Decidirse entre hacerse con un vestido de novia de colección o realizarse uno a medida es el primer paso que toda prometida debe dar en lo relativo a su look. La primera opción es más rápida, permite hacerse una idea más clara y suele ser más económica. La segunda, sin embargo, es perfecta para aquellas que quieren jugar y tienen en mente esos detalles propios que aportarán personalidad a su estilismo. Marta, una novia viral que se celebró su boda en Granada, es de las segundas. Ella sabía que el diseño nupcial de su gran día no lo iba a encontrar hecho: “llevaba años siguiendo blogs de inspiración y tenía en mi cabeza las distintas partes del vestido, lo que me gustaba, lo que no quería, el estilo, el tejido….Y la verdad es que siempre había tenido varios diseñadores favoritos, pero cuando llegó el momento de decidirme, dos amigas me recomendaron a Paloma Reguillo”.
Enseguida se puso en manos de la diseñadora, quien supo entender a la perfección lo que ella necesitaba. En tan solo una primera cita, nuestra protagonista quiso que ella confeccionara su esperado look. “Me dio mucha confianza y no vi necesario visitar a otras diseñadoras”, recuerda. Desde aquel primer día, esta granadina optó por que en la prenda de su gran día hubiera dos requisitos que cumplir: que fuera desmontable y que tuviera mucho movimiento.
Nos cuenta Marta que al tratarse de una ceremonia religiosa, veía apropiado llevar manga larga, pero al mismo tiempo, para el banquete, quería una apuesta más cómoda, ligera y actual. “Me encantaban todos los vestidos de novia con faldas fluidas de seda, que generan un movimiento precioso al caminar”, reconoce.
Fue con esta idea en mente como llegó a sus tres grandes inspiraciones, tres mujeres de la realeza que marcaron (y marcan), sin duda, la historia de la moda. “Me fijé en varios diseños icónicos de la princesa Lady Di y de Grace Kelly, con cuerpos drapeados y faldas de varias capas de seda. Y para las mangas y el escote del vestido que llevé en la iglesia, me inspiré en el famoso vestido rojo de la Reina Letizia diseñado por Lorenzo Caprile que compartía también con los anteriores, el detalle del cuerpo drapeado”, señala.
Los tejidos fueron clave para lograr el efecto deseado, ese vaporoso y bucólico que tanto gusta a las novias. La muselina de seda fue la primera elección, que fascinó a nuestra protagonista. "Todo el vestido está confeccionado con el mismo tejido, ya que yo quería un diseño sencillo, elegante y nada recargado. Y con la falda formada por varias capas superpuestas de seda, conseguimos ese movimiento tan bonito que buscaba desde el principio”, explica. En su segundo look, parte de su diseño desmontable, optaron por unos tirantes anchos realizados a partir de una tela “maravillosa” con flores grandes bordadas.
“En cuanto a las pruebas, a todas me acompañaron mi madre y dos amigas íntimas, por lo que me sentí muy respaldada en todo el proceso. Es una experiencia muy ilusionante porque, en cada prueba, sientes cómo se va acercando la fecha de la boda. Sin embargo, no todo es perfecto: hay momentos en los que surgen dudas, no terminas de verte con el vestido y se hacen pequeños ajustes... pero la clave es confiar hasta llegar al resultado final. Y realmente merece la pena, porque el vestido que finalmente llevas es único y refleja al 100 % tu estilo”, defiende Marta.
Así fue como esta novia viral logró que su estilismo fuera evolucionando al mismo ritmo que lo hacía su enlace. Para la primera parte de la boda, llevó “la versión más especial”, que incluía mangas, capa y cola desmontables. Más tarde, le dio un aire diferente, dado que su enlace era en julio y no quería pasar calor: “para el cóctel y la cena me desprendí de la cola y sustituí la manga larga por unos tirantes anchos bordados con grandes flores”.
Ya en la fiesta, se despidió definitivamente de los tirantes y de la capa. “el vestido se convirtió en un palabra de honor acompañado de un pañuelo a juego en el cuello con caída por la espalda. Buscaba sentirme cómoda para bailar, saltar y moverme sin limitaciones, y lo conseguí sin perder la esencia del vestido”, apunta.
