El vestido de novia de Carlota Casiraghi, una historia 'royal' que podría estar escrita

La influencia del estilo de su madre, Carolina de Mónaco, y los vínculos personales de la familia con el Káiser de la moda anticipan algunas posibles pistas

Por Regina Navarro

Faltan apenas unas horas para que Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam se den el 'sí, quiero'. Como ya hicieron sus abuelos, los príncipes Rainiero y Grace, la princesa Carolina y sus dos hermanos, la ceremonia tendrá lugar en los salones de Estado del Palacio de los Grimaldi. Las flores, el cortejo, los zapatos de la novia... cualquier detalle nupcial promete convertirse en noticia internacional y no hay duda de que la novia sorprenderá con su vestido. Un diseño que podría escapar de las líneas más clásicas dado que no está confirmado que la pareja pueda contraer matrimonio por la Iglesia, al menos de momento. Una condición que hace más fuerte la teoría de que Carlota podría apostar por una de sus firmas francesas de referencia, y la favorita de su madre, para vestirse de novia: Chanel.

Si algo tienen de especial los looks nupciales de las royals es que son vestidos con vocación de convertirse en icono y marcar las tendencias que convencerán en años posteriores. Un caso especialmente llamativo es el de los vestidos de novia de Carolina de Mónaco, Noor de Jordania y Silvia de Suecia. Tres mujeres que se casaron en los años 70 con diseños de Marc Bohan para Dior y que ahora, cinco décadas después, siguen inspirando a las mujeres que buscan el vestido perfecto para su enlace. El mismo diseñador y la misma firma fueron los encargados de imaginar el vestido de la segunda boda de la princesa Carolina, celebrada en 1983 y para la que eligió un diseño envolvente, en color nude, especialmente favorecedor. Dos elecciones que podían estar determinadas por el vínculo entre Grace Kelly, madre de Carolina, y el diseñador Marc Bohan, que había asumido el puesto de director creativo al frente de la Maison. Mantenían una relación tan estrecha que se puede comparar con la que mantuvieron Carolina y Karl Lagerfeld.

Aunque Grace había conocido a Christian Dior, fue tras la muerte del diseñador, en 1957, cuando su relación con la firma francesa se intensificó. Bohan encontró en ella todos los atributos que debían reunir una mujer para ser capaz de inspirar y elevar sus creaciones –elegancia, modernidad y cierta sobriedad–. Incluso, en 1967, fue la encargada de cortar la cinta en la inauguración de la boutique de ropa infantil de la firma en Avenue Motaigne. Por eso se podría decir que la transformó en su musa y ella a él en su diseñador fetiche. A lo largo de su vida, la Princesa apostó por diseños de Dior en innumerables ocasiones, tanto para su día a día como para actos públicos y eventos de gran importancia. Y eligió a la firma para vestir a su hija Carolina, que tenía varios diseños de Dior en su armario antes de cumplir los 18 años.

Siguiendo el ejemplo de su madre, la Princesa trabó amistad con otro diseñador, el encargado de firmar el vestido que Grace le regaló cuando cumplió 18 años. Aunque en aquel momento Lagerfeld trabajaba para Chloé, lo cierto es que Carolina quedó fascinada con sus diseños y descubrió en él al creador que, años después, se convertiría en su referencia. En una entrevista concedida a la revista francesa Point de Vue poco tiempo después de la muerte del diseñador, Carolina explicó que definir lo que la unía al Káiser de la moda era complicado. Y es que musa y creativo no solo compartían un espíritu rebelde, también un llamativo sentido del humor. Llegaron a conocerse tan bien que incluso desarrollaron sus propios códigos para entenderse.

Esa relación ha hecho que, desde muy joven, la princesa Carlota, haya sentido también predilección por los diseños de la firma. Hemos visto con ellos a madre e hija en eventos tan emblemáticos como el Baile de la Rosa (en el último Carolina lució la joya más especial de Grace en homenaje al modisto) o en la boda de Alberto de Mónaco, donde Carlota causó sensación con un modelo de la colección de Alta Costura de 2011. Por eso, porque es una de sus firmas de referencia y porque 2019 coincide con la despedida del Káiser, cuando se conoció el anuncio del enlace resultaba coherente pensar que la Maison podría estar detrás de su look nupcial. Sería una forma de dar continuidad a la bonita historia que une a los Grimaldi con Karl Lagerfeld cuatro meses después de su muerte.