La Semana de la Alta Costura de París ha puesto fin una temporada más, pero se ha despedido por todo lo alto. Maison Margiela ha sido el sello encargado de darle el punto final a la sucesión de desfiles, y dado que John Galliano está al frente de la firma belga, no lo ha hecho (ni muchísimo menos) de manera discreta. La pasarela, una falsa taberna debajo del puente Alexandre III, ha sido un escenario tan lúgubre como fantástico para las creaciones del gibraltareño, unidas por un elemento común: las cinturas de avispa. Predominan las prendas encorsetadas en conjunto con faldas voluminosas para ensalzar la femininad, así como la decadencia, tomando como inspiración las fotografías que tomó Brassaï de los bajos fondos de París en los años 30. Excesos, lujuria, pecado... poco era el glamour en las estampas de este artista que, con el tiempo, pasaría a trabajar después con Dior, Vionnet e incluso varias reconocidas cabeceras de moda.
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