Se ha encendido un nuevo debate en redes y nadie deja de hablar sobre ello: ¿es que ahora da vergüenza tener novio? Seguro que ya lo has leído. O has visto un vídeo en cualquiera de tus redes sociales que analice, al milímetro (como se hace todo en estos tiempos), esta tendencia, apoyándola o denostándola. Porque parece que el mundo digital se ha dividido en dos: entre quien dice que lo mejor es estar soltero -y es motivo de orgullo- y quien afirma más bien todo lo contrario, que la vida está hecha para compartirla con alguien.
Sabemos que las relaciones de pareja no son como las de antes, que ya son muy pocos los que pronuncian el ‘sí, quiero’ para toda la vida (de verdad), como hacían nuestros abuelos, o entregan su amor de forma incondicional, ‘hasta que la muerte los separe’. Pero, ¿hasta qué punto está cambiando todo? ¿Estamos ante una nueva revolución?
Marian Barrantes, psicóloga experta en terapia de pareja, nos lo explica.
Una transformación histórica
Ella lo tiene claro. “Las relaciones de pareja están viviendo una transformación histórica”. Si bien, “antes el amor se concebía como permanencia y estabilidad, hoy se percibe más como elección, como algo que se renueva cada día. Durante mucho tiempo, el ideal era ‘encontrar a alguien para toda la vida’. Ahora, el ideal es ‘encontrar a alguien con quien sentirse bien mientras dure”.
Las nuevas generaciones han cambiado el ‘juego’. No eligen una relación “desde la obligación, sino desde la coherencia emocional. No quieren quedarse ‘porque toca’, sino porque se sienten en paz y con alguien que les aporte”.
Este cambio, apunta, “tiene que ver con la evolución social y con la madurez emocional de muchas mujeres, que hoy tienen más independencia económica, más educación emocional y más conciencia sobre lo que necesitan. Pero también tiene un lado más complejo: la sobreexposición, las redes, el miedo al compromiso y la dificultad para sostener la vulnerabilidad”.
“Las parejas duran menos, se replantean más las cosas y viven con más ansiedad. Nos hemos vuelto más exigentes, y eso es bueno si se hace desde el autocuidado, pero agotador si se hace desde la comparación constante”.
Antes sola que mal acompañada
Hay muchas más mujeres solteras que antaño, no por falta de opciones, puntualiza, “sino porque, por fin, están eligiendo desde la conciencia y no desde el miedo a quedarse solas”. En la actualidad, también, se exige más, “las mujeres buscan relaciones equilibradas, no jerárquicas; hombres emocionalmente disponibles, no paternalistas; vínculos con comunicación, no con juegos de poder. Y eso hace que el filtro sea más alto”.
“Muchas se han reconciliado con la soledad como espacio de autoconocimiento y de bienestar. Prefieren esperar a una relación que sume, en lugar de aceptar una que reste. Esto tiene mucho que ver con el empoderamiento emocional: ya no necesitamos que una pareja valide nuestro valor”.
Ahora bien, ¿quiere decir esto que, de verdad, da vergüenza tener novio? “No sé si definirlo como vergüenza. Lo que sí está claro es que antes, tener pareja era símbolo de éxito social; hoy, para muchas mujeres, se ha convertido en algo que deben justificar”.
Hay quien "sienten que estar en pareja puede restarles valor o autonomía. Es como si amar fuera sinónimo de debilidad o de dependencia emocional, cuando, en realidad, es una decisión y consciente"
“Sienten que estar en pareja puede restarles valor o autonomía. Es como si amar fuera sinónimo de debilidad o de dependencia emocional, cuando, en realidad, es una decisión y consciente”.
En su consulta, explica, “lo veo constantemente: mujeres que se sienten poderosas solas, pero que, al enamorarse, sienten que traicionan esa identidad. Les da miedo ‘perderse’ dentro del vínculo o ser vistas como ‘la que ahora está pendiente de alguien”.
En realidad, destaca, “el problema no es tener pareja, sino repetir los modelos antiguos de pareja. Podemos estar con alguien sin perder la libertad, pero, para eso, hay que haberla construido antes. El amor no tiene por qué restar: puede sumar, si ambas personas son adultas y se eligen desde la madurez”.
