Es una máxima que se repite entre las novias más virales. Ser fiel a una misma a la hora de dar forma al vestido del gran día no es nunca algo negociable. Tampoco era baladí para Marta, nuestra protagonista, que se casó en Taracena (Guadalajara) hace tan solo unos meses y cuyo look nupcial encierra unos curiosos secretos. “Para mí lo más importante era no perder mi esencia vestida de novia, que fuera un vestido que me definiera”, nos explica. Y desde esa perspectiva se puso en manos de Lorena Formoso, a quien seguía en Instagram mucho antes de estar prometida. “Me encantaban los videos que ponía enseñando sus desfiles y diseños”, reconoce. En ella encontró la mejor aliada para crear una propuesta transformable y con guiños a su enlace campestre.

Un vestido de novia desmontable y muy romántico
Desde el primer momento, esta novia con mucha personalidad sabía que su estilismo tenía que tener un escote en la espalda. “Buscaba algo elegante, pero me encantaban las espaldas al aire. Por otra parte, siempre me imaginé con un vestido sencillo y diferente entrando a la iglesia y al final ese pensamiento fue muy decisivo a la hora de centrarme en la idea que quería”, nos cuenta.

Marta revela que acudió al atelier de Lorena Formoso tras ojear durante meses sus redes sociales y descubrir un universo de creaciones versátiles. “Muchos de ellos eran vestidos con una línea muy sencilla y elegante y terminaban dando el toque perfecto al look con complementos, como capas y abrigos tan diferentes y únicos”, apunta.

Confiesa nuestra protagonista que, cuando visitó por primera vez a la diseñadora, enseguida le transmitió buenas sensaciones: había entendido sus ideas. “Confié en ella desde la primera cita. Es encantadora y hubo mucha conexión. Me sentí muy a gusto”, revela.

Para ella, nos relata, el proceso fue precioso. Aunque al principio estaba más insegura al tratar de definir el diseño, con el paso del tiempo dejó a la diseñadora y a su equipo hacer su trabajo. Se puso en sus manos e incluso “hubo un momento en el que me gustaba todo”. Fue entonces cuando tocó decidir e imaginarse entrando en la ceremonia. “Desde el principio me gustó mucho la línea de vestido que me enseñó Lorena, sus cortes y caídas encajaban mucho conmigo y a partir de ahí fuimos definiendo lo demás”, recuerda.

De las mangas orientales a los lazos
Lo que más costó definir fue la capa, pues debían dar con la combinación de tejidos más adecuada, pero con cada prueba se fue adaptando poco a poco. Después, entraron en juego las mangas y la diseñadora propuso a Marta crear unas de organza rústica, inspiradas en las de los kimonos japoneses. “Me encantaron. Nos casábamos en la iglesia del pueblo de mi marido, una iglesia pequeñita y muy sencilla, con un porche con columnas superbonito a la entrada. Lo que también me hizo decantarme por un look más romántico. Por eso pusimos el toque de los lazos colgando, con el mismo tejido de los puños”.

Para nuestra protagonista, el momento de vestirse aquella mañana fue mágico. Recuerda con mucha ilusión "el levantarme en mi casa, con mi familia, vestirme con mi hermana y mi madre. El rato con mi padre antes de entrar a la iglesia. Y las conversaciones tan bonitas que iba teniendo con la gente ese día".

Para esta novia viral no era importante seguir las tendencias, sino poder contar con un estilismo convertible con el que sentirse verdaderamente cómoda. El diseño permitía retirar la capa y dejar al descubierto la espalda. Además, en el momento de a fiesta se sumaron dos complementos nuevos al look: una flor al cuello y una bomber de lentejuelas blancas.


Regalos para siempre
Completaban su estilismo el anillo de pedida que le dio su futuro marido, una alianza de brillantes, regalo de sus tíos y primos y unos pendientes obsequiados por sus suegros. “Mi abuela Elvira me regaló los zapatos y el ramo; la tuve presente durante todo el día. Mi abuela Tere, me regaló una gargantilla preciosa”, señala. Ahora estas piezas le recuerdan, cuando se las vuelve a poner, a este día y a aquellos que se las regalaron: “son regalos para siempre”.

Desde el principio, nuestra protagonista supo qué tipo de ramo quería. Y acertó con unas rosas de jardín de temporada, que Rocío Cuevas, su florista, le recomendó. “Quedó perfecto, además iba acompañado de una medalla de la virgen que me regalaron los primos de Juancho, que para él son como sus hermanos. Querían que llevase algo azul y que tuviera un recuerdo suyo ese día”. Además, para el look de belleza, Rocío Castillo, amiga de su familia, creó para ella una coleta, un peinado con el que Marta se sentía cómoda y apostó por un maquillaje sencillo y favorecedor, con el fin de que estuviera cómoda.

