A las afueras de Madrid, en una zona residencial de Aravaca, Lucía Bárcena (Bilbao, 1993) nos recibe en su chalet familiar. Allí, junto a su marido, Marco Juncadella, hijo de la princesa Cristina Hohenlohe y jinete experimentado, y sus hijas, Filipa y Leonora, disfruta de su recién estrenado hogar y todavía conserva la ilusión de quien está construyendo, con mimo, su primera casa en propiedad.
Un proceso para el que la prescriptora y empresaria ha confiado en Pilar García Ferrer, al frente del estudio de arquitectura e interiorismo Pilsferrer, y que se ha traducido -tras varios meses- en una casa acogedora, luminosa, moderna por fuera y más clásica por dentro, y llena de papeles pintados y detalles con alma.
“Ahora que tenemos nuestro propio hogar, me apetece compartirlo con mis seres queridos. Me gusta ver disfrutar a mi familia y mis amigas”
“Antes de ser amigas, ya era fan del trabajo de Pilar, porque todo lo que hace tiene muchísima personalidad. Deseábamos una casa distinta a lo que habíamos tenido hasta ahora, que tendía al minimalismo y a los tonos blancos.
Nos apetecía algo muy original, divertido y con toques de color, y ella era la persona perfecta para plasmarlo”, cuenta la bilbaína, cuya inclinación por la belleza le viene desde la infancia y es la responsable de que, entre estas cuatro paredes, no se haya dado puntada sin hilo.
Cada objeto, mueble y obra de arte tiene su razón de ser; concebidos a medida, comprados en mercadillos, anticuarios y subastas, y posteriormente restaurados, heredados de su familia e incluso creados por ella misma, como los espejos del baño de las niñas o la pantalla de la lámpara que decora el pasillo. “Queríamos conseguir piezas únicas y hasta que las encuentras pasa bastante tiempo, pero el resultado merece la pena”.
Acostumbrada a priorizar la calidad y abordar cualquier proyecto despacio y con buena letra, Lucía es igual de minuciosa en el ámbito profesional. Tras emprender en el mundo de la moda con la marca de baño Petra Swimwear y la firma de invitadas Barey Collection, en las que ya no está involucrada, se plantea nuevos retos más relacionados con la decoración y la hostelería, coincidiendo con los intereses que actualmente la motivan. De esta etapa de cambios y primeras veces, hablamos con ella un soleado miércoles de primavera.
-¿Cómo disteis con este chalet?
-Queríamos una casa, especialmente por Aravaca, que quedara cerca de algunos colegios que nos gustaban, que tuviera opción de jardín y parques y naturaleza alrededor. Estuvimos buscando durante un año y, cuando apareció esta oportunidad, nos cautivó.
-¿Hicisteis mucha reforma?
-Aunque el proyecto estuviera cerrado, teníamos la oportunidad de personalizar la vivienda y eso fue lo que decantó la balanza. Replanteamos la distribución para adaptarla a nuestras necesidades. Teniendo dos hijas, queríamos un cuarto de juegos y un baño con bañera para ellas.
-¿Cómo ha sido trabajar con una amiga?
-Pilar siempre bromea y dice que somos sus mejores clientes, porque estamos muy alineados, confiamos en su criterio y todo lo que nos propone es bien recibido. En ese sentido, ha sido muy fácil.
-De entre todas las piezas elegidas concienzudamente, ¿tienes favoritas?
-Diría que una es el cabecero de nuestro dormitorio, que Pilar y yo creamos a medida. Una de las cosas que tenía claras es que nuestra habitación fuera un espacio de paz, que entrase y me gustara absolutamente todo, mirase hacia donde mirase. Posiblemente por eso es el cuarto en el que más nos hemos volcado. Aunque mis preferidas son unos apliques del salón que encontramos en un anticuario y fue lo primero que pusimos.
-¿Tienes alguna marca predilecta?
-Gastón y Daniela para los textiles. El Corte Inglés también me parece un básico, pero sobre todo compro en anticuarios y casas de subastas, como Auctionet. Antes de dormir, en vez de estar con las redes, mi adicción es meterme en ellas en busca de tesoros.
