos ricos en hierro de origen vegetal, ya que de por sí no se absorben tan bien”.

Alimentos que interfieren

El exceso de calcio puede suponer un problema: “Los niños que toman mucha leche y no consumen demasiados alimentos de origen animal suelen tener estos problemas de anemia, de ahí que sea muy frecuente en los pequeños de 2 años”.

Por otro lado, la experta matiza que otros alimentos que interfieren son los taninos y oxalatos (los de verduras de hoja verde). “También ocurre con el café, té y alcohol, pero no los incluimos en estas fases del crecimiento, evidentemente”.

El tratamiento

¿Requiere tratamiento? ¿Debemos aportar un suplemento ante esta carencia? “Ante un déficit de hierro hay que actuar, requiere un tratamiento”, expone la experta.

Lo primero que debemos hacer, advierte, es valorar los niveles de hierro del niño y establecer cuál es su alimentación para detectar o descartar posibles problemas.

“Si hiciera falta, por tener alguna mala absorción o enfermedad como la celiaquía, habría que valorar la complementación de hierro; pero sólo se puede llevar a cabo cuando lo prescriba un pediatra”, concluye Lucía Villalba.


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