Gisela ha vivido un auténtico calvario. Así lo explica ella misma en una entrevista en exclusiva en ¡HOLA! este miércoles en la que anuncia que está embarazada. Está ilusionada, pero aún es cauta; no se atreve a mirar ropa para el bebé ni ha pensado aún en el nombre. El motivo es que este es su tercer embarazo, el primero que va evolucionando bien; los otros dos terminaron en aborto espontáneo. “Ha sido un proceso muy largo, muy duro, muy difícil emocionalmente, sobre todo”, confiesa en la revista.

Como ella, muchas mujeres lo pasan verdaderamente mal tras una pérdida gestacional, algo que viven habitualmente en solitario porque sigue siendo un tema tabú. La muerte es un tema que suele resultar muy incómodo y hay muchas frases hechas en torno a ella. Cuando se cuenta la noticia de un aborto está implícito que ha ocurrido una muerte, un tema que remueve muchas emociones en el ser humano.

Ante esta situación, muchas mujeres no encuentran ese espacio necesario para expresarse libremente y transitar el dolor. Por eso, en la mayoría de los casos se suele necesitar apoyo y recursos para gestionar las emociones que han nacido a raíz de esta situación. Hablamos con Mónica Jiménez López de Castro, psicóloga clínica especializada en psicología perinatal, para dar con las claves sobre cómo afrontar este tipo de duelo y aceptar la pérdida.

La experta, que experimentó esta pérdida, reconoce que cuando se está en pleno duelo parece imposible que vaya a llegar el día en el que se viva lo ocurrido de otra forma. Para ello, Mónica Jiménez López de Castro valora la importancia de poner el foco en los siguientes aspectos:

1. Narrar el trauma y procesar lo ocurrido

Se trata de revivir los momentos más traumáticos del día del aborto. Cuando algo de tal magnitud sucede de repente y no se espera, lo normal es pasar por una fase de shock, de desrealización o despersonalización. “Es posible que revivas el evento y haya partes que no recuerdes bien, como lo que te dijeron los médicos o lo que dijiste tú. También habrá gestos, miradas y palabras que se te habrán quedado grabadas a fuego”, enuncia la psicóloga. Por eso, asegura que narrar y expresar el trauma ayuda a procesarlo.

La experta recalca que encontrar a la persona adecuada es importante. “Busca alguien que te vaya a proporcionar una escucha de calidad, que tenga empatía y pueda sostenerte en tu narración si rompes a llorar o te bloqueas. Pide lo que necesitas al contar lo que sucedió y contacta con un profesional si no encuentras el apoyo que necesitas”, concluye.

2. Aceptar y expresar las emociones que sentimos

Para llegar a la aceptación de la pérdida es importante saber que en el duelo irás sintiendo diferentes emociones. Todas las emociones que sentimos sirven para algo, puesto que nos dan información de lo que necesitamos en ese momento concreto y nos guían para que actuemos.

Es posible que surja enfado hacia la vida con una sensación de injusticia, a veces, incluso, hacia ti misma o hacia tu cuerpo (lo cual puede producir culpa).

También es común sentir tristeza con muchos matices: puedes sentir tristeza por no tener tu barriga y síntomas de embarazada, por haber perdido a un hijo o por ver a tu pareja triste.

Además, de cara a una nueva búsqueda de embarazo, puede surgir miedo a que vuelva a pasar. Por otro lado, si el aborto ha sido muy traumático se podrían desarrollar síntomas de estrés post-traumático. Por ello si notas que tus emociones te imposibilitan tu día a día, la experta recomienda acudir a un terapeuta.

3. Tener compasión por una misma

Si se tiene mucha autocrítica y poca voz interior amable será más difícil atravesar este momento, ya que se necesita sacar una parte de una misma que consuele, sea cariñosa consigo misma, diga palabras amorosas, acompañe a la tristeza y frene la culpa.

Sin embargo, esta voz a veces apenas existe en nosotros porque depende mucho de la educación que hayamos tenido. Y explica que, para nuestro bienestar y salud mental, es necesario que cultivemos esa voz amable. Si notamos que nos cuesta, propone iniciar un proceso terapéutico, pues es ahí donde se puede empezar a cultivar esta voz.

4. Conectar con otras emociones

Al estar en duelo en el día a día pueden dominar emociones como la ansiedad, tristeza o enfado. Por ello es bueno que también haya espacio para otras emociones como la alegría y el amor. “Tu vida está ocurriendo ahora, y el día de hoy puede producirte emociones agradables que tal vez no esperas. ¿Cómo hacerlo? Haz listas y proponte retomar aquellas pequeñas cosas que antes disfrutabas”, detalla.

5. Reactivar la vida de pareja

Es importante recordar que le has elegido a él/ella para ser una familia, recordar por qué empezasteis a buscar un hijo. Es común que, en un duelo, la pareja se descuide. “Cada uno está pasando por su propio duelo y a veces es difícil retomar la vida en pareja. Por ejemplo, es frecuente que el tema de la relaciones sexuales se vea afectado y hay veces que uno de los dos se siente más preparado que el otro para retomarlas”, explica.

6. Buscar una comunidad

No estás sola. No te imaginas la cantidad de mujeres que están pasando ahora mismo por una pérdida gestacional. Hablar con mujeres que han pasado lo mismo que tú ayudará a que te sientas más acompañada. Puedes buscar apoyo en redes sociales o en grupos de mujeres que ofrecen algunos centros.

7. Conecta con tu espiritualidad

No tiene por qué estar sujeta a una religión o creencia concreta. Para muchas mujeres es un tema muy importante y para otras es un asunto que no se llegan a plantear. Como ocurre con cualquier duelo, puede que te plantees las siguientes preguntas: ¿En qué momento el alma existe? ¿Desde cuándo somos personas? ¿A dónde vamos cuando morimos?

Como conclusión, la psicóloga recuerda que es importante que sepamos que una pérdida nunca se olvida: “Tu mente no elimina el recuerdo, lo procesa y llegarás a aceptar la pérdida. Cuando lo recuerdes podrás sentir algo de tristeza pues fue algo triste que pasó, pero debería desaparecer ese sufrimiento característico del principio. Si después de varios años sigue existiendo sufrimiento es un duelo complicado, un duelo que necesita trabajo terapéutico para poder llegar a la aceptación”.