Bebé con fisioterapeuta©AdobeStock

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Estas son las señales de alarma de una tortícolis congénita en un bebé

Tu bebé no puede girar el cuello con soltura, la lactancia materna no va bien, comienzas a sospechar de posibles signos de plagiocefalia... probablemente tu bebé tenga una tortícolis congénita. Descubre cómo devolver la movilidad al cuello del pequeño.

Cuando los papás detectan en su bebé, desde los primeros días hacia los dos meses de vida, que presenta cierta dificultad para mover el cuello y que su cabeza parece estar inclinada hacia un lado, probablemente estén frente a un caso de tortícolis congénita. Según nos cuenta la Fisioterapeuta Pediátrica, experta en Atención Temprana y Desarrollo Infantil, Lara Andreu (@larafisioinfantil): “La tortícolis congénita implica limitación de la movilidad articular cervical asociado principalmente a una contractura del músculo esternocleidomastoideo (ECOM) en el recién nacido, desviando a nivel postural la cabeza del bebé en inclinación (oreja se acerca al hombro) y rotación contraria”.


Toma nota de cuáles son los signos de alarma

Normalmente, los casos de tortícolis congénita no revisten mayor gravedad, pero sí pueden causar problemas de otra índole como, por ejemplo, en la lactancia. Por ejemplo, a la hora de dar el pecho el bebé se siente incómodo y por eso, puede que el agarre no lo haga bien y no esté haciendo unas tomas de calidad. También pueden sentirse incómodos cuando giran su cabeza para mirar a su alrededor. Y es que un bebé durante los primeros meses recibe mucha información del mundo exterior, que todavía no conoce, y todo le llama la atención, ¡quiere curiosearlo!

La experta nos habla de estas y otras situaciones que nos harán saltar las alarmas para detectar una tortícolis congénita y poder intervenir de forma precoz, para que el bebé pueda comenzar un tratamiento de fisioterapia a tiempo para su correcto crecimiento y desarrollo:

  • Palpación de un nódulo fibroso, como del tamaño de una oliva, en el músculo del cuello del bebé.
  • Asimetría craneal: ya que, la tortícolis mantiene en un posicionamiento especifico el cuello del bebé, haciendo que la cabeza tenga mayor contacto en uno de sus puntos, de forma que el contacto y la presión generaría lo que conocemos como plagiocefalia y/o braquicefalia.
  • Dificultad por parte del bebé para girar y buscar los estímulos que ofrecemos en uno de los lados.
  • Dificultad para mamar en uno de los pechos, y parece claramente una preferencia por uno de ellos.
  • Limitación y/o asimetría en la adquisición de los ítems del desarrollo. (Por ejemplo: alcance del volteo únicamente por un lateral).
Fisioterapeuta manipulando cabeza de bebé©AdobeStock


Cuál es el origen por el que se forma esta patología

Pueden ser varias las causas por las que aparece la tortícolis en un bebé, y para poder preverla se debería averiguar cuáles son los factores causales directos. Sin embargo: “La realidad es que no existe una causa directa, sino que hay hipótesis relacionadas con su etiología”, nos explica la experta. “El síndrome compartimental prenatal, es decir, el posicionamiento intrauterino encajado prolongado, ha sido uno de los factores más asociados a la tortícolis pero no el único. Evidentemente el acortamiento muscular y/o nódulo contráctil en el músculo ECOM es la consecuencia de varias hipótesis causales como un parto traumático, el uso de fórceps, parto de nalgas… esto genera tortícolis, pero también existe un componente articular que está influyendo en la limitación del movimiento”, detalla.

Se recomienda hacer una evaluación a nivel muscular y articular por parte del fisioterapeuta pediátrico para comprobar cómo es el estado del cuello del bebé después del parto, sobre todo aconsejado para aquellos que hayan tenido un parto instrumentalizado, traumático… ya que, tal y como nos asegura la experta: “Hay una correlación directa entre un pronóstico favorable de recuperación y la detección precoz de los síntomas”.


¿Qué hacer si mi bebé la padece?

Como hemos comentado, es muy importante detectar de forma precoz el problema para poder intervenir en su recuperación lo antes posible. Preguntamos a la especialista cuál es el tratamiento que se suele hacer en fisioterapia para los casos de tortícolis congénita: “Requiere de tratamiento con fisioterapia infantil pero también de educación y comprensión de la situación para la familia, ya que, cuando la familia entiende la limitación, resulta muy fácil integrar las acciones cotidianas para facilitar el movimiento correcto del bebé”.

¿Cómo son las sesiones de fisioterapia para corregir este problema? “Nos basamos principalmente en recuperar el rango de movilidad cervical del bebé, mejorar el desarrollo y la simetría en sus movimientos, adaptar el entorno para que la estimulación sea la adecuada y en aportar información y pautas de acompañamiento a la familia. En los casos más extremos y poco frecuentes, el tratamiento conlleva cirugía para corregir el músculo acortado”, nos explica.

Seguro que muchos padres que sufren este problema en casa se preguntan lo mismo, ¿cuándo se recuperará mi bebé? Una cuestión a la que la fisioterapeuta es clara en su respuesta: “La duración de la intervención no la podemos generalizar, variará según la gravedad de la lesión y lo estructurada que esté. Por ello, siempre aconsejamos iniciar la intervención lo antes posible, ya que aumenta las posibilidades de éxito muchísimo. Otra variable que influye es la implicación y la estimulación que realiza la familia en casa con las pautas que podemos ofrecer para acompañar su recuperación. Y por supuesto, también variará si estamos ante una lesión aislada o si la torticolis acompaña a otra patología neurológica y/o músculo-esquelética”.

Además del tratamiento de fisioterapia mediante distintos ejercicios y técnicas, existen una serie de hábitos posturales para hacer en casa, que son cruciales para la recuperación del pequeño, y que debemos interiorizar en nuestra rutina familiar. Por ejemplo, una de las posturas más importantes es aquella en la que colocamos al niño a la hora de dormir. Se recomienda que sea boca arriba, con la cabeza un poquito ladeada para que el bebé se esfuerce en estirar el lado problemático. Mostrarle dibujos, juguetes, música, hablarle… será otra forma de estimular al pequeño para que practique varias veces al día y, así, obligarle a que gire y haga movimientos con el cuello y la cabeza.

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