A veces basta con unos minutos, una compilación de segundos, para que algo haga click y todo encaje. Decir que no a un proyecto, dar un nuevo paso en una relación, mudarse a un nuevo hogar... A Noelia el flechazo por su marido y por el atelier de su look nupcial, le llegó de este modo. Del primero se enamoró en un vistazo y para caer rendida ante el segundo bastaron tan solo con 10 minutos de conversación. Y es que esta novia viral se ha dejado llevar por sus sentimientos y la fórmula le ha funcionado hasta la fecha. Hoy conocemos la historia de su vestido vaporoso con cuerpo drapeado y cola desmontable, creado por Alex Vidal y todos los detalles de su maravillosa boda en Alicante, un sueño romántico del que, como quien se adentra en sus imágenes, nunca querremos despertar.
Escoger la firma valenciana para un momento tan importante como es el del gran día fue una cuestión de sensaciones. El diseñador inspiró confianza a nuestra protagonista y esto fue suficiente para comenzar un precioso proceso. “Su sensibilidad y picardía al mismo tiempo y como de cuatro ideas sueltas hizo un boceto que prácticamente fue el vestido definitivo, me hicieron salir ese primer día por la puerta sabiendo que estaba en las mejores manos”, reconoce.
Un vestido vaporoso con influencias de la Grecia clásica
Echando un ojo a las fotografías de su enlace, descubrimos detalles en su look que recuerdan a la Grecia clásica, a esas túnicas y a esos drapeados que tan bien supieron trabajar Madeleine Vionnet y de Madame Grès a principios del siglo XX. “Tenía claro el estilo que buscaba, atemporal y con un toque romántico, teniendo en cuenta que me casaba en un jardín en plena primavera”, relata Noelia.
Encontró la mejor de las fórmulas de estilo en un diseño con mucho movimiento en el que el cuerpo captaba todas las miradas. Sus imprescindibles eran un tejido vaporoso, una capa y un busto muy trabajado. “La pieza principal del vestido es la zona del cuerpo, en ella la idea era la mezcla de texturas, que le diera un aire más romántico/rústico. Sobre una base con escote Bardot, Alex diseñó drapeados de georgette de seda que enmarcaban el pecho jugando con diferentes direcciones y haciendo un corte hasta la cadera”, explica.
“En el escote Bardot se introdujo también seda natural de organza para hacer ese juego de texturas, pieza clave en el diseño. Toda la espalda era abotonada. Por ella continuaban los drapeados desde el pecho que enmarcaban toda la espalda”, describe nuestra protagonista.
Lejos de la tensión que manifiestan algunas novias cuando tienen que acudir a las citas en su atelier, Noelia disfrutó de cada momento en el proceso de creación de su vestido soñado. "La verdad es que a las pruebas iba siempre súper tranquila y a disfrutar", admite.
Las ventajas de un diseño desmontable
Aunque son muchas las prometidas que buscan lucir un segundo vestido de novia para la fiesta, esta valenciana dejó a un lado la tendencia, puesto que sentía que su look era muy especial. Decidió que su diseño fuera convertible, para que la acompañara en diferentes momentos de la jornada, sin renunciar a la comodidad. “Para la ceremonia, yo soñaba desde pequeña con llevar una capa y la escalinata del templete de Santonja se presta a que luzca. Esta parte del diseño se llevó un gran protagonismo. Se diseñó una capa central con dos caídas de georgette para que tuviera más cuerpo, que iban acompañadas de dos ‘cascadas/alas’ en seda natural de organza (una en cada brazo)”, indica.
El juego de texturas era clave en su estilismo y clienta y diseñador decidieron ir incorporando diferentes elementos hasta dejar su vestido, al final de la noche, en una versión más sencilla. En el cóctel, retiró la capa central y mantuvo tan solo las dos caídas laterales. “Al ser mayo yo quería la opción de poder quitarme las mangas por si hacía calor, pero finalmente estaba tan enamorada de mis mangas que las aguanté hasta mitad de la fiesta”. En ese momento se decidió a colocarse un choker, realizado con el mismo tejido, que le propuso Alex Vidal y al que le cosieron "una pulsera de mi madre que lleva mi inicial en el centro”, y se cambió los pendientes a unos más discretos.
