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Abrigarse

Ni la gripe ni el resfriado se producen por el frío ni por ir con el pelo mojado. Sin embargo, sí es cierto que cuando las temperaturas son muy bajas y desciende el calor corporal, nuestras defensas se resienten y son menos capaces de combatir los virus que provocan estas dolencias de invierno. Por tanto, lo ideal es ir abrigado y a capas, es decir, poder quitarse partes de abrigo para no pasar calor ni frío. 

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Dormir las horas necesarias

Dormir es fundamental para gozar de buena salud. Mientras dormimos, nuestro cerebro se regenera, así como el resto del organismo. Dormir entre siete y ocho horas al día y procurarse un descanso reparador ayuda a prevenir enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, y otras patologías como las neurológicas. También influye en nuestro sistema inmunológico. Si dormimos bien nos sentiremos mejor. 

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Llevar una dieta saludable

Somos lo que comemos. Y cuanto mejor lo hagamos, más saludables estaremos, fuertes y nuestro organismo se encontará más capacitado para combatir un contagio, si este se produce. Además, comer bien hace que nos mantengamos en un óptimo peso corporal. La dieta variada y equilibrada, como la mediterránea, es la mejor para mantener un sistema inmunológico reforzado. 

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Hacer ejercicio

El ejercicio físico es nuestro gran aliado para tener buena salud. Pero ojo, no hay que conformarse con dar un paseo, lo fundamental es llevar una verdadera vida activa, practicando deporte a diario. De esta manera, se fortalece el sistema cardiovascular, se reduce la tensión arterial y lograremos mantener un peso adecuado. Todo ello redunda en unas defensas más fuertes. 

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Intensificar las medidas de higiene

Lo mejor para no tener gripes ni resfriados es evitar el contagio. Su transmisión se produce por el aire, y en menor medida por contacto directo con personas afectadas. Los virus pueden vivir hasta 24 horas en superficies metálicas o plásticas. Una de las principales vías de contagio son los picaportes de las puertas, los pasamanos, los carritos, los agarradores del metro y del autobús, los botones del ascensor... Por ello recomiendan lavarse las manos muy a menudo y siempre al llegar a casa. Además, hay que llevar en el bolso desinfectantes líquidos (con un 60 % de alcohol) para utilizar cada vez que sea necesario. En el hogar, es importante mantener limpios los interruptores de la luz, los agarradores de las puertas, los brazos de los sillones, el teclado del ordenador, el ratón, el móvil... porque también pueden contagiar enfermedades.

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Rebajar el estrés

El estrés puntual no es malo. Es un mecanismo de supervivencia y te ayuda a ser más eficaz en las tareas diarias. Sin embargo, el estrés crónico, aquel que no puedes controlar, va haciendo mella en tu salud e, incluso, afecta a tus defensas. Aunque se trata de un mecanismo muy complejo, la razón por la que el estrés afecta a nuestras defensas, explicado a grandes rasgos, se debe a que cuando nuestro cuerpo está sometido a elevados niveles de estrés de forma continuada, la mayor parte de la energía se distribuye en los músculos para prepararnos para la acción. Eso hace que el sistema inmunológico 'baje' la guardia, y nos hace más susceptibles a enfermar. 

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Tomar vitamina C

Aunque existen multitud de estudios que prueban y desmienten si la vitamina C previene el resfriado, lo que sí parece demostrado es que esta vitamina tienen un efecto moderado en el alivio de los síntomas del resfriado común  que es antioxidante y que frena la acción de los radicales libres. Por lo que, viendo que tampoco perjudica, que no es cara y se vende sin receta, es recomendable que se tome vitamina C. Además de la que se puede adquirir en la farmacia, hay numerosos alimentos que la contienen, no solo el zumo de naranja. Por ejemplo, el brócoli, tomate, pimiento son verduras ricas en este nutriente. 

