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Es Tendencia

Cansancio, gases, hinchazón abdominal o mal humor: 11 señales de tu aparato digestivo que no deberías ignorar


Hay determinados síntomas, que muchas veces se normalizan o se atribuyen al estrés, que podrían estar revelando un desequilibrio en tu microbiota intestinal, también conocido como disbiosis


mujer comiendo un yogur sentada en el sofá© Getty Images
26 de agosto de 2025 - 7:00 CEST

No estás sola si te sientes hinchada sin razón aparente, si notas que tu digestión ya no es como antes, que te falta energía o que ciertos alimentos te sientan mal de repente. Estos síntomas, que muchas veces se normalizan o se atribuyen al estrés, podrían estar revelando un desequilibrio en tu microbiota intestinal. La disbiosis —una alteración en la composición de los microorganismos que habitan tu intestino— puede afectar no solo tu digestión, sino también tu estado de ánimo, tu sistema inmunológico e incluso tu salud hormonal. Así nos lo explican Raquel Santos y Gema Atienza, dietistas-nutricionistas especializadas en microbiota de la Clínica Neogenia.

¿Qué señales indican que una persona podría estar sufriendo una disbiosis sin saberlo?  

Los síntomas más comunes incluyen:  

Molestias digestivas recurrentes: 

  • Gases.
  • Hinchazón abdominal.
  • Dolor.
  • Alteraciones en el tránsito intestinal (estreñimiento o diarrea).

Síntomas sistémicos

  • Cansancio crónico.
  • Falta de energía.
  • Dolores de cabeza.
  • Intolerancias alimentarias repentinas.

Otros síntomas

  • Inflamación crónica.
  • Cambios en el estado de ánimo.
  • Mayor susceptibilidad a infecciones.

Estos síntomas a menudo se normalizan, pero su persistencia sugiere un posible desequilibrio en la microbiota intestinal (disbiosis).

¿Cómo se evalúa clínicamente el estado de la microbiota? ¿Hay pruebas específicas?  

Sí, existen pruebas especializadas como:  

  • Análisis de microbiota intestinal: Analizan qué tipos y cantidades de bacterias, hongos y otros microorganismos están presentes en el intestino, permitiendo detectar desequilibrios como la disbiosis.
  • Cultivos microbianos: identifican microorganismos presentes.
  • Analíticas de sangre: miden marcadores de inflamación o permeabilidad intestinal.
  • Test de hidrógeno espirado: útil para detectar el sobrecrecimiento de bacterias y/o arqueas.

Un especialista interpreta estos resultados junto con los síntomas para diseñar un tratamiento personalizado.

Los cambios hormonales, especialmente el descenso de estrógenos durante la menopausia, afectan significativamente la composición de la microbiota tanto intestinal como vaginal

El estrés es uno de los principales desencadenantes de estos problemas. ¿Cómo impacta exactamente en el equilibrio de la microbiota?  

El estrés activa el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal (HPA), liberando cortisol. Esto hace que aumente la permeabilidad intestinal (permitiendo el paso de toxinas y alérgenos); se altere la composición microbiana, reduciendo bacterias beneficiosas (por ejemplo, el Lactobacillus); y produciendo un sobrecrecimiento de microorganismos patógenos agravando los síntomas.

¿Qué cambios alimentarios concretos suelen desencadenar un desequilibrio en pacientes aparentemente sanos?  

  • Exceso de ultraprocesados: alto en azúcares, grasas trans y aditivos que dañan la microbiota.
  • Alimentación baja fibra: dieta pobre en frutas, verduras y cereales integrales, esenciales para alimentar bacterias beneficiosas.
  • Abuso de alcohol o edulcorantes: alteran el equilibrio bacteriano.
  • Dietas restrictivas no supervisadas: eliminan grupos alimentarios sin necesidad (ej. gluten o lácteos sin diagnóstico).  

¿Qué papel juegan el sedentarismo y la falta de sueño en la aparición de estos trastornos?  

