Cadaqués, la perla de la Costa Brava y donde se encuentra la emblemática Casa-Museo Dalí, una onírica edificación que acoge el surrealista e irrepetible arte e ingenio de uno de los artistas españoles más aclamados, ha servido de escenario para que la diseñadora Gala González y el ilusionista John Steiner se dieran el ‘sí, quiero’ en una boda llena de magia, como lo fue la fecha elegida, el 23 de junio, la noche de San Juan. La gallega y el mago nacido en Suiza, aunque de ascendencia sueca y danesa, estuvieron acompañados de familiares y amigos. Todos disfrutaron de esta celebración un día después de la preboda desarrollada en privado. Y si en este primer acto que suponía el culmen de su pedida de mano, Gala estaba radiante, vestida de Dior, como buena experta en moda, no defraudó con su primer vestido de novia en este día.
Un vestido de Sybilla poco convencional
Para tan significativa ceremonia que sellaba un amor que nació hace siete años en Barcelona y que comenzó con los preparativos previos en la casa que John Steiner tiene en Cadaqués, para, posteriormente, celebrarse en La Isla (isla privada de la familia del novio), Gala González quiso distanciarse de los convencionalismos a la hora de elegir su diseño nupcial y apostó por la elegancia y la transgresión con una pieza de esas que podrían conservarse en un museo o que, con el paso del tiempo, seguirán recibiendo halagos y ovaciones. En concreto, la gallega, que llegó junto a su padre, Carlos González, mientras sonaban los acordes de Caribbean Blue de Enya, se decantó por una de las diseñadoras españolas más internacionales, nacida en Nueva York y de ascendencia argentina, Sybilla. De este talento de la moda, que tenía a la actriz Marisa Paredes como una de sus musas, lució este fabuloso vestido de novia de corte transgresor.
El diseño confeccionado cuidadosamente en satén marfil presentaba un vanguardista cuerpo de inspiración arquitectónica, un panel con cut-outs que se fusionaba con una larga falda de corte recto y acabado espectacular en cola de sirena. Para mayor realce, pero con suma delicadeza, nacían del pecho tirantes joya que subían por los hombros y abrazaban la espalda desde los laterales. El brillo extra lo pusieron sus pendientes largos con formas geométricas en oro blanco y diamantes de Cartier. Y la fabulosa alianza que recibió en la ceremonia, un anillo hecho a medida con diamante old mine antiguo, de Arielle Ratner.
Zapatos a medida y un ramo de flores innovador
Pero ahí no quedaba todo, la creadora de contenido estrenaba unas sandalias hechas a medida de Pedro García, sello que cuenta con 100 años de historia y que se caracteriza por elaborar sus creaciones en su propia fábrica ubicada en Elda (Alicante). Coronando su cabeza, la gallega huyó del tradicional velo y llevó un grandioso tocado de tul de seda blanco, realizado en exclusiva por Betto García, el milliner español que ha conquistado el mundo entero. Y como colofón de este primer look de novia, no podía faltar un ramo, pero fue uno también poco convencional, pues en sus manos llevó una guirnalda de flores de jazmín. “Aparte de aportar ese olor tan rico, a nivel de textura funcionaba muy bien y era un ramo definitivamente diferente”, precisó la novia.
Naturalidad y saliendo de su zona de confort con su beauty look
En cuanto al estilo que ha marcado su look de belleza en este día, Gala consiguió conquistar a todos los presentes con el trabajo del estilista Ivan Gómez, que la peinó y maquilló con productos de Dior Beauty. Su maquillaje fue sencillo y limpio, realzaba el bronceado del verano, matizaba las pecas y dejaba los labios en nude. Por otro lado, su peinado fue abandonar su zona de confort, en pro de la elegancia y practicidad. “Queríamos salir de ese registro más casual que yo suelo llevar habitualmente, como es un pelo desenfadado y suelto, y quisimos hacer un recogido, porque en el Mediterráneo siempre se puede levantar viento y queríamos que estuviese todo bajo control”, matizó.