Ir al contenido principalIr al pie de página
Es Tendencia

Carlo Bressa, investigador: "La salud intestinal y la cerebral están profundamente conectadas"


Hablamos con el autor de un estudio pionero realizado en España que apunta que la microbiota intestinal podría ayudar a detectar precozmente el riesgo de Alzheimer


Carlos Bressa, investigador del Instituto de Investigaciones Biosanitarias de la Universidad Francisco de Vitoria.© UFV
14 de octubre de 2025 - 18:00 CEST

¿Puede nuestra microbiota intestinal anticipar el riesgo de padecer Alzheimer? Un estudio pionero realizado por investigadores de la Universidad Francisco de Vitoria, en colaboración con la UCM y la Universidad Europea de Madrid, abre una nueva vía para la detección precoz de esta enfermedad neurodegenerativa. Publicado en la revista científica AMB Express, el trabajo sugiere que ciertos patrones en la microbiota intestinal podrían actuar como biomarcadores tempranos del riesgo genético asociado al Alzheimer, incluso en personas jóvenes y sanas.

El estudio se centró en el análisis de la microbiota de 77 adultos portadores del gen APOE4, conocido por aumentar significativamente la probabilidad de desarrollar Alzheimer. Los resultados revelaron alteraciones microbianas específicas, como la reducción de bacterias del género Megamonas y Eubacterium brachy, así como cambios en rutas metabólicas relacionadas con antioxidantes y compuestos neuroprotectores. Estas adaptaciones podrían reflejar respuestas tempranas del organismo frente al estrés oxidativo, mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas neurológicos.

Hemos tenido la ocasión de entrevistar a Carlo Bressa, investigador del Instituto de Investigaciones Biosanitarias de la UFV y coautor principal del estudio, quien explica cómo estos hallazgos podrían transformar el enfoque clínico hacia la prevención personalizada del Alzheimer. Desde el potencial diagnóstico no invasivo hasta el papel clave de la microbiota en la salud cerebral, hablamos sobre una investigación que podría cambiar la forma en que entendemos y abordamos esta enfermedad que afecta a más de 50 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

mujer muy ocupada en la cocina, con el móvil y el ordenador portátil mientras cocina© Getty Images

¿Cómo surge la idea de investigar la relación entre la microbiota intestinal y el riesgo genético de Alzheimer?

La investigación nace de la creciente evidencia que vincula la microbiota intestinal con la salud cerebral, especialmente a través del eje intestino-cerebro. Existen señales de que los microorganismos que habitan el intestino pueden modular procesos inflamatorios y metabólicos que impactan en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Si bien el APOE4 se reconoce como el principal factor genético de riesgo para la enfermedad, las interacciones entre la genética, el metabolismo y la microbiota aparentemente pueden influir en los mecanismos fisiopatológicos subyacentes existentes en el desarrollo de la enfermedad. Por lo tanto, buscamos determinar si el genotipo APOE4 generaba diferencias en la composición y función microbiana incluso en los adultos sanos antes de la aparición de síntomas neurológicos o patologías relacionadas.

Este tipo de investigación sienta las bases para la medicina de precisión del futuro, es decir, estrategias preventivas personalizadas

Carlo Bressa, investigador

¿Por qué el gen APOE4 es tan relevante en el estudio del Alzheimer?

Constituye el mayor factor de riesgo genético conocido para la enfermedad de Alzheimer, aumentando significativamente la probabilidad de desarrollar la patología y también a una edad más temprana. El APOE4 altera funciones críticas para la biología cerebral, como el metabolismo lipídico, la inflamación y la respuesta al estrés oxidativo, y también está involucrado en mecanismos de reparación y plasticidad neuronal. Por lo tanto, es esencial investigar cómo el APOE4 interacciona con otros factores ambientales y biológicos, como la microbiota, para comprender su impacto en la salud cerebral.

¿Podrían las alteraciones microbianas que se han constatado considerarse biomarcadores fiables para un diagnóstico precoz?

Por el momento, las alteraciones detectadas en la microbiota representan principalmente perfiles asociados al riesgo, pero no alcanzan la solidez como biomarcadores diagnósticos tempranos, en comparación con el gen APOE4. Para considerar su uso clínico, es necesario confirmar su reproducibilidad en distintos grupos poblacionales, su resistencia ante factores modificables y su correlación longitudinal con la progresión cognitiva mediante estudios de mayor escala.

¿Qué posibilidades abre este estudio para la prevención personalizada del Alzheimer?

Este tipo de investigación sienta las bases para la medicina de precisión del futuro, es decir, estrategias preventivas personalizadas, en las cuales el riesgo genético podría modularse mediante la gestión individualizadas de la microbiota intestinal. Si se confirman las implicaciones metabólicas y funcionales, la modulación del microbioma podría convertirse en una vía complementaria para retrasar la aparición de síntomas en individuos portadores del APOE4.

Mantener una dieta equilibrada, variada y rica en fibra, junto a la práctica regular de ejercicio moderado y el manejo del estrés, no solo favorecen el bienestar digestivo

Carlo Bressa, investigador

¿Qué tipo de intervenciones podrían aplicarse en personas con predisposición genética?

Las posibilidades abarcan desde intervenciones dietéticas (por ejemplo, manipulación de macronutrientes o fibra) hasta el uso selectivo de prebióticos, probióticos o simbióticos enfocados en aumentar bacterias beneficiosas o funciones microbianas deficitarias en portadores de APOE4. Además, hábitos de vida saludables (actividad física, evitar el tabaquismo, sueño adecuado) pueden potenciar el equilibrio microbiano y contribuir a la salud cerebral.

yogur natural en una mesa© Getty Images/500px Plus

¿Qué retos existen para trasladar estos hallazgos a la práctica clínica?

Existen varios desafíos: la gran variabilidad interindividual del microbioma, la influencia de variables ambientales (dieta, medicación, geografía), la falta de biomarcadores validados y, sobre todo, la necesidad de confirmar estos hallazgos en estudios longitudinales, diversos y multicéntricos. A esto se suma la dificultad de diseñar intervenciones efectivas y seguras que realmente modifiquen el riesgo clínico a largo plazo.

¿Cree que en un futuro cercano podremos usar análisis de microbiota como herramienta rutinaria de diagnóstico precoz de enfermedades como el Alzhéimer?

Actualmente, la aplicación de estos análisis como parte del diagnóstico rutinario es prematura. Sin embargo, el rápido avance tecnológico y la acumulación de datos podrían, quizás en un plazo de algunos años, permitir la integración del perfil microbiano como factor auxiliar en la estratificación de riesgo y decisiones preventivas, siempre en combinación con otros marcadores biológicos y clínicos.

¿Qué mensaje daría a la población general sobre el cuidado de la salud intestinal como forma de proteger el cerebro?

La salud intestinal y la cerebral están profundamente conectadas. Mantener una dieta equilibrada, variada y rica en fibra, junto a la práctica regular de ejercicio moderado y el manejo del estrés, no solo favorecen el bienestar digestivo, sino que potencialmente contribuyen a mantener el equilibrio inflamatorio y metabólico que también protege la función cerebral durante el envejecimiento. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.