Lo más habitual es que una pareja empiece a organizar su boda con, al menos, un año de antelación; tiempo más que suficiente para elegir a todos los proveedores que participarán en el evento, incluido el vestido de la novia. Este proceso, dependiendo de si se trata de una prenda a medida o un diseño de colección, puede durar más de seis meses. Pero esta es la historia de una búsqueda a contrarreloj y llena de anécdotas. Sí, porque cuando Nikolija, que el pasado 29 de junio contrajo matrimonio con el exjugador del Atlético de Madrid Stefan Savić en Montenegro, llegó a Love is in the air para dar con su traje, solo quedaban dos meses para el enlace.
Una búsqueda a contrarreloj
Fue a finales de abril cuando Nikolija llegó al espacio que Isabel Ruiz tiene en la madrileña calle de Claudio Coello, y lo hizo acompañada de la estilista Ana Antic. Nos cuenta que conoció el estudio de moda nupcial por recomendación de una amiga y que, gracias a la ayuda que le brindaron, encontró el vestido perfecto. Nikolija tenían varias opciones en mente, pero no sabía muy bien lo que buscaba. "No tenía una idea exacta del vestido, pero sí tenía claro lo que no quería, y eso me ayudó muchísimo. Saber lo que quería evitar facilitó mucho el proceso de elección y me permitió centrarme en lo que realmente me hacía sentir bien", nos cuenta.
Después de probarse muchos diseños y que ninguno le convenciera del todo, le sugirieron apostar por un traje de Vivienne Westwood. "Yo estaba justo en Barcelona Bridal Fashion Week, reunida con el equipo de Vivienne Westwood para elegir los modelos de la próxima temporada para el estudio. Hicimos una videollamada y le buscamos opciones, enviándole vídeos y eligiendo varias posibilidades con el equipo de la firma hasta dar con la opción perfecta. Y, por supuesto, con la ayuda de Ana Antic que es una gran profesional", nos cuenta Isabel. Hasta que dieron con su vestido.
"Siempre he admirado cómo la firma celebra la feminidad a través de siluetas potentes y tejidos lujosos, y sentí que su visión encajaba justo con cómo quería sentirme el día de mi boda: segura, elegante y fiel a mí misma. La artesanía, la estructura y el movimiento del vestido lo convertían en una auténtica obra de arte para llevar puesta".
Además, el diseño tenía una cola desmontable que retiró tras la ceremonia. "Esa pieza le dio un aire majestuoso al look y aportó dramatismo durante el paseo hacia el altar. En el primer baile, el vestido ya tenía una silueta diferente, más ligera y renovada. Más tarde, me cambié a un segundo vestido de la nueva colección nupcial de Mihailo Anušić, diseñador de la firma Mihano Momosa. Era corto, estructurado, con un aire romántico y divertido, perfecto para bailar. ¿El detalle especial? Una inscripción en la cola que decía amor para siempre".
Pero lo divertido llegó justo después. Nikolija se casaba en solo dos meses, el vestido tenía que hacerse a medida y llegar de Londres a Madrid con el tiempo suficiente para la boda en Budva (Montenegro). "Estaba tranquila, sabía que estaba en buenas manos". Y, spoiler, no se equivocaba.
Un ramo de peonías y una cola desmontable
Seamos realistas, un vestido de novia de Vivienne Westwood no necesita muchos añadidos para funcionar bien. La novia lo sabía, por eso, con ayuda de su estilista, decidió que lo mejor era optar por pocos accesorios, pero muy especiales. Nikolija llevó un velo de tul de dos capas, de la misma longitud de la cola, también de Love is in the Air. Los zapatos, el icónico modelo de Jimmy Choo Saeda 100, de satén como el vestido. Y joyas de Cartier, discretas, pero muy impactantes.
