El síndrome posvacacional no existe. O sí. Lo cierto es que no está recogido como trastorno en los sistemas clasificatorios, pero sí es una realidad y el concepto se utiliza de forma coloquial para describir síntomas como decaimiento, irritabilidad, ansiedad, estrés y fatiga.
Estas sensaciones son la manifestación de la dificultad que supone adaptarse de nuevo a un ritmo marcado por horarios, tareas y responsabilidades, tras un periodo prolongado de desconexión. Un estudio de Sanitas y la Universitat Oberta de Catalunya revela que alrededor del 65 % de los españoles experimenta este malestar emocional tras las vacaciones, y hasta un 35 % puede tardar dos semanas en recuperar su estado habitual.
Pilar Conde, psicóloga y Directora Técnica en Clínicas Origen, asegura que esto se debe a que "el regreso a la rutina implica pasar de dedicar el 100% de nuestro tiempo al ocio a ocupar gran parte de la jornada en cuestiones laborales, además de compatibilizarlo con las responsabilidades familiares y personales".
Ahora que la salud mental se ha consolidado como la mayor preocupación de salud a nivel mundial por tercer año consecutivo, superando incluso a enfermedades como el cáncer, no es de extrañar que todos busquemos fórmulas efectivas para combatir el estrés al volver a la oficina. Por eso, nos hemos puesto en contacto con el psicólogo y divulgador Rodrigo Díaz- Carazo. Nos ha propuesto un ejercicio muy práctico que puedes hacer en 60 segundos ante una situación de estrés de la que no sepas cómo salir.
Un minuto para volver a la calma en medio de la rutina
Te presentamos un ejercicio sencillo que puedes practicar en 60 segundos, estés donde estés.
Paso 1. Haz un alto en el camino
Cuando notes que la mente va demasiado deprisa, detente un instante. Siéntate o apoya la espalda en una pared, baja los hombros y coloca una mano sobre tu pecho o tu abdomen. Ese gesto físico ya es una señal de calma para tu cuerpo. Procura relajar todas las extremidades de tu cuerpo.
Paso 2. Respira
Respira de forma pausada: inhala por la nariz durante cuatro segundos, mantén el aire dos segundos y exhala por la boca durante seis (recuerda: 4, 2, 6). Repite al menos tres veces. Esta forma de respirar activa tu sistema nervioso parasimpático, el encargado de reducir la tensión y llevarte a un estado de serenidad.
Paso 3. Visualiza un lugar seguro
Ahora, imagina un sitio que para ti represente calma. Puede ser real o inventado: una playa al atardecer, una cabaña en la montaña, el rincón de tu casa que más te reconforta. Trata de verlo con detalle: ¿Qué colores hay a tu alrededor? ¿Qué sonidos percibes? ¿Hay algún aroma característico? Cuanto más activa esté tu imaginación, más se sentirá tu cuerpo como si realmente estuviera allí.
Paso 4. Enraíza la experiencia con palabras
Mientras mantienes esa visualización, repite para ti una frase corta que funcione como mantra. Algunas opciones:
- "Estoy en calma, está bien"
- "Aquí estoy a salvo"
- "Puedo volver a este lugar siempre que lo necesite"
Paso 5. Vuelve poco a poco
Abre los ojos suavemente y estira los brazos o el cuello. Antes de levantarte, observa tu entorno y conecta con la tranquilidad que sientes.
Las generaciones más jóvenes y las mujeres son quienes sufren más estrés. Así que quizá sean quienes más tengan que practicar este ejercicio de mindfulness. Este año no podemos permitir que 1 de cada 3 personas en España se ausente de su puesto por estrés como el curso pasado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado el estrés como la "epidemia de salud del siglo XXI". Pero está en manos de todos poner fin a esto. El trabajo empieza en ti.