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Si acabas de adoptar un gato, te habrás dado cuenta de que su educación es todo un reto. Sobre todo, si también tienes perros en casa, animales cuyo adiestramiento suele resultar más fácil. También habrás reparado en que los gatos son animales libres. Son independientes y muy curiosos. Necesitan descubrir qué escondes en los armarios, jugar con los cables (y suelen hacerlo de noche) o probar el plato que acabas de cocinar. Por no hablar del sofá, el lugar predilecto del felino, que no dudará en utilizarlo para afilarse las uñas. ¿Qué hacer para evitarlo? Educación y refuerzo positivo. No hay que regañarle y, por supuesto, castigarle ni, mucho menos, utilizar la violencia. No lograrás nada con ello. Y, en cambio, puedes convertir a tu mascota en un animal asustadizo, agresivo y arisco. Para explicarte qué puedes hacer para educar a tu gato bien y sin castigos, hemos hablado con Anna Jovells, veterinaria y etóloga de AniCura Vetamic Clínica Veterinaria. 

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¿Hay que regañar o castigar a un gato si ha hecho algo mal?

En general, cuando un gato desarrolla una conducta inapropiada nunca debería ser regañado, ya que haciéndolo podemos promover o potenciar respuestas de agresividad por miedo, además, de afectar negativamente su bienestar.

Cuando un gato hace algo mal, dicha conducta debe ser ignorada y sustituida por otra que no sea molesta para el propietario. Por ejemplo, si un gato juega muy brusco, mordiendo y arañando las manos del dueño, se debe interrumpir el juego inmediatamente y redirigirlo hacia juguetes, como tirar una pelotita.

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¿Por qué no conviene utilizar el castigo?

El hecho de regañar tanto perros como gatos suele generar miedo, frustración o excitación en vez de llevar a un aprendizaje, aunque dicho castigo se lleve a cabo justo en el momento en que el animal desarrolla la conducta indeseada o inmediatamente después. Además, al regañar no estamos ofreciendo ninguna alternativa al animal para que pueda realizar esa conducta sin que resulte molesta, de tal forma que seguirá desarrollando ese comportamiento pero cuando el dueño no esté presente.

En el caso de los gatos, emociones como el miedo, la excitación o la frustración pueden traducirse en conductas agresivas tales como mordiscos, arañazos, emboscadas... Y aunque las mordeduras de gato no son tan frecuentes como las de perro, las lesiones que causan sus mordeduras o arañazos representan un riesgo para la salud del propietario, puesto que pueden transmitir enfermedades infecciosas con facilidad, como la enfermedad del arañazo del gato. Por ese motivo, la educación de los gatos (y de los perros) debe basarse siempre en el refuerzo positivo.

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¿Cómo podemos practicar el refuerzo positivo en gatos?

Recompensar conductas adecuadas es clave para la educación de los gatos. El refuerzo positivo en gatos, igual que en perros, consiste en premiar al animal justo después de la conducta que nos interesa reforzar. Para que el gato asocie el premio con una determinada conducta es importante premiarlo inmediatamente después de ésta. Por ejemplo, podemos decirle “muy bien” y posteriormente ofrecerle un trocito de comida que sea especialmente apetitoso para él. Además, debemos tener en cuenta que el aprendizaje será más rápido y efectivo si el premio se ofrece en el momento adecuado y si el premio es valioso para el animal.

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¿Qué hacemos si se hace pis fuera del arenero?

Los problemas de eliminación inadecuada son un trastorno de conducta frecuente en los gatos. El primer paso para solucionarlos consiste en descubrir la causa de dicha conducta, que puede ser un problema de aversión al arenero, un problema de marcaje (sexual, territorial o por estrés), por un aprendizaje incorrecto, o bien un problema médico (infección del tracto urinario inferior o cistitis idiopática felina, entre otros).

