Las hombreras, la tendencia más empoderadora según pasarela y 'street style'

La historia de la emancipación de la mujer viaja a la par de este favorecedor elemento de moda, un detalle que arrasa en los looks de las que más saben de moda

Por Paula Martíns

En su máxima expresión, con gran presencia y tamaño. Rotundas, estridentes e imponentes. Las historia de las hombreras es uno de esos relatos que merece la pena destacar, pues si bien recientemente exclusivas casas de moda como Saint Laurent han viralizado los diseños de su última colección de primavera/verano 2023 apostando por este elemento almohadillado como su eje vertebral sobre la pasarela de Paris Fashion Week, lo cierto es que su historia guarda tras de sí una connotación social que ha jugado un papel clave en el empoderamiento y la emancipación de la mujer.

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Decir que la moda es reflejo del contexto socio-cultural que vive cada época es un hecho irrefutable al igual que lo es afirmar que las tendencias pasadas siempre terminan siendo futuras. Sin embargo, cuando las hombreras nacieron, allá por los años 30, lo hicieron influenciadas por la moda masculina, pero bajo un claro propósito: otorgar a la mujer el mismo papel que el hombre. Qué mejor manera de hacerlo, pues, que imitando sus armarios para que la balanza se igualara y fueran ellas también las que ocuparan nuevos espacios, rompiendo todos los estándares estilísticos que imperaban en la época. 

Si hubiera que hablar de una personalidad que ayudó a enfatizar las hombreras, por esta época, esa fue Elsa Schiaparelli, quien las presentó públicamente sobre la pasarela en su colección de otoño/invierno 1931-32 y creó varias prendas en colaboración con artistas surrealistas experimentando con ellas. Con ello, y en creaciones que comenzaban a cambiar sus patrones de otras firmas y gracias a la fuerte apuesta que personalidades reconocidas y admiradas del momento, como Joan Crawford, hicieron por ellas, por entonces todo parecía indicar que el foco, que hasta el momento estaba dirigido hacia atraer la mirada a la cintura de la mujer, comenzaría a sustituirse por el de resaltar la cadera. Y para hacerlo, la zona de los hombros jugaba un papel principal, ya que actuaba como eje desde el que partían todas las costuras de las prendas.

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De la Segunda Guerra Mundial a la actualidad: las hombreras salen a la calle

Las hombreras comenzaron a acomodarse en las americanas, cazadoras y las chaquetas del momento y, una década después y en plena Segunda Guerra Mundial, se popularizaron todavía más cuando las mujeres dejaron de trabajar solamente en el ámbito doméstico para hacerlo, también, fuera de casa; en puestos que hasta el momento solo pertenecían a los hombres. Los roles de género parecían estar cambiando, pero sin embargo, a pesar de que nacieron temprano, el mundo volvió a dar marcha atrás y con la llegada del New Look de Christian Dior la cintura y las estructuras hiper femeninas volvieron a tomar protagonismo, relegando a las hombreras a un plano secundario, casi, invisible. Su regreso se hizo de rogar, pero cuando volvieron lo hicieron por todo lo alto en los años 80, durante una época dorada. Por entonces no solo recuperaron su legado, sino que aumentaron su presencia en la ropa llevándose en su versión más extrema de la mano de otras exclusivas marcas como Ralph Lauren o Giorgio Armani.

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Lucir este elemento en cualquier prenda era (y todavía es) sinónimo de poder. Una declaración de intenciones que permitió a muchas mujeres hacerse un hueco en la sociedad y enfrentarse de “tú a tú” con cualquier hombre, en mayor igualdad de condiciones, al menos estilística.

Basta con situar el espacio-temporal de cada uno de sus renacimientos para darse cuenta de su importancia, pues después de esa época de oro en los 80, no sería hasta 2008 cuando las recuperaríamos en nuestros armarios, justo coincidiendo con la crisis mundial de la bancarrota de los bancos americanos, que afectó a la economía global. Así entrarían de nuevo en el juego, justo en pleno cambio de paradigma y después de todas las controvertidas y convulsas tendencias de los 2000 que hoy también vuelven a formar parte de nuestros armarios. En esta fecha, de hecho, se establecieron como emblema y sello identitario de firmas como Balmain, la cual nos costaría imaginarnos hoy sin ellas.

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¿Su siguiente oleada? Nada más terminar la cuarentena a raíz de la Covid-19. Acompañaron a sudaderas, a camisetas sencillas y a otras prendas cómodas en looks admirados de celebrities y referentes de moda tan estilosas como Hailey Bieber, quien apuesta por ellas una y otra vez para salir a la calle o asistir a cualquier evento.

¿Cómo llevar las hombreras?

Ahora, en 2023 y tras ver las últimas pasarelas de primavera/verano 2023-24, parece que continuarán en nuestros vestuarios. No solo eso, vuelven a asemejarse a las de la década en la que cautivaron toda la atención, es decir, regresan a las prendas en su versión más exagerada y notoria.Según las firmas de moda y los looks que podemos ver a pie de calle, se llevan XL y en toda tipología de chaquetas y abrigos, combinados tanto con falda como con pantalón y para acompañar a looks elegantes de invitada, de oficina o a los más informales. Todo parece ser válido.

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¿Coincidencia? Teniendo en cuenta que en la moda nada es en vano, y repasando el pasado de este elemento, no parece casualidad. En un momento en el que el feminismo está a la orden del día y las mujeres consiguen, cada vez, más logros tanto en el ámbito profesional como en el personal, todo parece indicar que esta corriente de estilo ha vuelto para quedarse.

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Hablar de hombreras es hablar de historia. Una armadura que narra cómo la moda ha servido -y sirve- como arma concienciadora y símbolo de ayuda para que la mujer gane espacio en la sociedad. Es una herramienta estética, pero también, es social.