Las piedras preciosas han sido veneradas a lo largo de la historia como símbolos de poder, belleza y protección, y diversas culturas les han otorgado significados espirituales, curativos e incluso emocionales. En este contexto, la joyería nupcial juega un papel esencial. Según Giovanna de Peverelli, joyera de la firma Suárez, "las joyas, y en particular las de compromiso, no solo representan un valor material, sino también un hito trascendental en la vida de una pareja. La elección de una gema va más allá de su belleza estética; es un símbolo de compromiso y una historia que se transmite con el tiempo".
Gemma Grau, quien dirige la joyería familiar junto a su hermano Ricard, complementa: "Una joya de compromiso se convierte en un amuleto, un símbolo de unión y una pieza que refleja la historia personal de quien la porta. Las novias buscan gemas que encarnen sus valores y que las acompañen a lo largo de su vida, convirtiéndose en una extensión de su esencia. Es ese valor emocional el que transforma una joya bonita en una joya verdaderamente inolvidable".
El diamante, símbolo de eternidad y resistencia
El diamante sigue siendo la piedra preferida por la mayoría de las novias para su anillo de compromiso. Una elección que se debe, principalmente, a tres motivos. El primero, y en el que coinciden todos los expertos consultados para este artículo, es el brillo. "Gracias a su alto índice de refracción, el diamante tiene un brillo y fuego únicos, lo que lo hace altamente atractivo visualmente. Además, su resistencia a rayaduras —es el material natural más duro en la escala de Mohs— lo hace ideal para un uso diario sin perder su esplendor", nos explica Blanca López, fundadora de la firma Blanca Jewels.
El segundo es su herencia histórica. Desde finales del siglo XIX, y gracias al famoso eslogan A Diamond is Forever que hizo famoso De Beers, se popularizó la idea de que el diamante debía estar presente en el anillo de compromiso. "Es la piedra reina de las piedras y la gran mayoría de parejas quiere que su anillo de pedida tenga como protagonista el diamante o al menos esté presente, por ejemplo, a modo de orla o roseta alrededor de una piedra de color", apunta Marisa Hernández, Fundadora & Directora Creativa eme jewels.
Por último están su exclusividad y simbolismo. "El diamante representa la eternidad, la pureza y la resistencia. Su nombre proviene del griego adamas, que significa invencible o indestructible, lo que lo convierte en un símbolo perfecto del amor eterno y la solidez de una relación", añade Blanca.
Pero esta no es la única piedra que forma parte de los anillos de compromiso y otras piezas propias de las novias. Hay otras opciones igualmente deseables y especiales cuya demanda ha ido variando a lo largo de los años, convirtiéndose en opciones deseables por las prometidas. Además, tal como nos explica la fundadora de Blanca Jewels, cada una tiene un significado especial:
Zafiro: serenidad y profundidad
"Especialmente en su tonalidad azul profundo, representa lealtad, confianza y sabiduría. Su color se asocia con la serenidad y la profundidad de los sentimientos, convirtiéndolo en una opción ideal para quienes buscan un símbolo de compromiso basado en la estabilidad y la verdad. A lo largo de la historia, la realeza ha utilizado el zafiro en sus joyas, lo que refuerza su vínculo con la nobleza y la elegancia".
Esmeralda: renovación y crecimiento
"Con su vibrante color verde, es símbolo de renovación, crecimiento y esperanza. Representa el amor que se fortalece con el tiempo y la conexión emocional entre dos almas. Su tonalidad está asociada con la naturaleza y la frescura, lo que la convierte en una piedra perfecta para parejas que valoran la profundidad sentimental y la evolución de su relación. En la antigüedad, se creía que la esmeralda tenía el poder de revelar la verdad y fortalecer los lazos de confianza".