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Beber muchos líquidos

Aunque no parece que beber sea importante para las defensas, beber abundantes líquidos es esencial para que el sistema inmunológico funcione correctamente.  Ten en cuenta que no se trata de beber cualquier tipo de líquido, es decir, no estamos hablando de las bebidas refrescantes o del alcohol. Hay que beber agua, infusiones o caldos no grasos para hidratar el organismo, y evitar que los virus, que encuentran en la deshidratación una oportunidad para 'atacarte', campen a sus anchas. 

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Recurrir a hierbas y suplementos

Existen multitud de píldoras, sobres, ampollas y preparados de hierbas... que afirman reforzar la inmunidad. Aunque los científicos no saben si lo que parece elevar los niveles de anticuerpos en la sangre consigue mejorar la inmunidad general, tampoco está de más hacer uso de algunos de estos complementos, eso sí, cuanto más naturales mejor.

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No fumar

El tabaco es un tóxico que afecta a todo el organismo. Pero no solo fumar es malo, el tabaquismo pasivo y el humo de tercera mano (el que se queda en muebles, ropa, etc.) también perjudica la salud. Por tanto, el mejor favor que puedes hacerle a tu organismo y a tus defensas es dejar de fumar. Consulta con tu médico, puesto que él te dirá cuál es el mejor método para abandonar el hábito tabáquico. Además, recientemente se ha aprobado la financiación de un medicamento que te ayudará. 

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No tomar alcohol o hacerlo solo con moderación

Durante mucho tiempo hemos pensado que beber una copa de vino al día es bueno para la salud. Sin embargo, en los últimos años, los especialistas advierten de que la creencia de que el vino es cardiosaludable no está demostrada. Lo que sí se conocen son los efectos adversos del alcohol en la salud, puesto que puede dañar el hígado, los riñones, el estómago, el corazón y, por tanto, el sistema inmunitario. En resumen, no pasa nada si de vez en cuando te tomas un vino o una cerveza. Lo que hay que evitar es el hábito de beber todos los días. 

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Vacunarse contra la gripe y la neumonía

La vacuna previene entre el 70 y el 90 por ciento de las gripes y, aunque este porcentaje baja en las personas mayores, es importante vacunarse porque las infecciones respiratorias, la gripe y la neumonía son una de las principales causas de muerte en mayores de 65 años.

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Los antibióticos, solo con prescripción médica

No nos cansaremos de repetirlo: los antibióticos no combaten los virus, que son los que causan gripes y catarros. Son útiles contra las infecciones bacterianas. Sin embargo, el uso inadecuado de estos medicamentos está dando lugar a un creciente problema de resistencia, y eso hace que las enfermedades que hoy se pueden tratar con antibióticos dejen de ser curables con los mismos fármacos. Así que jamás deben tomarse si no los receta el médico.

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En definitiva, llevar una vida sana, activa, evitar tóxicos, gestionar mejor nuestras emociones para poder enfrentarnos a los problemas de la vida diaria, salir más al campo y disfrutar al aire libre para controlar el estrés es el mejor método para subir las defensas. 

Además, debemos cumplir con las medidas de prevención que nos indican los expertos. La primera, lavarse las manos, ya que es uno de los avances médicos fundamentales para evitar el contagio. Lo mismo ocurre con las vacunas. La población de riesgo debe estar al tanto del calendario vacunal para protegerse. 

Y si, pese a seguir todos estos consejos finalmente nos toca, hay que tratar de impedir la propagación de los virus entre nuestros amigos y familiares, por lo que thyssenkrupp Home Solutions recomienda:

- Cubrirse la boca al toser con un pañuelo desechable.
- No sonarse con pañuelos de tela, sino de papel (y desecharlos tras cada uso).
- Lavarse las manos a menudo, siempre después de sonarse, de ir al baño, de cambiar pañales, de manipular objetos de las mascotas, antes de comer, de cocinar y de manipular alimentos.
- Tener una toalla propia y echarla a lavar a menudo, incluso sería preferible, durante la enfermedad, secarse las manos con papel.
- Ventilar el hogar cada día una o dos veces durante diez minutos.
- Beber muchos líquidos.

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