¿Por qué mi gato me muerde cuando le acaricio?

Los gatos no entienden el afecto de la misma forma que los humanos, en ocasiones el problema no es tanto del felino como de su dueño.

Por David Navarro

En ocasiones, a los humanos el comportamiento de los gatos nos resulta algo desconcertante, por eso se les considera mascotas con una personalidad muy atrayente, pues no son dóciles ni plenamente predecibles. Les gusta nuestra presencia, pero no demasiado. Piden cariños, pero a la vez escapan de ellos. ¿Cómo entender éste comportamiento cuando nos muerden al tocarles?

Habría primero que diferenciar qué tipo de mordisco está profiriendo el animal y el nivel de gravedad de la situación. Es muy probable que el gato muerda suavemente y que acompañe este acto con cierto ronroneo, en este caso estaríamos hablando más bien de una reacción de cariño por parte del gato, si son leves y al gato se le ve conforme con la situación, los mordiscos son equivalentes a los besos humanos.

Sin embargo, no todos los gatos mantienen el mismo interés y deleite a la hora de ser acariciados por humanos. Se ha demostrado que según avanza su edad y se hacen más mayores este nivel de interés por los mimos puede ir desapareciendo gradualmente, mostrándose incómodos con las caricias e incluso mordiendo para mantenerlas en su justa medida.

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Comprender el instinto felino

Si tienes gato lo sabrás: no son animales sociables. Sin embargo, el hecho de que se inserten en la rutina doméstica de un hogar de seres humanos a veces nos contraría. Porque las personas actuamos bajo unas pautas de cariño, cuidado y socialidad, y los gatos en muchas ocasiones parecen integrarse, como un miembro más de la familia. Pero no podemos olvidar sus instintos y el comportamiento inherente a su especie.

Los gatos en estado puro no mantienen relación con otros animales, incluso de su especie, pues se trata de un animal solitario que dosifica mucho sus muestras de cariño y de cercanía. Pueden admitir caricias, pero de forma natural su instinto les pide que sea por un periodo de tiempo breve. Acariciar a un gato fuertemente y de forma contínua va en contra de su “programación” natural, y es más probable que en el fondo le genere estrés que una sensación de cariño.

Distintas explicaciones para gatos jóvenes y gatos ancianos

La socialización de un gato en sus fases más tiernas de desarrollo es vital para convertir a un felino cazador y solitario en un animal casero y plenamente establecido en el hogar. Esto solo es posible si el gatito ha socializado suficientemente con humanos antes de cumplir las 14 semanas de edad. Cuanto más mayor abra su círculo y se establezca en una dinámica humana, más le costará formar parte de nuestro sistema de afecto, la cercanía le será algo más ajeno.

Por otro lado, cuanto mayores son, más probabilidad de que tengan algún tipo de dolencia o achaque. A los gatos no les gusta mostrar sus debilidades, y en ocasiones resulta muy difícil saber si están enfermos o les duele algo, pues no resulta evidente. Puede que unas de las razones más sencillas y directas para comprender por qué un gato huye de las caricias es que tenga algún tipo de dolor en zonas concretas de su cuerpo, y al ser rozado en éstas le duela especialmente.

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El lenguaje propio de los gatos

Cuando hablamos del comportamiento de los animales cometemos el error de sorprendernos porque no reaccionan como esperamos, sin embargo es vital entender que un animal nunca comprenderá ni responderá a las interacciones humanas de la forma que nosotros esperaríamos de un ser consciente y socializado.

Lo que para nosotros es una muestra de cariño, para los gatos puede ser un suplicio o incluso una trasgresión de su espacio. Cierto es que muy a menudo los gatos llaman nuestra atención, se pavonean para que interactuemos con ellos, se sientan encima de nosotros, del ordenador, o demuestran su interés por estar próximos “anidando” en nuestra cama de noche. Todas estas muestras parecen de cariño, pero no pueden ser vistas desde el prisma humano.

El gato necesita espacio, y una dosis muy concreta de cariño. Por eso, cuando el felino nos saluda puede hacerlo simplemente con un mordisco o un arañazo, como haría con sus congéneres, pero no más. Esto varía según el gato, pero en muchas ocasiones lo que nosotros podríamos interpretar como una agresión tras un cariño (un mordisco cuando le acariciamos) en el fondo es su respuesta natural, para los humanos es común acariciar, para los gatos lo es morder.

Por otro lado, cuando un gato nos saluda restregando su cabeza contra nosotros, especialmente en nuestras piernas y manos (comportamiento denominado “allo rubbing”), lo que está diciendo es que nos considera sus amigos: seres de confianza. Pero es un “error” humano considerar que se trata de una llamada de atención para colmarse de cariños. Para el gato, generalmente, basta con ese restringe puntual y concreto, y en muchas ocasiones es el arranque de una sesión de caricias innecesarias para él. ¿Cómo pararlas? Mordiendo.

Ante la pregunta: ¿existe alguna forma de que mi gato no me muerda cuando le acaricio? La respuesta es sencilla pero tal vez difícil de asimilar: no le acaricies. Por lo menos no en la duración y la intensidad con la que lo estás haciendo, pues él te estaría diciendo que pares. No es una cuestión sencilla, pues el gato está apelando a sus raíces más sinceras: las que le convierten en lo que es, un gato.

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