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Puede que dazzling (deslumbrante) fuera el dress code de la boda de la diseñadora de Misha Nonoo y el empresario Michael Hess, pero la traducción que han hecho las invitadas poco ha tenido que ver con tejidos brillantes, exagerados bordados de pedrería o aplicaciones de grandes cristales. Ni Meghan Markle, que ha preferido apostar por el siempre acertado negro con sutiles toques brillantes, ni Katy Perry, que ha arriesgado en fucsia con un diseño de Marchesa, han sucumbido a la idea más literal de deslumbrar. Tampoco Ivanka Trump ha necesitado de glitter para convertirse en una de las invitadas más llamativas y mejor vestidas de esta boda celebrada en Roma. Con un vestido plisado de inspiración griega, largo y vaporoso, con capa y cinturón, la hija del Presidente de los Estados Unidos ha demostrado que elegante y sexy sí pueden combinarse en un mismo diseño.
A su llegada a Villa Aurelia, donde se ha celebrado el enlace, Ivanka Trump ha llamado la atención por su elegante peinado estilo años 30 y su favorecedor maquillaje natural. Pero ha sido al alejar los fotógrafos el zoom que se ha podido apreciar lo más llamativo de su look de invitada, una espectacular capa semitransparente con cola anudada al cuello con un delicado lazo. Bajo ella, ha lucido un sencillo pero totalmente acertado vestido del mismo tono rosa empolvado que mantenía ese equilibrio ideal entre elegancia y seducción, una pieza con pronunciado escote en 'V' y gran abertura en la espalda confeccionada en un tejido plisado muy ligero que finalizaba en una vaporosa falda larga evasé perteneciente a la casa Galia Lahav.
Para otorgar ese toque glam que requería el protocolo, ha añadido a este diseño complementos metalizados que aumentaban la sofisticación. Potenciando su figura y marcando la estética griega del conjunto, ha sumado un cinturón plateado rígido a contraste con el bolso de mano en tono champán. En cuanto a las joyas, han destacado los pendientes, unas piezas XL de nácar con forma romboidal firmados por Kenneth Jay.
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