La primavera en un ramo
Uno de los elementos a los que Noelia dio más importancia en su esperado ‘sí, quiero’ fueron las flores. No solo la decoración estuvo medida al milímetro, también su ramo de novia, una creación floral, ideada por La Tartana, que estaba atada con una cinta de lino bordada (con flores y libélulas, su amuleto de la suerte) en la que estaba introducida una medalla de la Virgen de los Desamparados. “Al ser la ceremonia en un jardín en primavera, Adrián y yo decidimos que toda la decoración floral fuera silvestre y mi ramo iba a acorde con todo, quería que pareciera que lo hubieran recogido en los jardines esa misma mañana”.
Cada accesorio cuenta
Como si de un capricho del destino se tratara, nuestra protagonista se topó con los zapatos de su boda buceando en Pinterest. Buscando inspiración en esta red social, una noche los vio y supo que eran la mejor opción: “me enamoré de ellos tal cual los vi, porque parecía que estaban hechos para mi vestido. La tela parece que sea la misma y más cómodos no pudieron ser”. Y es que, a pesar de haber comprado unas cuñas para cambiarse de cara al baile, no le hicieron falta, aguantó toda la noche con sus sandalias favoritas.
“Respecto a las joyas, fueron mi algo prestado de ese día, eran todas de mi madre. Para el momento de la ceremonia llevaba unos pendientes de platino y diamantes con un diseño antiguo, diferentes, que fue verlos con el vestido y no hubo duda que eran los perfectos. En las manos llevaba mi anillo de pedida”, rememora.
El look de belleza tuvo mucha culpa en el éxito del resultado, puesto que, aunque fue clásico, demostró que con los ingredientes apropiados puede potenciarse el rostro de la novia sin que resulte recargado. Noelia confiesa que a su peluquero, Jaime Lozano, le pidió un moño sencillo y pulido, “que aguantara intacto todo el día y que no quitara el protagonismo a todo lo demás”.
Del maquillaje se ocupó Raquel Castillo, que entendió los deseos de la valenciana, que deseaba un rostro fresco, luminoso y sin excesos y una mirada marcada. “Raquel no lo pudo hacer mejor”, concede.
Más de una década de amor
Tan bonito fue el vestido de novia de Noelia como lo es su historia de amor con Adrián. La pareja se conoció en el cumpleaños de un amigo en común. “Él era compañero mío del colegio y veraneaba en Montanejos con Adrián”, puntualiza. Cupido hizo su trabajo y un cruce de palabras fue suficiente para gustarse mutuamente. Sorprendentemente, en otras ocasiones (y celebraciones habituales de este amigo) no habían coincidido, “hasta ese cumpleaños en 2012”.
Aquello, nos dice, fue un verdadero flechazo: “no paramos de hablar desde ese día y al poco empezamos a salir”. Un total de 11 años, más de una década de amor después, él le pidió matrimonio. El momento pilló a nuestra protagonista totalmente desprevenida, puesto que, si bien se imaginaba que podía suceder pronto, el plan que él escogió para el mismo fue uno cotidiano y habitual.
“Fuimos a comer a El Palmar y como siempre hacíamos buscamos un sitio nuevo y diferente en la Albufera de Valencia para ver el atardecer (soy una loca de los atardeceres ) y allí solos, en un mirador, con un atardecer precioso, se arrodilló”, relata.
