Amarás el 'ecoathleisure': la ropa deportiva es cómoda, 'cool' y, sobre todo, sostenible

Disciplinas como el ballet, el yoga o el 'running' se suman a la tendencia 'eco' como filosofía existencial

Por Violeta Valdés

Si no habías escuchado hablar del concepto ecoathleisure hasta ahora es porque acabamos de bautizarlo... así es de joven y ambicioso el concepto. Definiría a toda esa ropa deportiva no necesariamente empleada para practicar ejercicio y concebida de un modo sostenible. En busca permanente del equilibrio, esta moda se postula como el hijo más representativo de la generación millennial, educada en un consumo fast (de ropa, comida y contenidos de casi cualquier clase) y concienciada del valor de la ética y la calidad por encima de la cantidad. ¿Conclusión? Sus miembros reivindican el bienestar, tanto en su vida como en sus hábitos de consumo... y las grandes compañías llevan años mercantilizándolo. Sin embargo, desde hace varias temporadas cobra especial sentido.

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Hablamos de esos productos saludables y conscientes que proporcionan bienestar y autocuidado (como puedes intuir, hay mucho de marketing aquí). Somos lo que comemos y lo expresamos con nuestro estilo: una oportunidad de mercado basada en la salud y la conciencia medioambiental, con impacto directo en el textil. De ahí que el mercado mundial de moda ética creciera más de mil millones de dólares entre 2020 y 2021, a una tasa de crecimiento anual compuesto del 25,1%. Se espera que este porcentaje descienda al 9% para 2025, pero aun así continúa siendo muy positivo: dicho mercado estará valorado en 8.300 millones de dólares para entonces. Todo según un informe de researchandmarkets.com.

La crisis sanitaria que arrancó en 2020 dio el empujón definitivo a esta tendencia basada en descontextualizar el chándal. Varias temporadas antes, Burberry, Balenciaga y su célebre clientela ya lo legitimaron al apostar por prendas deportivas para el día a día (por miles de euros, claro), y como es natural, la sociedad terminó por abrazar estos leggings, sudaderas y deportivas al término del confinamiento. Con el paso del tiempo, el comfywear se ido consolidando y enriqueciendo con opciones más sostenibles, que se mueven del postureo a la ropa de deporte más técnica, dando lugar al ecoathleisure.

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La intención de esta tendencia se basaría en una preocupación extendida: "Cuando nos acercamos a la ropa, a menudo la valoramos desde un punto de vista estético y económico. Nos relacionamos con ella como si surgiera de la nada, cuando, en realidad, es el resultado del trabajo humano. Borramos las huellas de su producción”. Son las palabras de Andrea Zalacaín, fundadora de Cus, una marca de Barcelona que presume de ser transparente, erradicar el petróleo, no usar tintes tóxicos, construir una economía circular, así como diseñar y producir todas las piezas de forma continua. Veamos otros ejemplos...

Más 'comfy' que 'sport'

"Workout or whatever" es el lema de Adrenaline, la nueva línea deportiva de Scalpers. "¡Puedes saltarte un día el entrenamiento sin sentirte culpable o ir a tomar una cerveza con los amigos en lugar de hacer 100 burpees más…!", nos explican desde esta marca nacional que aumenta cada temporada sus compromisos en materia de sostenibilidad.

Por otro lado, así arranca este comunicado de prensa de Benetton: "Por fin ha llegado la hora de relajarte y ponerte cómodo, sin preocupaciones, remordimientos o sentimientos de culpa. En momentos como este, es importante que incluso lo que lleves esté en armonía con tu estado de ánimo. Como la nueva línea de jerséis, sudaderas, bermudas y pantalones de United Colors of Benetton que tiene un reducido impacto medioambiental". Se trata de su colección Relaxation au Naturel, creada con materiales y procesos ecológicos, y próximamente a la venta.

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Recicled Essentials, de Colmar, comparte ese mismo concepto. De hecho, "su espíritu trasciende a toda la producción de la marca. Gran parte de los materiales que usamos en todos nuestros productos son sostenibles: tejidos reciclados, polipiel, adornos y acabados hidrófugos sin carbono... Cada temporada, trabajamos para aumentar el porcentaje de sostenibilidad en nuestras colecciones. Lamentablemente, no todos los materiales con prestaciones técnicas están ya disponibles en el mercado en su versión ecosostenible", nos cuenta Giulio Colombo, director general encargado de diseño en Colmar. 

Bajo impacto

Aunque más técnicas, en esa línea también se sitúan 710 Studio, Bradhy o Born Living Yoga. Las tres son españolas y emplean tejidos sostenibles desde sus inicios, como la poliamida de Piratex o el hilo de poliéster con certificación GRS. "Mientras una camiseta de algodón orgánico requiere unos 2500 litros de agua, una prenda de Born Living Yoga necesita 10 litros para llevarse a cabo", defienden. Yoga, pilates, barre, cardio... Sus diseños son idóneos para deportes de bajo-medio impacto.

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Salir corriendo

Si lo tuyo es correr, te encantará The Running Republic, creada en 2019 para ofrecer la mejor ropa deportiva dejando la menor huella de carbono posible. "La mejor opción era producir en industrias locales y en fábricas certificadas, asegurando el cumplimiento de los derechos humanos, con trato y salarios justos para todos nuestros trabajadores", señalan. Por si fuera poco, esta firma española planta un árbol por cada prenda vendida.

La compañía defiende que el poliéster es el tejido idóneo para los runners, así que lo emplean una vez reciclado: "La fibra sintética del poliéster proviene de una fuente no renovable como es el petróleo, una de las industrias más contaminantes del planeta y que contribuye al cambio climático". De este modo, se reaprovechan entre 8 y 10 botellas de plástico para fabricar cada una de sus camisetas.

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Eco en la danza

"Fabricar en un taller local utilizando materias primas sostenibles supone una dificultad en cuanto a costes, tiempos, capacidad de producción... Si bien el gran reto ha sido, y es, competir en un mercado como el de la ropa de ballet, bastante tradicional y dominado por marcas con muchos años de trayectoria, en el que la sostenibilidad no representa, hoy por hoy, una ventaja competitiva lo suficientemente importante como para destacar. Algo que afortunadamente sí creo que está ocurriendo en otros sectores de la moda y que con el tiempo espero, se expanda", nos dice Elena Casas, la tinerfeña que ha creado Aisy Dance (sobre estas líneas). Fundó esta firma cuando buscaba ropa de ballet para su hija: "Sentí que no había en el mercado una marca que pensara en el estilo y forma de vida de las bailarinas de hoy en día", recuerda.

Su caso es similar al de Miguel Moratilla y Silvia García. Esta valenciana de 32 años estaba cansada de que las puntas no hubieran evolucionado a lo largo de la historia: "Duraban poco para el coste que tenían, necesitaban un proceso de amoldamiento doloroso y siempre se rompía un pie antes que otro por la diferencia de fuerza", así que diseñó un par para ella, como un proyecto personal y su tesis doctoral. "Pero acabó convirtiéndose en un proyecto empresarial al coincidir con mi socio Miguel en una incubadora de StartUps. Él es doctor en Ingeniería Aeronáutica pero había conocido el mundo del ballet con su hermana". Así nació DeVallet, una marca de puntas y medias puntas mucho más duraderas que las zapatillas tradicionales y fabricadas en Elche. 

Ahora no tienes excusa. Gracias a estas marcas, vestir de un modo sostenible es más fácil y cool que nunca. ¿Lo mejor? Tampoco necesitas practicar ejercicio para llevarlas.