"La idea de llevar un vestido desmontable suena muy atractiva, pero en la práctica resultó algo más complicada de lo esperado. En mitad de la sesión de fotos, antes del cóctel, tuve que apartarme un momento para cambiarme. Mis dos amigas habían estado conmigo en todas las pruebas y sabían perfectamente cómo desmontar la cola y cambiar las mangas, pero en ese momento mi wedding planner no consiguió localizarlas, debido a la gran extensión del Carmen. Lo que parecía sencillo tenía su truco: muchos corchetes y unos tirantes que había que encajar correctamente, distinguiendo la parte delantera de la trasera. Finalmente, otras amigas tomaron el relevo y, con mucha paciencia, consiguieron ayudarme con el cambio. Tardamos un poco más de lo previsto, pero todo salió bien y quedó como la gran anécdota del día".
Confiesa Marta que desde el primer momento supo que no llevaría velo en su gran día, con el objetivo de no sobrecargar, lucir su peinado y dar todo el protagonismo a su capa. “En mi opinión, es importante visualizar el look en su conjunto, no por partes separadas. Quizás hay un velo precioso que te encanta… pero puede que no combine en absoluto con tu vestido”, recalca.
Para completar su look, como calzado, eligió unas elegantes sandalias diseñadas por ella misma, en Franjul. “Fue todo un acierto. Los zapatos, además de preciosos, fueron comodísimos. Como mi vestido no era nada recargado, quería darle un toque llamativo con los zapatos, así que opté por unas sandalias de tejido metálico plateado. En el talón tenía unas pequeñas aberturas en forma de alas y con un cierre tipo joya en la pulsera”, concede. Igual de detallista fue para sus joyas, su anillo de compromiso y “unos pendientes largos de brillantes terminados en perlas australianas, que significaban mucho para mí por tratarse de una joya familiar”, este era su 'algo prestado'.
Fiel al color nupcial, su estilismo terminaba con un ramo de color blanco. Una creación alargada, obra de Granatum, que estaba compuesto por delphinium, rosas, ranúnculos y jazmín trompeta, “en una gama de blancos y rosas muy suaves”, indica Marta. Lo ataron con un lazo de la misma seda del vestido que incluía una medalla de la virgen de Guadalupe de Extremadura, regalo de sus mejores amigas.
Solo faltaba el maquillaje (un proceso en el que vistió una bata de Seren Collection), para el que nuestra protagonista confió en Beatriz Abad. Para llegar a escogerla pasó antes por varias pruebas con otros maquilladores, pero fue esta profesional la que acertó de lleno. “Supo escucharme, entenderme y logré un resultado con el que me sentí realmente a gusto. El maquillaje era de las cosas que más me preocupaba en la boda. Yo suelo maquillarme muy natural y no utilizo base de maquillaje, porque prefiero algo más ligero tipo BB cream. Me daba pánico que ese día pareciese que llevaba una máscara”, admite Marta.
De su peinado se encargó Peluquería Montesinos, una recomendación de sus amigas con la que quedó muy satisfecha. “Amparo me hizo un moño bajo sencillo, con raya en medio, tipo bailarina, pero con un toque distintivo en la parte superior”, rememora. Nuestra protagonista suele hacerse este recogido a menudo, por lo que estaba muy cómoda con él.
Una ceremonia en un lugar con gran valor sentimental
Marta no solo ha querido desvelar los detalles de su viral look nupcial, también se ha animado contar la historia de su petición de matrimonio. Su ya marido Daniel y ella decidieron dar el gran paso tras tres años de amor. Él se lo pidió en un momento en el que ella no lo esperaba, le pilló por sorpresa. Lo que, dice la granadina, lo convirtió en un instante perfecto. “El tema había salido en alguna ocasión, pero Daniel me lo pidió en un momento totalmente inesperado. No fue en un viaje romántico ni en una ocasión planificada, sino en un fin de semana cualquiera, en el lugar donde empezó todo y donde nos dimos nuestro primer beso”, revela.
Su esperado ‘sí, quiero’ llegó el pasado 6 de junio en Granada. Para la ceremonia, la pareja escogió la iglesia del colegio de la novia, Sagrado Corazón de Jesús. Las antiguas alumnas pueden casarse en este escenario y Marta no lo dudó. “Fue realmente emocionante dar el sí quiero en la misma iglesia donde hice la primera comunión y en el colegio donde estudié tantos años”, manifesta.
Fieles a su tierra, los novios se decantaron por un espacio de celebración típico de la ciudad andaluza, un carmen (una casa con huerto y jardines, típico de los barrios del Albaicín o El Realejo). Concretamente, apostaron por el Carmen de los Mártires. “Un carmen que cuenta con un palacete del siglo XIX, jardines románticos y huertos nazaríes con extraordinarias vistas panorámicas de la ciudad”, señala.
