¿Cuáles son esas señales?
“La piel se estresa manifestando síntomas de patologías dermatológicas que tenemos o controladas con la aparición momentáneas de enfermedades que pasado el momento de estrés desaparecen”, nos cuenta el especialista, que destaca que, entre los síntomas más habituales nos encontramos los siguientes:
-La piel está más deshidratada, seca, más apagada, flácida y con las arrugas más marcadas debido a la deshidratación.
-Puede mostrarse también más grasa.
-Aumenta su grado de sensibilidad.
-Puede aparecer prurito.
-También afecta al cuero cabelludo, provocando una mayor pérdida de cabello de la habitual (100-150 cabellos/día).
-Aparición de puntos negros y granitos.
-Descamaciones en partes del cuerpo donde no tenemos ningún problema cutáneo, como son los pliegues interdigitales de las manos, en las aletas de la nariz, debajo de las cejas.
-Piel que se enroje con un simple rascado.
-Aparición de bolsas y ojeras si el estrés no nos deja descansar adecuadamente.
“El motivo es que el estrés provoca que el sistema inmune cutáneo no funcione correctamente y el pH de la piel esté alterado”, cuenta el doctor.
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