El fenómeno del ‘heteropesimismo’
Sí, las mujeres ya no tienen miedo a quedarse sin pareja. Aunque también puede resultar a veces contradictorio que no dejemos de escuchar al mismo tiempo discursos sobre el ‘heteropesimismo’ -o lo que en internet se interpreta como un cansancio de las mujeres y de los hombres heterosexuales a la hora de encontrar pareja-.
“Surge como respuesta al desencanto”, nos cuenta Marian. “Mujeres que se sienten cansadas de relaciones poco recíprocas; hombres que no entienden los nuevos códigos afectivos; y una sensación general de que ‘ya no hay nadie que merezca la pena’. Pero ese pesimismo no es el fin del amor, es el inicio de un amor más maduro”.
No se trata de que se haya dejado de creer en el amor, pero se han caído los mitos. “Durante décadas, se nos vendió una idea romántica que no encajaba con la realidad: el alma gemela, el amor eterno, la media naranja… Y hoy, con más conciencia emocional y más divorcios a la vista, muchas personas se han sentido defraudadas con ese modelo”.
"Durante décadas, se nos vendió una idea romántica que no encajaba con la realidad: el alma gemela, el amor eterno, la media naranja… Y hoy, con más conciencia emocional y más divorcios a la vista, muchas personas se han sentido defraudadas con ese modelo"
“Transitamos del ideal romántico al realismo emocional. El amor no desaparece, se transforma. Ya no queremos príncipes ni princesas, queremos compañeros de vida con los que compartir vulnerabilidad, respeto y crecimiento”.
Quizá tú también hayas notado que la esfera digital está polarizada. Mujeres que dicen estar 'decepcionadas' con los hombres y viceversa, como si estuvieran tirando una pelota de un tejado a otro. En verdad, "lo que hay es confusión. Estamos en una etapa de reajuste entre dos modelos: el amor tradicional y el amor moderno. Las reglas han cambiado, pero no todos las hemos aprendido a la vez".
Ellas, afirma, "han hecho una revolución emocional: han aprendido a poner límites, a pedir igualdad, a expresar lo que sienten sin miedo. En cambio, muchos hombres todavía están buscando su lugar en ese nuevo tablero. No porque no quieran, sino porque no se les ha enseñado a conectar con sus emociones".
No se trata, sin embargo, de una 'guerra', sino de un "desajuste de ritmos. Estamos aprendiendo a relacionarnos desde la horizontalidad, y eso genera tensión, reproches y frustración. La clave está en dejar de preguntarnos quién tiene razón y empezar a cuestionarnos qué necesita cada parte. Sólo desde ahí se puede construir la confianza".
Antes el amor se medía en likes… Ahora, en paz mental
¿Y qué ocurre con aquellos que tienen pareja pero deciden no mostrarla en sus redes sociales? Cada vez más los que optan por no subir fotos muy sutiles, en las que, por ejemplo, sólo se ve la mano de su pareja o se intuye que están con alguien. Y Marian no duda en que podemos hablar de una nueva tendencia. “Igual que hubo una época en la que mostrar tu relación era una especie de trofeo digital, ahora estamos asistiendo a lo contrario: el minimalismo emocional”.
Lo que define como “una reacción natural a la saturación de exposición de los últimos años. Mostrar menos se asocia con madurez, con seguridad, con estabilidad. Antes el amor se medía en likes, ahora, en paz mental”.
“La exposición desgasta y la intimidad se ha vuelto un refugio. Vivimos en una sociedad hipervisual, donde parece que, si no lo muestras, no existe; pero, en realidad, lo que más se cuida es precisamente lo que no se enseña”.
Mostrar tu relación en redes, detalla, “puede parecer inocente, pero te coloca bajo una lupa constante: comentarios, comparaciones, expectativas”. Y, si esto termina, luego llegan “las explicaciones el mundo”.
Así que ocultar, aclara, “no siempre es esconder: muchas veces es proteger”.
Sea como fuere la 'controversia' está servida. Y sólo hay una cosa que tener en cuenta: "lo ideal es elegir en lugar de deber".