Muy especial fue también su ramo. La novia optó por una de las tendencias que más estamos viendo en los últimos meses: apostar por un diseño compuesto por un solo tipo de flor. En su caso fueron peonías blancas, una flor que simboliza la belleza y el amor. "Desde el primer momento supe que era el adecuado. Representaba todo lo que sentía ese día. Puro, elegante y en total armonía con la decoración, que estaba repleta de flores blancas y transmitía calma y serenidad", asegura.
En cuanto a su maquillaje y su peinado, Nikolija apostó por la naturalidad. Maja Stanišić, con su asistente Nikola Vasiljević, se encargaron de crear para ella un semirrecogido bastante tirante, que despejaba su rostro y dejaba que la melena cayera pulida, pero con movimiento, sobre los hombros. Dušan Lazić, por su parte, creó un maquillaje muy favorecedor y bastante natural, que potenciaba los ojos, maquillados en tonos rosados.
La historia de amor de Nikolija y Stefan Savić
Si te gusta el fútbol, es más que probable que sepas que Stefan Savić es un jugador montenegrino que, hasta hace solo unos meses, jugaba como defensa en el Atlético de Madrid —antes lo hizo en el Manchester City, donde ganó la Premier League en la temporada 2011-2012—. Él y Nikolija se conocieron en 2019, gracias a un amigo común, pero no empezaron a salir hasta dos años más tarde.
"Por su trabajo, él no podía venir a Montenegro a menudo, así que fui yo quien dio el paso: me mudé a Madrid para seguir con mis estudios —es arquitecta—. Poco después nos comprometimos, y ya sabíamos que queríamos formar una familia. Un mes después, nos enteramos de que estaba embarazada. Decidimos esperar para organizar la boda y centrarnos en la llegada del bebé. Dos años más tarde, tras vivir la etapa más intensa y bonita de nuestras vidas, supimos que era el momento de celebrarlo. Para nosotros, el papel no era lo importante, sino lo que representaba. Queríamos reunir a las personas que más queremos y crear un recuerdo que solo se vive una vez en la vida".
El 29 de junio de 2025, Nikolija y Stefan Savić se dieron el 'sí, quiero' en la playa del Dukley Resort, en Budva (Montenegro). "Queríamos casarnos en nuestro país, y aunque nos costó encontrar el sitio ideal, al final lo hicimos gracias a una recomendación de un amigo del sector hotelero. Está cerca del aeropuerto y rodeado de vegetación, algo muy importante para nosotros". Fue una ceremonia civil en la que estuvieron acompañados por sus familiares y amigos más cercanos, un total de 180 invitados, entre los que no faltó la hija de la pareja.
Todos los detalles del gran día
Celebrar una boda en la playa es precioso, pero conlleva mucho trabajo. Hay que montar todo desde cero, porque no suele haber un espacio ya habilitado. La novia nos cuenta que contaron con la ayuda de Ines Nanić, de la agencia Dubrovnik Event, con quien han forjado una bonita amistad.
"Desde el principio quise algo sencillo pero precioso. Soy amante de las flores, así que apostamos por una decoración abundante en blanco. Tuvimos detalles especiales: una plataforma con nuestras iniciales, vajilla de cristal, detalles en negro sobre las mesas y servilletas personalizadas con datos curiosos sobre nosotros. Pensamos mucho en el bienestar de nuestros invitados: repartimos chanclas, abanicos, gafas de sol y sombrillas. Uno de mis detalles favoritos fue un lienzo colgante con una foto en blanco y negro de nuestras manos entrelazadas. La decoración corrió a cargo de Arkadia, un equipo al que recomendaría una y mil veces", asegura.
Nikolija nos cuenta que el día fue mágico, pero hubo varios momentos que, para ella, son inolvidables. "El primero fue cuando mi padre vino a buscarme y se emocionó. Fue muy conmovedor. El segundo, la expresión de mi marido al verme con el vestido por primera vez: una mezcla pura de amor y emoción. Y el tercero, quizá el más simbólico para nuestra familia, fue la entrada juntos, los tres, con nuestra hija tras la ceremonia. Fue muy especial y sigue siendo uno de los recuerdos más comentados por los invitados".