Rubí: pasión y deseo
"Su intenso color rojo la convierte en la piedra de la pasión, el deseo y la energía vital. Representa un amor ardiente y lleno de intensidad, siendo elegido por parejas que buscan una relación vibrante y emocionalmente intensa. En muchas culturas, el rubí ha sido considerado un talismán de protección para el matrimonio, asegurando felicidad y prosperidad en la unión".
A estas se suman otras opciones que quizá no son tan conocidas, pero son igualmente especiales. Sobre ellas nos habla Marisa Hernández:
Morganita: amor
"Tiene un tono achampanado que me encanta, es un rosa más potente y brillante que el cuarzo rosa y mucho más tenue que una turmalina o un rubí, por ejemplo. No es muy común y se la relaciona con el amor, por lo que la boda es un momento fantástico para lucirla".
Tanzanita: corazón y pureza
"Suele tener un tono entre azul y violeta que es único. Además, en este caso la novia ya llevaría su 'algo azul', en forma de joya". Y representa el corazón, la inteligencia, la intuición y la pureza.
Cuarzo citrino: alegría y prosperidad
"Es la piedra de la alegría y la prosperidad, con lo cual, llevarla en los pendientes de boda, por ejemplo, es una declaración de intenciones en toda regla".
Topacio blanco: protección
"Aunque a veces pase desapercibida, es probablemente la piedra a la que se le asocia mayor poder espiritual, principalmente purificador y protector. Y para quienes no creen demasiado en estos temas, pero sí quieren tener joyas de calidad en su boda, tanto el cuarzo blanco como el topacio blanco son maravillosas alternativas al diamante, ya que nos permiten tener a un precio mucho más asequible y joyas con piedras naturales y blancas que aportan mucha luz".
Las gemas que conquistan a las novias más jóvenes
Diamantes, zafiros, esmeraldas, rubíes... A la lista de piedras que ya han nombrado los expertos, se suman cada vez más opciones. En un momento en el que todo lo relacionado con la boda se personaliza y se busca la diferenciación hasta el extremo, cada vez hay más variedad en las elecciones. Pese a ello, Gemma Grau nos cuenta que las prometidas más jóvenes eligen con más frecuencia "zafiros azules o en tonos alternativos (rosa, verde y amarillo) o la aguamarina por su tono pastel y transparencia. Otras gemas, como la espinela, la morganita y la turmalina, han ganado adeptas por su tonalidad romántica y suave". Marisa también nos habla del diamante negro. "Creo que hay una ligera tendencia, puesto que últimamente nos han pedido crear varios anillos de compromiso con esta gema y siempre el argumento es buscar algo diferente y rompedor, pero que al mismo tiempo lleve el sello de diamante”.
Otra alternativa interesante, de la que nos habla Blanca, es el uso de los diamantes de laboratorio. "Es un diamante real creado en un entorno controlado utilizando alta tecnología que reproduce el proceso natural mediante el cual los diamantes se forman bajo la tierra. A diferencia de los naturales, que tardan millones de años en formarse bajo presión y temperatura extrema en el manto terrestre, los de laboratorio pueden crearse en cuestión de semanas, pero con la misma composición química, estructura atómica y apariencia óptica". Una opción sostenible y más económica que se empieza a convertir en una nueva forma de lujo.
Giovanna asegura que en los últimos años ha habido un cambio notable en la elección de las piedras, que viene marcada por una dualidad en las preferencias. Por un lado, nos explica que sigue vigente la elección de diseños atemporales y clásicos con diamantes, pero hay "una creciente inclinación hacia el estilo neo vintage, inspirado en el art déco". Piezas de apariencia antigua en las que las estructuras geométricas piden gemas diferentes para lograr un resultado novedoso y sorprendente.
Podemos concluir que la elección de una piedra preciosa está determinada por varios factores. Influye el presupuesto, la calidad de las gemas, el diseño de la pieza en sí, pero como bien apunta Giovanna, "también las preferencias personales y el significado simbólico de la piedra, ya que muchas parejas buscan una joya que refleje su historia y personalidad".















