Hoy, la princesa de Gales ha acompañado al príncipe Guillermo en un emotivo acto con motivo del tercer aniversario del fallecimiento de la Reina Isabel II, en la sede local del Women’s Institute en Sunningdale, Berkshire. La visita, inicialmente prevista solo con la presencia de Guillermo, ha contado con la aparición sorpresa de Kate Middleton, quien ha querido rendir homenaje junto a su marido a la memoria de la monarca.
Durante el encuentro, la pareja ha escuchado anécdotas y recuerdos de la reina contados por los miembros del instituto. Para la ocasión, Kate ha llevado un vestido de tartán, un estampado históricamente ligado a la Familia Real y a las raíces escocesas de la monarquía británica.
El diseño es de la firma Alessandra Rich, una prenda midi, de manga corta y con botones. El estampado de tartán, en tonos gris y negro, se complementa con unos tacones de Boss color gris antracita y pendientes de Kiki McDonough, mientras que su melena vuelve a un tono castaño más cercano al habitual, tras su reciente (y comentada) transformación rubia.
El tartán, un símbolo histórico de Escocia y la realeza
El tartán tiene raíces que se remontan al siglo XVI en Escocia, donde cada clan desarrollaba su propio patrón, conocido como sett, que funcionaba como signo de identidad y pertenencia. Los colores y las combinaciones de rayas eran más que un simple estampado: indicaban linaje, territorios y alianzas familiares. Antes del siglo XIX, muchos tartanes eran locales o personales, sin registro oficial, y su uso estaba restringido a las Highlands. Fue la literatura y la influencia de la aristocracia, impulsada por figuras como Sir Walter Scott, la que convirtió el tartán en un símbolo nacional reconocido y asociado a la realeza escocesa.
Antes de que existieran registros oficiales de tartanes, cualquier combinación de rayas podía considerarse propia de un clan. Fue en la boda del príncipe Alberto y la reina Victoria donde el tartán comenzó a aparecer en ceremonias reales fuera de Escocia, popularizando patrones como el Royal Stewart en toda Inglaterra. Hoy, cuando Kate elige un vestido de tartán gris y negro para un acto oficial, no solo sigue una tendencia de moda: rinde un sutil homenaje a siglos de tradición británica, a la historia de la familia real y al legado escocés que ha influido en el vestuario real durante generaciones.
La conexión con la Familia Real británica
La Familia Real ha recurrido al tartán en múltiples ocasiones para homenajear la tradición escocesa. La reina Isabel II solía llevar faldas, bufandas y prendas con patrones Balmoral, inspirados en su residencia en Escocia, y otros miembros, como la princesa Diana de Gales (recordemos su vestido de Catherine Walker con sombrero a juego) o el príncipe Carlos, han usado vestidos y kilts con tartanes históricos en bodas, ceremonias oficiales y celebraciones como la noche de Burns. Algunos patrones, como el Royal Stewart o el Black Watch, se han convertido en icónicos por su asociación directa con la Familia Real y el Ejército Británico, y hoy se reinterpretan en colecciones de Alta Costura y prêt-à-porter.
El tartán en la moda contemporánea
Tras décadas en los uniformes escolares y el estilo preppy, el tartán regresa con fuerza a las pasarelas internacionales. En realidad, hay firmas que nunca lo han abandonado: Vivienne Westwood lo convirtió en uno de sus sellos más reconocibles, combinando un estampado de raíces tradicionales con su estética punk, rebelde y rockera. A su lado, diseñadores como JW Anderson o Alessandra Rich —autora del vestido que Kate ha llevado hoy— lo reinterpretan con cortes modernos, consolidándolo como uno de los grandes básicos de este otoño.
La Princesa de Gales, en esta visita al Women’s Institute junto a William, ha charlado con miembros y con el personal sobre los diferentes proyectos comunitarios que apoyan a las mujeres. Durante la jornada, se ha destacado el homenaje a la Reina Isabel II, quien fue miembro de la organización durante más de 80 años y presidió la rama de Sandringham.
El evento llega justo después de que Kate asistiera a un partido de la Copa Mundial Femenina de Rugby, mientras que William estuvo en un encuentro distinto en Inglaterra, mostrando la implicación de la pareja en distintos compromisos públicos. La visita también coincide con el regreso de Harry al Reino Unido, aunque sin que se esperen encuentros con su padre en estos días.