Para la organización de esta memorable jornada, Daniel y Marta se pusieron en manos de Trilby Events. Dado que la pareja reside en Madrid, debían encontrar un aliado en la Granada para los preparativos y quedaron muy felices de haber escogido a estos proveedores. “Me ayudaron en cada paso, resolviendo lo que desde lejos sería complicado. Pero, sobre todo, agradecí su labor el mismo día de la boda: tener a un equipo profesional pendiente de todo me permitió relajarme y disfrutar al máximo, sin preocuparme de nada más que de vivir cada instante”.
Esta es, de hecho, una de las recomendaciones que la novia quiere dar a quienes se casen próximamente: invertir en el servicio de wedding planner, una herramienta que saca a los recién casados de grandes apuros. "El día de la boda es fundamental poder olvidarse de la organización y centrarse únicamente en disfrutar y tener a alguien que coordine todo, te da una tranquilidad enorme", adelanta Marta.
Para nuestra protagonista, la decoración era una cuestión de gran relevancia, que debía estar en línea con el espacio de celebración. Su elección fue una mantelería clásica que ahora es tendencia, la toile du jouy. “Solo la mesa presidencial era distinta: alargada y vestida con un mantel crudo, para darle un toque especial”, apunta.
En el seating plan que daba la bienvenida a sus invitados, siguiendo la estética de un jardín francés, dispuso flores de tonalidades vivas, jarrones de cabezas helénicas y una papelería diseñada por su mejor amiga. “Diseñó no solo el seating plan, sino también todas las invitaciones y el resto de la papelería de la boda a través de su proyecto, Pepy´s Lab. Fue un detalle precioso que hizo aún más única la celebración”.
Al tratarse de un enlace de tarde, la celebración tuvo lugar al aire libre, en la explanada que se encuentra frente a la fachada principal. “La iluminación indirecta sobre la vegetación y la fuente, junto con las velas que decoraban todas las mesas, crearon un ambiente íntimo y muy romántico”, señala. Como flores, se decantó por las peonías y las rosas, en tonos rojos, verdes, fucsias y amarillos.
"Guardo con mucho cariño el trayecto en coche. Fui a la iglesia con mi padre y después al Carmen con Daniel, en un Triumph Spitfire MK1, un descapotable biplaza de los años 60 que elegimos porque a Daniel le encantan los coches clásicos. Poder ir charlando tranquilos, primero con mi padre antes de la ceremonia y luego con Daniel camino a la celebración, fue algo que recordaremos siempre".
"Si tuviera que destacar algo, sería la música, que para nosotros fue un hilo conductor de la boda y una forma de expresar quiénes somos y lo que nos gusta. En la iglesia vivimos el instante más emocionante: la llegada al altar, acompañada con el violín y el piano en directo de Música a la Carta. A la salida, Daniel me sorprendió con la tuna, que puso un final divertido a la ceremonia religiosa. En el cóctel disfrutamos el grupo Nova Cuba con boleros y salsa, dos géneros que nos encantan y la entrada al banquete estuvo marcada por el saxofonista Rafael Azuaga, que creó un ambiente único y animó a todos desde el primer minuto.
El baile nupcial fue otro de los grandes recuerdos: elegimos la canción de ElvisCan’t Help Falling in Love, interpretada por mi padre, un detalle muy especial para nosotros. Y, para cerrar la noche, el grupo Los Tocayos y el DJ ISI se encargaron de mantenernos bailando hasta la madrugada. Para mí el Dj es uno de los aspectos más importantes de una boda, porque, aunque el lugar sea maravilloso, la comida exquisita y la decoración preciosa… si la música no es buena, te puede arruinar la celebración. Y, sin duda, uno de los grandes aciertos de la mía fue el DJ".
Con la vista puesta en el horizonte y segura de la nueva etapa que comienza, Marta se atreve a aconsejar a quienes van a dar este gran paso. Por un lado, avisa sobre la importancia de investigar en materia de inspiración para el vestido de novia: “ayuda mucho inspirarse previamente en páginas de bodas o probar diferentes modelos en distintas firmas hasta descubrir qué es lo que realmente te favorece y te hace sentir tú misma”. Por otro, impulsa a las parejas a no dejarse arrastrar por “lo que protocolariamente se espera en una boda”. Y recuerda que lo importante es diseñarla al gusto de cada uno: “lo verdaderamente especial es que refleje quiénes sois y que lo podáis disfrutar plenamente”.