Amanda Sampedro no se ha visto nunca sin un balón entre los pies. Comenzó jugando en el equipo del colegio, pero también con los amigos del barrio en su tiempo libre. De ahí, ha llegado a ser la capitana del Club Atlético de Madrid, con quien ya ha ganado 3 Ligas, 1 Copa de la Reina y 1 Supercopa, además de ser internacional y campeona de Europa con la Selección Sub-17 y con la Selección Sub-19. Un referente femenino, no solo para el fútbol español, sino para el panorama deportivo actual, que ha sido descrito como “muy creativa, con una gran técnica individual y que sabe distribuir muy bien el juego”. Busca al contrario, de la misma forma que ha buscado llegar lejos en un deporte que, desde siempre, ha sido patrimonio de ellos. Pero cada vez menos.

Hemos querido hablar con ella, de su firme apuesta por el empoderamiento femenino en el deporte y la determinación absoluta por romper ese techo de cristal desde que somos pequeñas. Para ello, además, acaba de publicar un libro infantil, Campeona (Ediciones Martínez Roca), en el que comparte su lema: “esfuerzo, trabajo y sacrificio”. En su entrevista verás como no hablamos de niñas, sino de niñas y niños, porque la clave está en no ponerle género al deporte.

Amanda, tú también empezaste a jugar al fútbol durante el recreo del colegio, como la protagonista de tu libro, ¿verdad?

Sí, jugaba todo el tiempo. No solo en el recreo, también al llegar a casa. Bajaba con los vecinos a una plataforma que teníamos cerca y en el pasillo con mi padre cuando subía después.

En estos partidos entre niños, ¿notabas o te hacían notar que eras una niña?

En el terreno de juego, no. He tenido suerte de no vivir grandes desigualdades. Pero desde la grada sí que he escuchado más de una vez ciertos comentarios que alimentaban esas desigualdades entre niños y niñas, del tipo “pero no dejes que se te vaya, ¡si es una niña!”. Sí que es cierto que la mujer, por lo general, ha tenido que hacer un esfuerzo extra siempre, da igual el deporte. Si ponemos ejemplo, podemos hablar de Carolina Marín, Mireia Belmonte o Sandra Sánchez. Todas ellas han tenido que ganar una medalla de oro para darnos cuenta del valor de su esfuerzo continuado.

¿Crees entonces que el deporte nos ayuda a reforzar esos valores de superación, esfuerzo y trabajo constante como niñas?

En general, creo que el deporte ayuda muchísimo a trabajar ciertos valores, como el compañerismo y el esfuerzo por lograr los objetivos que te pones. Nos encamina, en gran medida tanto a los niños como a las niñas, para el día de mañana. Y no necesitamos ser deportistas de élite para tener estos valores muy presentes en el futuro, ser mejores personas y profesionales.

¿Hace lo mismo con la igualdad, no solo en el deporte?

El deporte y la igualdad, afortunadamente, van cada vez más unidos. De hecho, yo lo definiría más bien como una tendencia hacia la visión de que el deporte no tiene género. Para mí, los deportes en general no lo tienen y aquello que a ti te haga feliz, que te guste hacer y aquello en lo que tengas talento es lo que tienes que luchar.

¿Tú has notado cambios en este sentido desde que empezaste?

Está claro que a lo largo de los años hay que superar diferentes barreras y, lógicamente, yo misma he tenido que realizar algunos cambios desde que comencé mi carrera. Por ejemplo, empecé bien pequeña a jugar al fútbol y recuerdo que, cuando ascendí al primer equipo, teníamos que entrenar a las 20h porque el resto de mis compañeras no salían de trabajar hasta las 19h. Eso, hoy en día, ya no ocurre. La gran mayoría de las jugadoras profesionales pueden vivir de su deporte, quitando algunos equipos que no pueden llegar a ofrecer un salario que a las futbolistas les permita sentirse cómodas y deben complementar sus ingresos con otras actividades.

¿Cómo es ser un referente para las niñas en el deporte?

Para mí, ser un referente es algo emocionante e ilusionante, porque te hace sentir que tienes que ser un ejemplo tanto fuera como dentro del campo. Yo soy mucho de niños y niñas, me hace mucha ilusión cuando se acercan a pedirme una fotografía o un autógrafo. Eso, de verdad, me alegra el día. Además, en mi infancia, no tuve la suerte de tener referentes femeninos que jugaran al fútbol. Conseguirlo era muy difícil. Pero, hoy en día, es bueno que tanto hombres como mujeres sean un referente dentro del deporte.

Tú eres futbolista, quizás tienes una mayor visibilidad por tu deporte, pero ¿qué ocurre con los deportes minoritarios, todo esto que has conseguido es más complicado?

Yo creo que sí, que en los deportes minoritarios es más complicado. Siempre lo digo, debemos dejar de compararnos con el fútbol masculino, ya que ellos generan muchísimos más ingresos que nosotras y, por tanto, sus salarios son más altos. Lo que debemos aprovechar es que practicamos un deporte que gusta a mucha gente, con gran visibilidad mediática, en favor de aquellos deportes que son más sacrificados.

Los padres pueden apoyar a su hija en cualquier deporte, pero ¿qué hay de las instituciones y de los centros educativos, están trabajando bien?

Cada vez son más las instituciones y centros educativos que se suman, que buscan hacer ver que el deporte no tiene género y que cualquier niño o niña a la que le apetezca y quiera, pueda practicarlo. De hecho, yo sigo creyendo que el fútbol femenino empezó a crecer cuando Iberdrola decidió apostar por él, patrocinar e invertir en nuestra Liga. Es básico que grandes instituciones, así como la televisión, apuesten por el fútbol o cualquier deporte femenino para seguir creciendo.