Durante más de dos décadas, Nicole Kidman ha sido sinónimo de elegancia contenida. Con su piel de porcelana, siluetas limpias y una predilección por el minimalismo, la actriz australiana se ha consolidado como una de las figuras más coherentes (y previsibles) de la alfombra roja. Era embajadora no oficial del "quiet luxury" mucho antes de que se pusiera de moda: trajes de Michael Kors, vestidos columna de Armani Privé, guiños sobrios a Chanel... Siempre impecable, pero sin sorpresas. Hasta ahora.
En los últimos meses, Kidman ha dado un giro estilístico que no ha pasado desapercibido. Lo hemos visto en Cannes, con un look metalizado que parecía sacado del armario de una superestrella del K-pop. Lo confirmó en los estrenos de su serie Babygirl, incluso ha coqueteado con lo coquette: moños altos, lazos, estética de muñeca moderna.
Hay varias pistas. La primera: Kidman, a sus 57 años, está protagonizando una etapa profesional marcada por la versatilidad. Lejos de encasillarse, ha pasado de Nine Perfect Strangers a Expats, de The Undoing a The Perfect Couple, demostrando que no tiene intención de retirarse al rincón de las actrices respetables. Su imagen, como su carrera, busca renovación constante. La segunda: su estilista, Julia von Boehm, ha apostado por explotar una versión más actual y atrevida de Nicole. A diferencia de otras celebrities que rejuvenecen a golpe de clichés, Kidman se permite jugar sin caer en la caricatura. No está disfrazada de veinteañera, está explorando un nuevo registro. La tercera, y quizás la más significativa, es que la moda también ha cambiado. En una era donde las grandes casas juegan con la nostalgia Y2K, el maximalismo y la provocación controlada, incluso los íconos de la sobriedad necesitan actualizar su narrativa visual. Y Nicole lo ha entendido mejor que nadie.
Nicole Kidman deslumbró en Venecia donde presentó Babygirl. Para esta ocasión, la actriz lució una falda larga en color negro y un cuerpo estructurado y con volumen arquitectónico. Un diseño de Schiaparelli.
En la premiere de The Perfect Couple de Netflix, Nicole arriesgó con un vestido de lentejuelas negro con un escote sorprendente. Dejando ver que últimamente opta por looks mucho más "juveniles".
En el Festival de Cannes y con un look que recuerda a los años 2000, con chaqueta de cuero, cinturón y pantalones de talle bajo. Con esto Nicole se suma a las tendencias nostálgicas que están tan presentes actualmente.
Otra de las tendencias que ha seguido Nicole Kidman es la de los trajes y blazers oversize, popularizadas por Hailey Bieber y otras jóvenes celebrities.
Como una diosa griega en la alfombra roja de la 82ª edición de los Premios Globo de Oro, la actriz, con un vestido de Balenciaga, derrocha glamour hollywoodiense. Su peinado nos recuerda a Barbie y es tremendamente rejuvenecedor.
Este look de Nicole Kidman combina el estilo clásico (con un vestido negro de flores) y el actual (con un peinado y un maquillaje que evoca a Avril Lavigne).
Un traje negro de lentejuelas que destaca por su escote pronunciado y los detalles en color blanco. Aunque Nicole sigue apostando por prendas atemporales, la vemos más segura con las tendencias y con los diseños arriesgados.
Lo que resalta de la transformación de estilo de Nicole Kidman, es su versatilidad. La podemos ver con looks muy diferentes entre sí. En este caso, junto con un pelo con ondas de sirena, lleva un vestido blanco con toques ibicencos.
El reloj de OMEGA que ha llevado Nicole Kidman en la final de Wimbledon, no es lo único que nos llama la atención de este look. Además de este accesorio engastado con diamantes (modelo Constellation), luce un traje de chaqueta y pantalón en color blanco. En los últimos meses, Nicole ha perfeccionado cómo llevar piezas clásicas y hacerlas actuales.