A veces la vida nos tiene reservado un giro de guion inesperado y otras, como en el caso de Gloria Rodés (Barcelona, 1996), Glo para quienes la conocen de cerca, eres tú quien lo propicia. A los 22 años, justo cuando se estaba graduando en ADE, decidió abrir en su ciudad natal, y junto a su amiga y socia Andrea Estany, la cadena de ensaladas para llevar -hechas a medida y con ingredientes de calidad- Enlagloria Salad House. Una fórmula que, pese a triunfar en Estados Unidos, todavía no se había importado a España.
“El proyecto nació en 2018 como trabajo de fin de carrera. Vimos una oportunidad en el mercado y nos lanzamos”, apunta esta emprendedora apasionada por la cocina, descendiente de una importante saga de empresarios catalanes por parte de padre, Alfonso Rodés, y cuya madre, Clara Riera, es una de las dos mitades de Los vasos de agua clara, la firma de cristalería que adoran las interioristas y socialites europeas.
“Lo de este apartamento fue un flechazo. Cada pared tenía un color diferente e irradiaba personalidad. ¡Fue imposible no imaginarme viviendo aquí!”
La incursión en el sector de la restauración le hizo entender que estar ante los fogones es lo que la hace feliz y convirtió esta vocación no solo en su profesión, sino también en un acto de amor recurrente hacia los suyos. Su casa del barrio de Sant Gervasi es testigo de cuánto le gusta ejercer de anfitriona y guisar para los demás.
“Me encanta todo el proceso: pensar el menú, preparar la mesa, cocinar los platos... y, sobre todo, ver a mis amigos y familia disfrutando. Creo que recibir tiene algo adictivo”. Con motivo de su primer libro de recetas, Encuentros en la cocina (2025), cuya portada es obra de su íntima amiga Isabel Llanza, cofundadora de la marca Isita Home, nos invita a asomarnos a su hogar y a esas veladas que con tanto mimo organiza y saben tan bien como lucen.
-¿Cómo diste con este piso?
-Fue el segundo que visité tras decidir independizarme y tuve un flechazo. Era de una interiorista encantadora y se respiraba algo especial. Cada pared tenía un color diferente e irradiaba personalidad. ¡Fue imposible no imaginarme viviendo aquí!
-¿Hiciste mucha reforma?
-Lo reformamos respetando los elementos originales más especiales, como los techos y la distribución. Para la decoración conté con una de mis amigas de toda la vida, Concha Casamitjana. Mi madre también se implicó y fue una gran ayuda. Lo tenía bastante claro desde el principio: paredes blancas, toques ingleses, tapicerías de colores, espacios abiertos y la cocina en el centro de todo.
-¿Cómo describirías el resultado?
-Diría que es un hogar joven, acogedor y con un punto clásico. Pensado para disfrutar y compartir.
-¿Hay alguna pieza que tenga un gran valor para ti?
-La isla de la cocina. La encontré durante un viaje a Francia con mi madre y una amiga suya. Era un mueble antiguo y lo recuperamos para convertirlo en el corazón de esta estancia. Me encanta cocinar mientras mis amigas están en el salón. Sirve como un lugar de encuentro.
-¿Es este tu rincón favorito?
-Totalmente. Paso mucho tiempo aquí. Guisar me relaja. Los fines de semana lo disfruto incluso más, porque puedo hacerlo con calma.
-¿Algún capricho reciente que te hayas concedido?
-Acostumbro a invertir en libros de cocina y en manteles y vajillas diferentes. Las últimas copas que compré son de Los vasos de agua clara, las cuales están pintadas a mano y aportan un toque increíble.
-¿De dónde viene esa inclinación por los fogones?
-De pequeña pasaba bastante tiempo en la cocina con mi madre, pero fue al lanzar Enlagloria cuando descubrí lo feliz que soy cocinando.
-¿Cuál es tu primer recuerdo gastro?
-Las reuniones familiares de los domingos con mis abuelos en restaurantes de Barcelona. Nos animaban a probar cosas nuevas y, sin duda, gracias a ellos aprendimos a apreciar la comida.
-¿Qué es lo bonito de reunir a la gente en torno a la mesa?
-Crear un espacio donde todo fluye y surgen vínculos imprevistos. Al final, las buenas conversaciones y los grandes recuerdos suceden muchas veces alrededor de una mesa.
-¿Cuáles son tus platos estrella cuando quieres celebrar algo importante?
-Intento que sean prácticos para no estar todo el tiempo trasteando. Suelo poner un bufé para que cada uno se sirva. Un menú que siempre funciona es: pollo al horno, cebollas glaseadas, patatas baby con romero, una buena mostaza y alguna verdura de temporada también al horno. Es sencillo, pero no falla. Y de postre, un pastel de mi amiga Silvia Paricio.
“Me gusta invertir en libros de recetas, manteles y vajillas. Las últimas copas que compré son de Los vasos de agua clara”
-¿Qué hace memorable una velada?
-Buena comida, buena compañía... y buen vino.
-¿Eres de vestir la mesa con esmero?
-Trato de encontrar el equilibrio entre lo cuidado y lo natural. Unas flores frescas, una vajilla que resalte y pequeños detalles que hagan que todo encaje. Me inspiran las que crea mi tía Irene (@lestablesdirene).
-¿Qué nos puedes contar de tu libro Encuentros en la cocina?
-Recoge recetas de casa, muchas de ellas transmitidas de generación en generación, y está repleto de ideas para menús cotidianos y para ocasiones especiales.
-Imagino que cada receta tiene una historia, ¿alguna de las 150 que propones a la que le guardes especial cariño?
-A los macarrones de mi abuela Gloria, por ejemplo. También a la samfaina de mi yaya Isabel. Y luego están todas las de las celebraciones, como las de Navidad, que me recuerdan a las fiestas con mis primos y tíos. Soy una persona muy familiar, y para mí muchos platos encapsulan recuerdos.
-Además de Enlagloria, ¿qué otras direcciones de Barcelona recomiendas?
-En esta ciudad tenemos una oferta gastronómica increíble. Destacaría Bodega Bonay, por su ambiente y su tatín de alcachofas; Majide, por su tartar de atún, y Casa Costa, para almorzar rodaballo al pilpil frente al mar.
-¿Eres muy de tu barrio y sus locales?
-¡Mucho! Me encanta ir al mercado, a la panadería, a tomar un café... Los fines de semana bajo andando al MACBA a ver alguna exposición, o me escapo a la playa a tomar un aperitivo.
“Para la decoración conté con mi amiga Concha Casamitjana y con mi madre. Este es un hogar joven, acogedor y con un punto clásico”