Durante años, las firmas de lujo se dedicaron a conquistar a la Generación Z, un público joven habituado a la inmediatez y a los ciclos infinitos de microtendencias. Sin embargo, las marcas detectan ahora una caída en la permanencia de ese público y vuelven la mirada hacia quienes crecen en fidelidad, estabilidad económica y afinidad emocional: la Generación X, consumidores adultos con memoria estética, cultura material y un vínculo profundo con las prendas que les acompañaron en los 90 y principios de los 2000.
“Tras años centradas en seducir a la Generación Z con logotipos visibles, campañas virales y colecciones pensadas para redes sociales, las firmas de lujo han comenzado a volver la mirada hacia un público más maduro", señala la estilista y diseñadora Lorenza Gentile ( (lorenzagentile.com), cuando le preguntamos por este giro en el interés de las compañías.
Más allá de que se trata de una generación cuyo poder adquisitivo es más alto, la experta en moda detecta otros motivos que llevan a las firmas a convertir a esta comunidad, nacida entre 1965 y 1980, en el principal foco de interés en ventas: "La Generación X ha aprendido a valorar lo que no necesita ser mostrado, a buscar calidad y durabilidad por encima de la inmediatez y el ruido mediático".
Por qué la 'Gen X' está en el radar de las firmas de moda
Pararse a pensar en todas las causas que pueden convertir a este grupo en el responsable de que las marcas crezcan sus números es sinónimo de encontrar multitud de razones que explican los últimos datos. Y, es que esta generación madura se encuentra transitando un momento vital en el que cuidarse, y disfrutar de la vida, parece primordial. Volver a vivir aquella juventud que vivieron antaño, e incluso una mejor, parece ser otro de los fundamentos que respaldan la teoría.
Si bien durante años trabajaron para hacer valer más su bolsillo, muchos de ellos se encuentran ahora centrados, en parte, en cuidar tanto su bienestar físico —moda, deporte, belleza— como el mental, mediante hábitos más conscientes. Además, es la generación bisagra entre lo analógico y lo digital, habituada a una moda pausada y a una relación íntima con los objetos. No sorprende que los códigos de discreción y durabilidad vuelvan a situarse en el centro de la conversación.
Su devoción por el lujo silencioso destaca, eso sí, entre todos los factores. Como lo define Lorenza Gentile, "ese poder discreto de llevar prendas excelentes sin presumir de ellas, de invertir en materiales nobles en lugar de acumular cantidad, de disfrutar del placer adulto de una compra meditada y duradera" casi parecen haberlo recuperado ellos. "Lucir y tener menos cosas, pero mejores. Menos logotipos, más tejidos de primera calidad. Menos ruido, más artesanía. Un lujo low-key que hoy parece revolucionario frente al exhibicionismo generacional" comenta.
Fiebre por el lujo silencioso y la moda 'vintage'
Pero aún hay más, pues aunque el lujo silencioso está en alza, y son ellos los que más lo consumen, lo cierto es que al mismo tiempo el auge de esta sensibilidad se entrelaza con la poderosa vuelta de las prendas icónicas que ellos mismos lucían en su veintena. Abrigos de pelo, jerséis de punto compacto, cazadoras biker XL, vaqueros rectos, cinturones minimalistas o bolsos sin logotipo reaparecen con fuerza. Para la Generación X, no son tendencias: son recuerdos. Para las firmas, la moda vintage es oportunidad perfecta para renovar clásicos y conectar emocionalmente con quienes ya los llevaron en su juventud.
Sobre este fenómeno, también habla la estilista: La moda acompaña este cambio recuperando códigos que definieron a la Generación X en los años 90 y principios de los 2000. Prendas vintage cuidadosamente seleccionadas y siluetas minimalistas que hablan de estilo sin alardes. La elegancia ya no necesita ser reconocida desde lejos; su fuerza reside en la discreción, en la coherencia y en la atemporalidad de cada elección".
Este giro también se refleja en los accesorios, que se reinventan con una finura casi artesanal. "Los que antes se consideraban discretos o incluso informales - como sandalias de dedo de alta gama—se reinventan con materiales nobles, diseños limpios y tacones discretos que combinan comodidad y sofisticación", comenta Lorenza Gentile.
La experta en moda va más allá, e incluso ejemplifica: "Firmas como Chloé, Miu Miu, Dior, Alaïa o Totême han incluido estas sandalias en sus colecciones Primavera/Verano 2025, elevándolas de objeto casual a símbolo del nuevo lujo relajado. Sin logotipos visibles, sin ostentación, pero con una atención casi artesanal que refleja la esencia del lujo silencioso: calidad y discreción que no necesitan aplausos".
Los rostros famosos de la 'Gen X' que están en todas partes
A este diálogo generacional se suman figuras icónicas que refuerzan la influencia X en la moda contemporánea. Celebrities como Julia Roberts, Angelina Jolie, Nicole Kidman o Jennifer Aniston aparecen en desfiles, premieres y presentaciones de marca con una presencia que demuestra su vigencia estética. Y modelos de su misma generación —Cindy Crawford, Laetitia Casta, Kate Moss— protagonizan campañas o regresan a pasarelas, recordando que su magnetismo sigue en plena forma.
La visión de esta generación también redefine el concepto de lujo como un estilo de vida más consciente. Frente a la velocidad de otras generaciones, la X apuesta por el tiempo, la calma y la selección minuciosa. Una afirmación que explica la estilista: “No se trata solo de ropa o accesorios; es un estilo de vida. El verdadero lujo es tener tiempo, espacio y atención para lo que realmente importa, y la Generación X lo entiende como nadie. Mientras otras generaciones corren tras likes, tendencias y microtendencias, ellos marcan la pauta con decisiones más lentas, reflexivas y conscientes".
Marcas como Jacquemus han sabido captar esta sensibilidad: desfiles en Provenza, guiños a su infancia en sus fotografías, colaboraciones con equipos de fútbol a los que ha estado vinculado, y campañas que apelan a la autenticidad. Esta conexión emocional, territorial y afectiva refuerza un lujo más íntimo, menos ruidoso y muy alineado con lo que la Generación X busca hoy.
“En un mundo que a menudo confunde visibilidad con valor, la Generación X recuerda que el lujo más profundo no se grita ni se exhibe, sino que se vive. La moda y el consumo se transforman así en una experiencia personal, donde cada prenda, cada accesorio y cada elección son un reflejo del tiempo invertido, de la calidad elegida y del estilo que habla por sí mismo", concluye Lorenza Gentile, rematando su opinión con una poderosa sentencia: "Este es el lujo que vuelve a redefinir la industria, silencioso, elegante y completamente revolucionario a su manera".
El resultado es una revolución tranquila: la de una generación que vuelve a ser central para la moda sin ruido, sin prisas y sin necesidad de validación externa. Una elegancia adulta que, lejos de mirar atrás con nostalgia, redefine el futuro con convicción.