Los problemas de aversión al arenero son bastante frecuentes, y para evitarlos debemos tener en cuenta cuáles son los requisitos para tener un arenero o bandeja ideal, que son

  • Bandeja descubierta, sin tapa 
  • Tamaño adecuado 
  • Limpieza adecuada (se recomienda retirar heces y orina 1-2 veces al día y cambiar toda la arena 1 vez por semana)
  • Disponer de un arenero más que el número de gatos que conviven en una casa
  • Utilizar arenas no perfumadas y aglomerantes
  • Llenar los areneros con suficiente sustrato 
  • Colocar las bandejas lejos de la comida, del lugar de descanso, y de zonas ruidosas o de paso

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¿Y si se sube a la mesa para 'robar' comida?

Cuando un gato sube a la mesa para robar comida, seguramente lo hace porque sabe que puede obtener comida, ya sea porque le hayan ofrecido en alguna ocasión o porque la consigue robar él mismo. En cualquier caso, el hecho de conseguir comida es lo que refuerza la conducta de subir a la mesa. Por ese motivo, en este tipo de situaciones lo que se recomienda en primer lugar es eliminar ese refuerzo, es decir, evitar que consiga comida en la mesa, y en segundo lugar, ofrecerle una alternativa para cuando sea la hora de comer. Por ejemplo, podemos darle de comer su comida favorita, bien en su plato o bien un juguete dispensador de comida (p.ej. pelotas rellenas de comida), a la misma hora de comer de los dueños.

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¿Qué hacemos para que no arañe el sofá?

Tal y como hemos comentado, regañar o castigar nunca debería ser una opción. Si nuestro gato araña el sofá es porque siente la necesidad de rascar, ya sea como conducta de marcaje (dejando una señal visual y olfativa), o bien juego o sencillamente para estirar su musculatura. En estos casos lo que deberíamos hacer es pensar si tiene alguna alternativa al sofá para desarrollar esta conducta, preguntándonos ¿Tiene rascador? ¿El rascador está ubicado en un lugar visible de la casa? ¿Qué tipo de rascador es, vertical o horizontal? ¿Es alto?

Como pautas generales, cuando tenemos un problema de rascado deberíamos

  • Eliminar cualquier forma de castigo
  • Dificultar el rascado en las zonas que no nos interese, por ejemplo cubriendo el sofá con papel de burbujas o aluminio
  • Colocar un rascador para gato justo al lado de la zona donde solía rascar (el sofá) y premiar al gato cuando lo use, 
  • Escoger un rascador atractivo para el gato, que suelen ser los que permiten dejar marcas verticales (se recomienda evitar los que tienen cuerda enroscada horizontalmente en estos casos) 
  • Eliminar las marcas del sofá cubriéndolas para que dejen de ser visibles y limpiando con detergente enzimático.   

Como medida complementaria, se recomienda el uso de feromonas, en concreto la fracción F3 de la feromona facial felina, para aplicarla en la zona donde se quiere evitar el rascado.

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¿Cómo evitar que juegue con los cables?

De nuevo, el castigo estaría contraindicado, ya sea castigo verbal, físico o a través de espráis con agua, entre otros. Si un gato muerde los cables, deberíamos dificultarle el acceso a ellos, mejorar el entorno con medidas de enriquecimiento ambiental y asegurarnos que recibe estimulación suficiente.

En cuanto al enriquecimiento ambiental, deberíamos asegurarnos de que tenemos rascadores adecuados, que permitan las conductas de marcaje; superficies elevadas (p. ej. estantes o rascadores elevados con plataformas) y escondites (p. ej. cajas de cartón o camas nido) para el gato, y por último juguetes que se muevan y puedan cazarse (evitar luces láser) o bien juguetes dispensadores de comida.

Con relación a la estimulación, es muy recomendable establecer rutinas de juego estables con el gato, preferiblemente en los momentos de máxima actividad (crepuscular). La rutina de juego reduce la probabilidad que el gato sienta necesidad de jugar (y morder cables) por la noche.

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