El festival de Eurovisión no será en 2013 lo que era. La crisis ha llegado hasta uno de los certámenes más populares en Europa, que ha comenzado a perder aspirantes. Portugal, Polonia y Eslovaquia han confirmado que este año no viajarán a Suecia, anfitriona del festival, debido a que no pueden afrontar los gastos que conlleva. Otros países como Grecia, o Chipre se lo plantearon, aunque de momento el segundo sí que ha decidido concurrir. La complicada coyuntura económica en la que se encuentran no puede soportar los altos costes que supone presentar la candidatura de un artista.
Y es que en pasadas ediciones, la “factura” incluía como mínimo 150.000 euros más gastos de dietas, alojamiento, campaña promocional… Un total de casi 200.000 euros por gala. España paga además de lo antes reseñado, un extra debido a que no tiene que pasar por las semifinales (forma parte del grupo Big Five, países que pasan directamente a la final).
Estas elevadas cifras (en su día el expresidente de RTVE, Luis Fernández, las hizo públicas: en 2009 se gastaron 285.000 euros) son las que hicieron saltar las alarmas en diferentes medios, que especularon con el abandono de nuestro país. La situación en la que se encuentra y los recientes recortes de presupuesto de la cadena se dijo que habían llevado a la directiva a considerar la retirada. Sin embargo, horas después fue el propio ente quien desmintió los comentarios. Sí que acudirá a Malmö, Suecia, el próximo mes de mayo, el representante española que será elegido, como en la anterior edición, por un sistema de selección interna. TVE quiere apostar de nuevo por un artista con una carrera consolidada, tal y como ha comunicado.
En caso de ganar, el país anfitrión se enfrentaría en 2014 a un desembolso estimado de unos 12 millones de euros. ¿Estamos ante un cambio en el modelo de Eurovisión? ¿Se acerca el fin de este festival?
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