-¿Cuál es el rincón que más disfrutáis?
-El cuarto de juegos, ¡estamos aquí todo el día! Fue por el que empezamos y el que hemos decorado con más ilusión.
-¿Qué es lo que más te gusta de recibir y ejercer como anfitriona?
-Ver disfrutar a mi familia y amigas. Ahora que tenemos esta casa, me apetece compartirla con mis seres queridos. Invitamos todo el rato y organizamos meriendas con cualquier excusa.
-¿Por dónde empiezas, cuando te dedicas a organizar una velada?
-Por el postre, no sé muy bien por qué. Igual porque la repostería es lo que más me estimula y le apetece a la gente. Me encanta hacer recetas nuevas, que las prueben y me den su opinión. Muchas veces hacemos concursos, cada persona trae un plato y competimos a ver quién ha hecho, por ejemplo, la mejor tortilla. Después de pensar en la comida, elijo el resto de cosas según el tipo de temática.
-¿Y qué importancia le das a los detalles para crear un ambiente acogedor?
-Lo son todo. Tengamos o no invitados, nos gusta poner música. La iluminación me parece crucial, intentamos que sea cálida e indirecta, como la que proyectan las velas o alguna lamparita. Este tipo de elementos cambian completamente la atmósfera circundante.
-¿Cuáles son tus imprescindibles a la hora de montar una mesa bonita?
-Flores, o alguna aportación vegetal acorde a la temporada, velas y candelabros. Tenemos también vajillas antiguas para las ocasiones especiales.
-¿Sois “cocinitas”? ¿Tenéis receta estrella?
-La realidad es que, hasta hace poco, se encargaba Marco, o cada amigo traía algo, pero hace unos meses empecé a cocinar y descubrí que me encanta. Ahora lo hacemos los dos y hay un plato de puerros al horno, con burrata, granada, boniato y una salsa especial, que siempre triunfa. Y de postre, mi banana bread saludable, sin azúcar ni harina, ¡que vuela!
-¿Recuerdas cuál ha sido la celebración más memorable que habéis organizado?
-El 40 cumpleaños de mi marido. Vino su familia desde Barcelona y éramos como 30 personas. Hicimos un asado en el jardín y lo recuerdo con muchísimo cariño, porque por fin pudimos hacer una reunión junto a nuestros seres queridos en nuestro propio hogar.
-¿Sois caseros, o de no parar?
-Supercaseros, aunque a Marco le gusta más socializar y quedar en grupo grande. Yo podría estar en el chalet todo el fin de semana y no me aburriría, así que tratamos de hacer un mix.
-¿Qué tipo de planes hacéis?
-No perdonamos ir a desayunar los domingos a El Galgo, en El Viso. Tiene una terraza maravillosa, donde los niños juegan a su aire, y así los adultos podemos tomar algo tranquilos. Mis hijas lo llaman “El churro”, porque es lo que comen allí. También somos mucho de escaparnos al campo y a la playa durante el invierno.
-Y para el verano, ¿ya tenéis pensadas vuestras escapadas?
-A partir de junio, nos vamos a Galicia con mis padres, luego a Sotogrande y, por último, a Ibiza. Cada año hacemos esta ruta, hasta que toca volver en septiembre.
-Vuelta al cole y al trabajo. ¿En qué proyectos estás inmersa?
-Le estoy dando muchas vueltas a hacer algo relacionado con el mundo infantil, o meterme en el sector de la hostelería, que es algo que, a priori, la gente no se espera de mí. Montar algo pequeño, familiar, muy cuidado y en un sitio estratégico. Algo así como traer el plan de los domingos a nuestra zona.
-¿Te planteas una firma homónima?
-Me encantaría. No sé si en esta ocasión sería de moda, como mis anteriores propuestas, porque estoy en una etapa en la que me tira más la decoración y la cocina.
Depurada calidez
Piezas de autor, sabias mezclas de estampados y grandes dosis de estilo propio conforman un hogar con personalidad; perfecto como lugar de reunión en invierno y de disfrute con el buen tiempo.