¿Por qué los perros tienen miedo y cómo ayudarles a superarlo?

Te explicamos cuáles son los miedos más comunes en los perros, qué puede provocar que los sufran y qué debemos hacer para no fomentarlos. Además, te damos ideas prácticas que pueden complementar el tratamiento que prescriba el especialista en medicinal animal. 

Por Nuria Safont

Los perros también tienen miedo, y esta emoción puede provocarles problemas de conducta además de mermar, significativamente, su calidad de vida. Los perros miedosos padecen estrés gran parte del día. Además, cualquier ruido o situación extrema puede hacerles huir, lo que puede suponer un riesgo para su integridad. Por ello, es importante que los cuidadores de estos animales consulten al veterinario o, mejor, a un experto en etología para lograr que su mascota se sienta más segura, con menos miedos y viva más feliz. 

Hablamos con la veterinaria y etóloga Isabel Luño Muniesa, que además es practice manager en Anicura. Esta experta nos explica cuáles son los miedos más comunes en los perros, qué puede provocar que los sufran y qué debemos hacer para no fomentarlos. Además, nos dará ideas prácticas que pueden complementar el tratamiento que prescriba el especialista en medicinal animal. 

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¿Es normal que los peros tengan miedos?

El miedo es una emoción que aparece en situaciones que son percibidas como una amenaza para el animal. Esta emoción le genera una serie de cambios a nivel interno y externo que se manifiestan con cambios en la conducta, de manera que le permitan alejarse o protegerse del estímulo que el animal considera nocivo.

Los estudios científicos más recientes sitúan la prevalencia general de los problemas de miedo o ansiedad en la población canina en torno al 45­55%, lo que significa que aproximadamente la mitad de los perros del mundo tiene miedo a algún estímulo. Si nos centramos en los distintos tipos de estímulos que pueden generar miedo a un perro, los miedos más frecuentes son a ruidos intensos, a personas y a otros perros, por ese orden.

Así, en las consultas de medicina del comportamiento, pero también en las consultas veterinarias de todo tipo, es muy común encontrar perros con miedo a ruidos intensos como los petardos, las tormentas, o los fuegos artificiales, pero también a ruidos de tráfico (motos, autobuses, coches), ruidos sorpresivos (puertas que se cierran, objetos que caen de pronto) o ruidos domésticos, como el aspirador, el secador de pelo o la maquinilla de afeitar.

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¿Por qué se generan estos miedos? 

Las causas del miedo en perros son variadas, y muchas veces, se combinan entre sí. Las más importantes serían:

  • Predisposición genética: existen individuos que nacen ya con una genética que facilita que muestren miedo a diversos estímulos. Son esos perros que ya desde cachorros, sin haber tenido experiencias negativas, notamos que tienen un temperamento “miedoso”. La ciencia ha demostrado varias evidencias que apoyan este origen genético del miedo: es relativamente heredable de padres a hijos (padres miedosos es fácil que tengan hijos miedosos), se han encontrado lugares específicos en los cromosomas (ADN) que se han podido asociar a rasgos de miedo y ansiedad, y se han detectado razas más miedosas que otras, lo que apoyaría la teoría de que existe un origen genético para el miedo.
  • Socialización inadecuada: en el perro, existe un periodo durante el cual el cerebro está más predispuesto a reconocer los estímulos como “normales”, de manera que no le generen miedo a posteriori. Cuando durante ese periodo (de las 3 a las 12 semanas) se priva al cachorro de conocer esos estímulos tanto sociales como sensoriales, existe mayor probabilidad de que esto le genere miedo posteriormente. Un ejemplo muy claro es el de aquellos perros que pasan su periodo de socialización en una zona rural y después van a vivir a una ciudad. Es posible e incluso probable que los ruidos del tráfico, algún mobiliario urbano o la forma de vestir o complementos de algunas personas le dé miedo. Esto también suele explicar el miedo específico a algunos tipos de personas. Por ejemplo, el miedo a niños que pueden tener perros en cuyo periodo de socialización no han conocido niños.
  • Experiencias negativas o traumáticas: el hecho de experimentar una situación especialmente amenazante puede generar miedo en un perro que no lo manifestara anteriormente. Este tipo de miedo puede aparecer en un animal de cualquier edad, pero en edades tempranas incrementan la probabilidad de padecer una fobia de adulto. Cachorros de 8-10 semanas parecen ser especialmente sensibles a los efectos de los estímulos que desencadenan respuestas de miedo.
  • Problemas médicos: algunos problemas de salud, pero especialmente todos aquellos que cursen con dolor pueden generar en el perro miedo a ser tocado para evitar dicho dolor. Por eso es importante acudir a un veterinario para descartar estas causas cuando se observan conductas de miedo.