El sedentarismo, además de aumentar el riesgo de muchas otras patologías (diferentes tipos de cáncer; eventos cardiovasculares; afecciones neurológicas, etc.) reduce la diversidad microbiana y enlentece el tránsito intestinal.  Por otra parte, la falta de sueño altera el ritmo circadiano, afectando a la producción de melatonina (que regula la barrera intestinal) y promoviendo inflamación. Ambos factores empeoran la disbiosis y sus síntomas asociados.

Mujer en su dormitorio bebiendo agua© Getty Images

¿Se detecta una mayor prevalencia de disbiosis en mujeres, especialmente en etapas como la menopausia?  

Sí. Los cambios hormonales, especialmente el descenso de estrógenos durante la menopausia, afectan significativamente la composición de la microbiota tanto intestinal como vaginal. Esta alteración puede provocar una menor diversidad bacteriana y una reducción de bacterias beneficiosas, como los lactobacilos, lo que predispone a infecciones y otros trastornos. Además, las mujeres son más susceptibles a desarrollar trastornos como el síndrome del intestino irritable (SII), que se ha relacionado estrechamente con la disbiosis intestinal. La prevalencia y severidad de estos problemas puede aumentar en la menopausia debido a la disminución de estrógenos

¿Por qué personas sin ninguna enfermedad previa pueden desarrollar síntomas tan marcados?  

Factores como el estrés crónico, dieta desequilibrada o uso de medicamentos (ej. antibióticos) pueden desencadenar disbiosis incluso en personas sanas. La microbiota es muy sensible a cambios ambientales y de estilo de vida.

¿Cómo se explica que síntomas como fatiga crónica o cefaleas puedan tener un origen digestivo?  

El intestino y el cerebro están conectados mediante el eje intestino-cerebro. La disbiosis genera inflamación sistémica, afectando al sistema nervioso. También altera la producción de neurotransmisores como la serotonina (95% se produce en el intestino). Por otra parte, libera toxinas que atraviesan la barrera intestinal, impactando en órganos como el cerebro.  

Hay factores como el estrés crónico, la dieta desequilibrada o el uso de medicamentos que pueden desencadenar disbiosis incluso en personas sanas

¿Qué errores comunes cometen los pacientes al intentar “curarse” por su cuenta?  

  • Eliminar alimentos sin supervisión, ya que pueden provocar un riesgo de déficits nutricionales.
  • Seguir dietas de moda o restrictivas sin evidencia.
  • Automedicarse con probióticos no específicos.
  • Ignorar el manejo del estrés y el sueño, focos clave en la recuperación.  

¿Qué elementos incluye una dieta realmente personalizada para restaurar el equilibrio intestinal?  

Es indispensable hacer un enfoque individualizado de cada paciente, es decir, en pruebas clínicas y síntomas.  A partir de ahí, el especialista puede incluir en la dieta:

  • Alimentos prebióticos: ajo, cebolla, plátanos (favorecen bacterias beneficiosas).
  • Probióticos naturales: kéfir, chucrut (en casos seleccionados).
  • Fibra soluble e insoluble: equilibra el tránsito.
  • Eliminar alimentos con azúcares más fermentables que disminuyen gas y distensión abdominal.

Por otra parte, es recomendable evitar alimentos que sean desencadenantes de una posible disbiosis intestinal que ya están identificados (alimentos ultraprocesados; ricos en azúcares; harinas procesadas; alcohol, etc.) y sin eliminar grupos completos sin necesidad.   

"Retrato de una mujer madura feliz sentada en la terraza con una tableta digital mientras disfruta de un batido verde."© Getty Images

¿Puede una buena salud intestinal retrasar o mitigar los efectos del envejecimiento?  

Una microbiota equilibrada reduce la inflamación crónica vinculada al envejecimiento; fortalece el sistema inmunitario; mejora la absorción de nutrientes clave (ej. vitaminas B y K) y, además, podría influir en la longevidad según estudios recientes.   

¿Qué hábitos básicos recomendaría para mantener una microbiota saludable de forma sostenible?   

  • Dieta variada y rica en fibra: priorizar vegetales, legumbres y granos integrales.
  • Gestión del estrés: técnicas como mindfulness o ejercicio moderado.
  • Sueño reparador: 7-8 horas diarias.
  • Práctica de ejercicio físico de forma regular.
  • Evitar automedicación: especialmente antibióticos sin prescripción.  

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