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JOYAS DE LA REALEZA

De joya desconocida a icono real: la sorprendente historia del anillo de kunzita de Máxima de Holanda


Una pieza única de joyería neerlandesa que forma parte de un conjunto extraordinario y une a tres generaciones de la Casa Real de Orange-Nassau


Máxima de Holanda© GTRES
9 de septiembre de 2025 - 14:50 CEST

No es de extrañar que los gestos más elocuentes de una reina se encuentren en los detalles. Hoy, durante su visita oficial junto al rey Guillermo Alejandro a la provincia de Flevoland, Máxima de Holanda ha dejado que su anillo hable por sí solo —tarea encomiable teniendo en cuenta el llamativo color de su vestido—. No es un accesorio más. La soberana ha lucido el anillo de kunzita y diamantes que forma parte de un conjunto histórico perteneciente a la Casa Real de Orange-Nassau, diseñado por una prestigiosa joyería en La Haya. 

La reina de Máxima de Holanda en su visita, junto al rey, a Flevoland© GTRES

Se trata de una pieza de Herman Romberg que no solo destaca por la pureza de sus gemas, sino también por la carga simbólica de haber sido compartida por tres generaciones de mujeres de la realeza neerlandesa: la reina Beatriz, la actual reina Máxima y, más recientemente, la princesa heredera Amalia.

La reina de Máxima de Holanda en su visita, junto al rey, a Flevoland© GTRES

Un conjunto con historia

El anillo es solo una pieza dentro de un set de cinco joyas elaborado por Herman Romberg. Además de este, el conjunto incluye un par de pendientes, un broche rectangular, un colgante en forma de lágrima y un sistema de monturas que permite intercambiar los elementos, combinándolos entre sí con ingeniosos ganchos y tornillos. Esta versatilidad explica por qué la familia real lo ha reutilizado en ocasiones tan distintas: desde recepciones de Estado hasta actos íntimos.

La primera vez que el público tuvo constancia del conjunto fue en 2009, cuando la entonces reina Beatriz lo llevó durante la inauguración de una exposición en el Museo Hermitage de Ámsterdam. Desde entonces, la pieza ha ido apareciendo en momentos clave: en el Día del Príncipe de 2010 (con el broche como protagonista), en la abdicación de Beatriz en 2013 (cuando Máxima combinó el colgante de lágrima con el broche rectangular), o en la recepción por la coronación de Carlos III en Londres, donde la princesa Amalia lució la espectacular lágrima como colgante en un collar de diamantes.

Joyas de la casa real Orange-Nassau© @rombergjewellerydesign

La kunzita, una gema poco común

Lo que distingue este anillo de otros grandes tesoros de la Casa de Orange es la elección de la kunzita, una piedra semipreciosa descubierta a principios del siglo XX y bautizada en honor al gemólogo George Frederick Kunz. Su característico tono entre rosa pálido y lila lo convierte en un mineral apreciado por su rareza, aunque menos frecuente en las colecciones reales que diamantes, zafiros o esmeraldas. Precisamente por eso, que Beatriz lo eligiera en su día, y que Máxima lo haya recuperado ahora, habla de un deseo de singularidad dentro de la tradición. La kunzita no tiene la historia milenaria de los rubíes birmanos o los zafiros de Ceilán, pero su modernidad encaja con el papel renovador que ambas reinas han desempeñado en la monarquía neerlandesa.

Máxima de Holanda © GTRES

Tres generaciones, un mismo símbolo

El recorrido del anillo y sus piezas hermanas revela algo más profundo: la capacidad de la familia real holandesa para transmitir no solo tronos y deberes, sino también símbolos tangibles de continuidad. La reina Beatriz lo llevó en años de estabilidad institucional, Máxima lo recuperó en momentos de transición —como la abdicación de su suegra—, y la princesa Amalia lo ha mostrado como anticipo del futuro de la dinastía.

La princesa Amalia de Holanda© Getty
La reina Máxima de Holanda© Gtres

El propio joyero Herman Romberg, al descubrirse el origen del conjunto, expresó en redes sociales la emoción de ver cómo la misma creación podía recorrer distintas generaciones. Pocas casas reales europeas cuentan con joyas de autor tan identificables, lo que convierte a este set en un orgullo de manufactura nacional.

Máxima y la diplomacia de las joyas

Que hoy la reina haya optado únicamente por el anillo no es casual. En un acto de carácter regional, con un programa centrado en la sostenibilidad y el equilibrio social, llevar una única pieza del conjunto era lo más acertado. Frente a la espectacularidad de los colgantes o broches, la elección de esta joya refuerza un mensaje de cercanía, pero al mismo tiempo conecta con la herencia dinástica.

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