Boda en Guadalajara
El estilismo no fue lo único importante en una esperada jornada para Marta y Juancho, una boda que llegó tras seis años de amor. La pareja se conoció, sin esperarlo, en la feria de su ciudad, Guadalajara, gracias a amigos en común. “Nuestra primera conversación fue sobre nuestras madres porque se conocían de siempre y la siguiente sobre mi abuelo, porque resulta que había sido su profesor. Estuvimos varios meses saludándonos cada vez que nos encontrábamos por Guadalajara y cada día nos llevábamos mejor. Hasta que empezamos a quedar y ya juntos siempre”, rememora ella.

Juancho, que al poco de haber comenzado la relación le dijo a su ya esposa que era la horma de su zapato, le pidió matrimonio en verano, en la playa en la que siempre pasaban sus vacaciones. “Los dos queríamos casarnos y no teníamos ninguna duda. Para mí será siempre el viaje más especial que hicimos”, cuenta.


“Los dos somos de Guadalajara y desde el principio ha sido bastante fácil, porque nuestros padres se conocían y nuestros amigos también. Y eso facilita mucho los comienzos. Somos diferentes, pero compartimos los mismos principios y para los dos es importante lo mismo. La religión es un pilar fundamental, que compartimos. Formamos un buen equipo y nos complementamos bastante bien”.

El ‘sí, quiero’ llegó al fin el pasado 28 de septiembre en Taracena, el pueblo del novio. Para organizar todo el gran día, los novios no contaron con ayuda profesional, pero sí que tuvieron el apoyo de sus padres, hermanos y familiares para llevar a cabo todos los preparativos. Y todo salió redondo, desde la ceremonia en la iglesia del pueblo hasta la celebración en Soto del Monico.


Detalles de una gran fiesta
"Me encantan las tradiciones. La familia nos hizo regalos muy especiales. Mi tía me regaló una flor del ramillete de flores que llevó su madre el día de su boda. “Para que yo fuera igual de feliz que lo fue ella”, me dijo. Por otra parte, mis tíos nos regalaron las arras, para que empezáramos una tradición familiar con ellas, como habían hecho ellos. Regalos únicos", desvela.

“Los curas que nos casaron eran mi primo Alfonso y Emilio, un amigo de la infancia, hicieron una celebración preciosa. Nosotros queríamos que participase nuestra familia. Mi abuelo José hizo la munición de entrada. Mis primos y tíos, son músicos y se encargaron de tocar durante la ceremonia, fue un regalo. Acompañados del coro de la iglesia de Taracena. El resto de nuestros primos, se encargaron de las lecturas y peticiones. Al final de la ceremonia, mi hermana Arancha, nos dedicó unas palabras entrañables dando las gracias por nuestra relación. Por último, nuestros amigos fueron testigos y firmaron junto a nosotros. La ceremonia fue el momento más bonito y especial del día. En cuanto me junté con Juancho en el altar, me quedé tranquila y él me dijo que le pasó lo mismo”, describe.

Si tuvieran que elegir un momento como el más especial, reconoce Marta, les costaría mucho escoger. Admite que lo más emocionante fue "lo principal, el sentir tanto cariño y alegría de toda nuestra gente y poderlo vivir con Juancho".


Al salir de la celebración se montaron en un Nissan Patrol y para llegar a la finca cambiaron a un coche antiguo que perteneció al abuelo de la novia. Recuerda Marta que durante el aperitivo y el banquete comieron fenomenal. En Soto del Monico aguantaron hasta bien entrada la noche, pero tras la fiesta, los novios y sus invitados pasaron a “la fiesta de después”, en el jardín de la casa de sus suegros. Allí contaban con un neón personalizado de los novios y fuegos artificiales. “La fiesta empezó con Rockcola un grupo que conocíamos y que fue un éxito, acabaron uniéndose a la fiesta”, apunta.

Un último consejo
Nuestra protagonista quiere concluir su relato dejando una recomendación para todas aquellas parejas que se encuentran en la cuenta atrás para su gran día. "Que no se agobien, porque al final todo sale bien. Y que disfruten el día desde el principio. A mí me dio mucha tranquilidad el sentir que estábamos rodeados de nuestra gente. Que no sigan modas, sino que sean ellos mismos. Nosotros lo disfrutamos todo muchísimo porque fue una boda muy nuestra", asegura.

La boda de Marta y Juancho
Fecha: 28 de septiembre de 2024.
Lugar de celebración (ceremonia y banquete: en la iglesia de Taracena, Guadalajara y en Soto de Monico, Madrid.
Proveedores
- Vestido de novia: Lorena Formoso
- Flores: Rocío Cuevas
- Peluquería: Rocío Castillo
- Fotografías: Velban
- Vídeo: Cinematempo
- Grupo: Rock cola