A punto de celebrar sus primeras navidades como duquesa de Sussex y, por lo tanto, miembro oficial de la Familia Real, Meghan Markle visitó ayer la residencia de ancianos Brinsworth House en Twickenham, Londres. Allí, lució sus curvas de embarazada gracias a un estilismo en el que demostró que, de momento, se resiste a comprar ropa premamá. Sin embargo, a pesar de la cantidad de comentarios que generó el entallado vestido con estampado floral de la firma Brock Collection por el que se decantó, ha habido otro protagonista indiscutible: el significativo anillo con el que completó el look la Duquesa.
Aunque en un principio pasó desapercibido, han sido, una vez más, las redes sociales las encargadas de poner el foco en esta fina pieza de joyería que cuenta con un importante mensaje. Se trata de una delicada sortija de la casa turca Kismet by Milka creada en oro rosa y rematada con un zafiro llamada 'Hamsa', puesto que está decorada por la tradicional Mano de Fátima, un símbolo de protección en forma de mano popular en todo el Oriente Medio y África del Norte, tal y como han destacado numerosos usuarios en Twitter e Instagram. Tradicionalmente, este amuleto pretende atraer felicidad, suerte, salud y buena fortuna. Sorprendentemente, todavía se encuentra disponible en la página web en todas las tallas por 250 libras (unos 277 euros aproximadamente), aunque, conociendo el 'efecto Meghan', no resultaría nada extraño que se agotara en las próximas horas.
Teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra la duquesa de Sussex, embarazada de su primer hijo, parece apropiado que recurra a símbolos de protección y afecto. Además, no es la primera vez que manda mensajes a través de su joyero, lo que parece demostrar que su última elección tampoco ha sido casual. Durante su visita a Australia el pasado octubre, lució tres anillos en el mismo dedo que podrían haber revelado el mes de nacimiento de su futuro hijo.
Estas piezas pertenecían a la firma canadiense Ecksand, y contaban con un diseño muy sencillo en oro rematado con distintas piedras preciosas que, según la prensa británica, desvelaban una importante información. Mientras que la esmeralda es la piedra preciosa correspondiente al mes de agosto (el mismo en el que nació Meghan Markle), el zafiro azul se relaciona con el mes de septiembre (en el que llegó al mundo el príncipe Harry). Los más observadores apreciaron que la tercera era un diamante, que representa el mes de abril, posible momento en el que nacería el bebé, ya que cuadra con las fechas.
A finales de noviembre, Meghan volvía a repetir la estrategia con el conjunto que escogió para asistir a la Hubb Community Kitchen en North Kensington, Londres. Además de la inusual silueta de su vestido, de corte mini y con el que redefinió su estilo premamá, también destacó la joya de estreno que llevó en la mano derecha, un romántico anillo de oro rosa con la palabra 'love' (amor) escrita en él de Solange Azagury. Además de la acepción cariñosa de la palabra, contaba con un mensaje más profundo.
La esposa del príncipe Harry visitó esta comunidad con motivo del libro Together: Our Community Cookbook, en el que participó escribiendo el prólogo y cuyas ventas estaban destinadas a ayudar a los afectados por el fuego de la torre de Grenfell, que causó 72 muertos en junio de 2017. Meses después del lanzamiento del libro, la Duquesa volvió a reunirse con las autoras, que forman parte de la citada Hubb Community Kitchen, cuyo nombre 'hubb' significa 'amor' en árabe, tal y como se explica en los datos de la organización que ofrece la editorial Penguin Random House en su web.
