Los ronquidos, ¿un problema con solución?

El doctor Eduardo Junco Anós nos habla de sus causas y del posible tratamiento

Por hola.com

Detrás del sonido que provoca el ronquido -con el que conviven muchas personas- puede encontrarse un problema médico, más allá de la molestia lógica que ocasiona. Se trata de una común realidad entre la población y aunque las mujeres también roncan, es mayor la prevalencia en varones. Hay que tener en cuenta que, en sí mismo, roncar no tiene por qué suponer patología alguna y son dos las condiciones que hacen del roncar un auténtico problema de salud:

  • En primer lugar hay que tener en consideración si el roncador tiene pareja o comparte el dormitorio. De ser así, los problemas pueden surgir en las alteraciones del sueño que un ronquido intenso pueden originar en la pareja o acompañante. Además, también hay que considerar los conflictos (discusiones, enfrentamientos, etc.) que con motivo de los ronquidos pudiesen aparecer.

  • En segundo lugar, hay que analizar si esos ronquidos se acompañan o no de dificultades respiratorias y pausas de apnea. Ante la confirmación, tras la realización de un estudio del sueño, deben buscarse soluciones, ya que los problemas derivados de este tipo de trastornos pueden resultar muy importantes a medio y largo plazo.

    ¿Qué es el SAOS? Tras estas siglas se encuentra el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño, el principal trastorno respiratorio que se manifiesta en forma de ronquidos y pausas de apnea. Normalmente, el paciente consulta al médico no por los ronquidos, sino por la somnolencia diurna característica del proceso. El problema es que las pausas de apnea, aunque breves (para ser consideradas como tal deben tener una duración de al menos 10 segundos), se acompañan de despertares imperceptibles que dificultan el adecuado descanso, al impedir el sueño profundo. Los pacientes con SAOS tienen más de 10 pausas de apnea por hora, lo que evidentemente impide un descanso adecuado.

    El ronquido se convierte en estos casos en el reflejo de un problema de mayor calado y es que el paciente con SAOS tiene dificultad para concentrarse en su trabajo, se queda dormido ante cualquier situación monótona o aburrida y una de sus más importantes consecuencias: se duerme al volante aumentando el riesgo de tener o provocar accidentes de tráfico.

    Además, recientes estudios han demostrado cómo el SAOS altera el metabolismo basal, disminuyendo la resistencia a la insulina e induciendo diabetes tipo 2 y está relacionado con la aparición de hipertensión arterial y la mayor probabilidad de tener problemas cardiovasculares diversos.

    En definitiva, ante una persona roncadora habitual, deben explorarse las características del sueño y realizar las pruebas necesarias que permitan confirmar o descartar la existencia de pausas de apnea acompañantes. Tanto las pausas de apnea como el SAOS y otros síndromes relacionados, no siempre se acompañan de ronquidos. Por este motivo y ante una somnolencia diurna habitual, también deben explorarse posibles trastornos respiratorios y tratarlos en consecuencia.

    Realizar un estudio del sueño. Se trata de una valoración multidimensional de las características fisiológicas del sueño que se miden y evalúan mediante un polisomnógrafo. Este aparato consta de una serie de sensores y receptores que se colocan en diferentes partes del cuerpo (cráneo, ojos y extremidades). Los resultados muestran parámetros muy variados como, por ejemplo, los periodos de sueño REM y no REM, el número de pausas de apnea, los movimientos y contracciones musculares, etc. Mediante este tipo de estudios puede diagnosticarse con certeza un SAOS y, en función de los resultados, iniciar una adecuada estrategia terapéutica.

    ¿Hay alguna solución? Los ronquidos tienen solución en muchas ocasiones, pero lo más importante es valorar si se acompañan o no de pausas de apnea u otros trastornos respiratorios. Hay que valorar si existe sobrepeso, si el paciente roncador es fumador, bebedor habitual o usuario de medicación sedante, ya que todos estos factores favorecen la aparición de trastornos respiratorios del sueño.

    Es fundamental estudiar la estructura de la vía aérea y, si hubiera alguna anomalía, valorar la posibilidad de utilizar alguna prótesis que facilitara el flujo aéreo o de alguna intervención quirúrgica que pudiese ofrecer soluciones. Normalmente, será el otorrinolaringólogo el encargado de valorar la situación a este nivel y de intervenir si fuera el caso.

    Una vez descartadas o agotadas las posibilidades en cuanto a la vía aérea superior se refiere y controlados los factores de riesgo, se pueden plantear otras posibilidades terapéuticas. Una de ellas consiste en la utilización de máquinas especiales facilitadoras de un flujo aéreo continuo (CPAP). Este flujo se aplicaría mediante una mascarilla anatómica durante las horas de sueño. No todos los pacientes tiene indicación para este tipo de tratamiento y no todos consiguen adaptarse al mismo, ya que resulta bastante molesto y engorroso. Sin embargo, los esfuerzos por adaptarse pueden merecer la pena, ya que se obtienen excelentes resultados tras su aplicación.

    Consejos a tener en cuenta:
  • No beber alcohol.
  • No fumar.
  • Evitar la medicación sedante.
  • Adelgazar en el caso de tener sobrepeso.
  • Comprobar la existencia de pausas de apnea.
  • Revisar la estructura y anatomia de la vía aérea.