Seguro que más de una vez has sentido que el día te desborda: demasiadas cosas en la cabeza, prisa por todo, preocupaciones a las que no paras de darle vueltas. Lo curioso es que para recuperar la serenidad no necesitas ni técnicas complicadas ni horas de meditación. A veces basta con cinco minutos y una enseñanza que nos dejaron los filósofos estoicos hace más de dos mil años.
Qué nos enseñan los estoicos para vivir con más calma
Los grandes pensadores de la Antigüedad —Séneca, Marco Aurelio o Epicteto— tenían claro que la clave de la paz interior está en diferenciar lo que depende de ti de lo que no. No tiene sentido gastar energía en controlar lo incontrolable: lo que piensan los demás, lo que pasará mañana o lo que ya no se puede cambiar. Lo único que está en tus manos son tus decisiones y tu manera de responder a lo que ocurre.
Cuando aprendes a soltar esa carga, tu mente se libera. Dejas de preocuparte por escenarios que quizá nunca lleguen y vuelves al presente. Los animales reaccionan solo ante el peligro real y después se relajan. Nosotros, en cambio, sufrimos por adelantado. Los estoicos proponían romper ese hábito y reservar la ansiedad únicamente para lo que realmente está ocurriendo.
No tiene sentido gastar energía en controlar lo incontrolable. Lo único que está en tus manos son tus decisiones y tu manera de responder a lo que ocurre
Simplificar para no vivir atrapados en el exceso
Otra idea muy actual de Séneca es que complicamos demasiado nuestra vida. Llenamos la agenda de tareas, responsabilidades y metas que muchas veces no son necesarias. Esa sobrecarga nos roba la calma.
Para los estoicos, una mente serena es la que sabe simplificar. Y esto es algo que puedes aplicar tanto en tu forma de trabajar como en tu vida personal. Y es que la simplicidad es el camino al éxito. Cuando eliminas lo que sobra, aparece el espacio para pensar mejor y vivir con menos ruido mental.
Nada es permanente, y ahí está la tranquilidad
El tercer gran recordatorio de los estoicos es que todo pasa. Los problemas, las pérdidas, los cambios inesperados… nada es eterno. Puede que en el momento duela, pero mantener la perspectiva de que todo es temporal ayuda a no hundirse.
Séneca insistía en que lo único que nunca se pierde son nuestras virtudes y capacidades. Eso que trabajamos dentro de nosotros es lo que realmente nos sostiene. De hecho, son muchos los que confían en que incluso de una crisis pueden salir oportunidades.

El hábito que te devuelve la calma en 5 minutos
Y hablando de prácticas sencillas, hay una que puede darte calma en tiempo récord. Se trata de caminar.
Para los estoicos, caminar era un momento de introspección. Mientras se movían, pensaban, ordenaban ideas y reducían la ansiedad. Incluso Steve Jobs lo convirtió en un ritual: salía a pasear cuando se sentía bloqueado, y muchas de sus reuniones las hacía andando. Estaba convencido de que el movimiento al aire libre aclaraba la mente y favorecía la creatividad.
Lo interesante es que no hace falta mucho tiempo. Con unos minutos de paseo se consiguen ver las cosas con otra perspectiva.
Un paseo activa la circulación, regula la respiración y estimula neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que están directamente relacionados con el bienestar.
Lo que dice la ciencia sobre caminar unos minutos
Hoy la investigación científica da la razón a los estoicos y a Jobs. Caminar, incluso durante intervalos cortos, es una herramienta poderosa contra el estrés.
Un paseo activa la circulación, regula la respiración y estimula neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que están directamente relacionados con el bienestar. Además, reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y permite que la mente se “resetee”.
Harvard ha documentado beneficios impresionantes de caminar: desde mejorar la memoria y la creatividad hasta reforzar el sistema inmune. Y lo mejor es que los efectos comienzan antes de lo que pensamos: en solo cinco minutos ya se percibe un cambio.
Por qué cinco minutos pueden ser suficientes
Cuando estás atrapada en pensamientos negativos o en un bucle de preocupación, dar un paseo de cinco minutos es suficiente para cortar esa espiral. No necesitas un gran parque ni un largo recorrido. Basta con levantarte, salir a la calle o moverte en un espacio distinto para sentir cómo se desbloquea tu mente.
Ese pequeño paréntesis no borra el problema, pero cambia tu manera de enfrentarlo. Te devuelve la claridad y te ayuda a tomar decisiones con más calma.
Cuando estás atrapada en pensamientos negativos o en un bucle de preocupación, dar un paseo de cinco minutos es suficiente para cortar esa espiral.
La fuerza de caminar en la naturaleza
Si además eliges un entorno natural, el efecto se multiplica. La psicóloga Carla Álvarez Llaneza, de bluaU Sanitas, explica que la naturaleza ofrece un escenario de “bajo esfuerzo mental”, ideal para recuperarse de la fatiga del día a día. En contacto con espacios verdes, el cerebro libera neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y reducen la ansiedad.
No es casualidad que muchas personas sientan paz al pasear junto al mar, en un bosque o simplemente en un parque. La naturaleza aporta silencio, amplitud y belleza, tres elementos que ayudan a bajar las revoluciones y a conectar contigo misma. Además, favorece la creatividad y hasta el vínculo social cuando compartes esos paseos con otras personas.
Cómo ponerlo en práctica en tu rutina
La próxima vez que notes que la ansiedad se dispara, recuerda a los estoicos: concéntrate en lo que sí depende de ti, suelta lo demás y apuesta por la sencillez. Después, levántate y camina.
No hace falta planearlo demasiado. Sal de la oficina, baja a la calle o busca un rincón con algo de luz natural. Respira mientras caminas y date permiso para dejar que los pensamientos se acomoden solos.
Cinco minutos bastan para sentir el cambio. No resolverás todo de golpe, pero sí ganarás la calma suficiente para retomar lo que estabas haciendo con otra disposición. Y ese es, al final, el verdadero objetivo: aprender a responder a la vida con serenidad, incluso en medio del caos.