Un fin de semana de cuento en Alicante
Pasaron los meses y los novios se vieron envueltos en la rueda de la organización de su enlace. Los primeros pasos ya los habían dado: escoger el espacio y la fecha para sellar su amor. Eligieron el 17 de mayo de 2025, este número era su favorito y fue toda una alegría que estuviera disponible en Casa Santonja. Este espacio no solo acogió la celebración, sino que también fue el epicentro de su ceremonia religiosa, que se ubicó en sus espectaculares jardines.
Los recién casados no tuvieron dudas entonces, aquel era el sitio que buscaban: “nos enamoramos de Casa Santonja y no quisimos visitar más. Pese a ser y vivir los dos en Valencia, la localización cerca de Denia donde yo veraneo desde que nací le daba también un toque especial. Al final decidimos hacerlo así y nuestro fin de semana empezó con una preboda, viendo el atardecer en Denia con nuestras personas más cercanas. Fue un fin de semana increíble”.
Los entonces prometidos se repartieron las tareas para que todo saliera adelante. Ellos mismos se responsabilizaron de la organización de su boda y esto supuso que cada uno asumiera el área que más le motivaba. “Lo hicimos todo nosotros. Adrián, al ser músico, disfrutó un montón de ocuparse de toda esa parte, y yo, que soy arquitecta, disfrutaba más con la parte del diseño, la papelería… ¡Nos complementamos muy bien!”, señala.
Otro detalle a destacar de la jornada es que el novio llevaba un chaqué azul marino, muy elegante, obra de Sastrería Diplomática.
"Nuestro perro, Trofi, estuvo con nosotros toda la boda y como no queríamos responsabilizar a nadie de él, contratamos una niñera. A la gente le hizo mucha gracia y tuvimos varias anécdotas con él, nos visitaba en la pista de baile, nos ladraba cuando nos hacían fotos para que le hiciéramos caso…", recuerda entre risas.
Un montaje decorativo muy bucólico
Viajar entre las imágenes de aquel 17 de mayo es introducirse en un universo de color, a través de los arreglos florales que ejecutó a la perfección el equipo de La Tartana Bodas y Eventos, con flores de temporada (como peonías, tulipanes, astromelias, amaranthus etc.) y un estilo de lo más palaciego.
“Casa Santonja es espectacular por sí misma y poco necesitaba, pero lo acompañamos todo con flores silvestres primaverales y potenció aún más los jardines de la masía”. Y es que al haber utilizado los exteriores para el banquete, los invitados se pudieron beneficiar de un escenario de lo más bucólico, con muchos de sus arbustos en flor.
Con el objetivo de lograr una coherencia y conexión entre todas las piezas decorativas, el seating plan siguió las mismas premisas y estética. Se decantaron por montarlo sobre una mesa de madera y en el tablero pusieron una base de musgo: “los números de las mesas emergían en una mesa llena de flores”.
La mesa dulce fue otra joya decorativa (y culinaria) en la que se mezclaron el romanticismo de las flores escogidas por la novia, con tonalidades rosadas, moradas, blancas y amarillas en una gran copa con verdes y variedades silvestres en cascada, y deliciosos bocados que sorprendieron a los invitados. Una acertada propuesta ideada por La Chocolatine.
El mejor recuerdo
"Lo más especial del día fue la ceremonia en sí por lo que conlleva y poder compartir ese día con las personas que más queremos", apunta.
De la fotografía de este precioso enlace se encargó Kiwo y del menú el catering El Poblet.
Habiendo dejado pasar el tiempo y tras compartir las inolvidables vivencias de una jornada que llevará por siempre en su corazón, Noelia considera que tiene claro cuál sería su consejo para futuras novias y, en general, para todas las parejas que estén en la cuenta atrás de su boda. "Que disfruten de cada momento, porque ese día vuela", nos dice. Una recomendación habitual, que no está mal recordar, que nos habla de la velocidad de unos instantes difíciles de repetir y de la importancia de estar presentes (y volcados) en cada celebración hecha con el corazón. Esta valenciana y su marido, siempre con una sonrisa, ya lo han experimentado.