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¿Cómo influye la educación de cachorros?

De una manera muy importante, pero no es la única. De hecho, se puede influir en el desarrollo de miedos del cachorro desde incluso antes de su nacimiento. Hembras que padezcan estrés durante la gestación pueden generar individuos con una menor capacidad de adaptación a los estresores, lo que podrían facilitar la aparición de conductas de miedo.

Además, una calidad del cuidado materno inadecuada se ha relacionado con la aparición de miedos generalizados, sensibilidad a ruidos y ansiedad por separación, lo que indica que las madres tienen un papel muy importante en la prevención de problemas de miedos en cachorros.

Por otro lado, todo lo que se realiza durante el periodo de socialización afecta mucho a la prevención de miedos. Así, cachorros que durante su periodo de socialización han podido conocer de manera positiva aquellos estímulos con los que vivirán después, reducirán la probabilidad de tener miedo a dichos estímulos (sociales y no sociales). Una vez terminado este periodo, acompañarles y facilitarles el conocimiento progresivo y positivo de nuevos estímulos también facilitará su adaptación a los mismos.

Asimismo, los cuidadores tienen un rol de acompañamiento importante, pero sin olvidar todos los factores anteriores. Si proporcionan a los perros un entorno seguro, les acompañan a conocer estímulos que les generan curiosidad, les ayudan a que los vean como algo positivo (asociándolo con algo que les guste, como comida, juego, caricias, o palabras amables), no les riñen o castigan por manifestar conductas de miedo, les dan oportunidades y herramientas para gestionarlas y no les exponen de manera forzada a lo que les da miedo, es mucho más fácil que los perros puedan gestionar mejor.

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¿Qué debemos hacer para no generar estos miedos?

Si tenemos en cuenta todos los factores causantes y predisponentes, podríamos aportar nuestro granito de arena de las siguientes maneras:

  • Retirando de la cría a individuos miedosos.
  • Retirando de la cría a madres con baja calidad del cuidado materno.
  • Asegurando que, durante la gestación, la madre no sufra estrés físico, mental ni emocional.
  • Durante el periodo de socialización, pero también una vez terminado, permitiendo al cachorro conocer todos aquellos estímulos sociales (distintos tipos de personas, distintos tipos de perros y otras especies, como gatos) y no sociales (visuales, auditivos, olfativos, gustativos y sensoriales) de manera positiva (asociarlos con comida, con juego, con caricias o palabras amables), progresiva (empezar con el estímulo lejos o en su versión más reducida o menos invasiva e irlo haciendo más presente), y siempre muy atentos al lenguaje corporal del cachorro. Si muestra indicios de miedo, ir más despacio todavía.
  • A lo largo de la vida del perro, acompañarle (no forzarle) a descubrir nuevos estímulos que le llamen la atención, no castigarle o reñirle por manifestar miedo, ayudarle a percibir como positivos estímulos que son neutros o pueden parecerle negativos (por ejemplo, en la visita al veterinario, darle chuches mientras lo pesan), y no forzarle a experimentar situaciones que indica que no le gustan (lo que se llama inundación) con la pretensión de “que se acostumbre”.
  • Por otro lado, la experta nos recomienda no estresar a la madre durante la gestación, asustar al cachorro o realizar manipulaciones agresivas (en cualquier momento de la vida, pero especialmente de cachorro), ignorar su lenguaje corporal (cuando un perro está indicando miedo ante nuestra conducta, seguir haciendo lo que estamos haciendo puede incrementar su miedo), presentarle estímulos de manera sorpresiva (por ejemplo, explotarle un globo cerca de golpe, pensando en que se acostumbre) …

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¿Cómo tratar a un perro con miedo? 

En caso de detectar conductas de miedo, lo mejor es acudir a su veterinario de confianza, quien le indicará cómo proceder o le derivará a un veterinario especialista en comportamiento. Se estima que solo una tercera parte de los cuidadores de perros con problemas de miedo buscan ayuda profesional, lo que indica que hay 2/3 partes de población canina experimentando miedo no tratado.

Los consejos básicos hasta acudir al especialista serían no forzar al perro a que se vea expuesto a esa situación, intentar evitar esas situaciones o hacérselas lo menos evidentes posible (por ejemplo, en caso de miedo a tormentas, pasarlas dentro de casa, con persianas bajadas y ventanas cerradas), y por supuesto no castigarle si en sus reacciones de miedo presenta alguna conducta inadecuada para la convivencia.

Una vez en el especialista, este propondrá un tratamiento que incluirá unas pautas de modificación de conducta, y en algunas ocasiones, puede ser necesaria medicación que ayude al perro, tanto de manera continua como en las situaciones puntuales de miedos.

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