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Elsa Cervera, psicoterapeuta: "Estar con alguien que tiene ambición es atractivo y te impulsa a tenerla tú"

Buscar pareja o amigos cuyos proyectos de vida o intereses sean afines a nosotros es un fenómeno que guarda base en la biología. La experta explica por qué sucede esto, y aclara si se trata de un comportamiento positivo o un patrón que debamos cambiar.


Paula Martíns
Colaborada de Moda y Estar Bien
9 de agosto de 2025 - 7:00 CEST

En una época marcada por el desarrollo personal, el emprendimiento y los proyectos de vida, cada vez más personas se preguntan si es legítimo —o incluso necesario— tener en cuenta la ambición a la hora de construir sus relaciones más cercanas. Puede que te hayas encontrado este caso, o puede que, incluso, seas tú uno de los que filtran sus amistades o parejas por su nivel de aspiraciones. Un fenómeno que condiciona la forma de elegir con quién se compartirá la vida, e incluso, que modifica la manera de fluir libremente por el presente.

Antes de juzgar si la ambición debe o no influir en nuestras relaciones, conviene detenerse a pensar en qué es la ambición. La Real Academia Española (RAE) la define como "deseo vehemente de algo, especie de poder, honores, riqueza o fama ", pero también como una "cosa que se desea con vehemencia". Haciendo caso a este último significado, es, a menudo, malinterpretada como avaricia o ansia de éxito sin medida. Sin embargo, la ambición también define un deseo profundo de avanzar, de crecer, de llevar la vida hacia un lugar con sentido. Es una fuerza vital que impulsa, desafía, construye. No se trata, como muchos piensan, de alcanzar una cima por competir con otros, sino de encontrar una cima propia, personal, que te entusiasme escalar.

amigos sentados escaleras© Getty Images

¿Escogemos nuestro entorno por afinidad o por instinto?

Así, y aunque escoger tu entorno por esa afinidad o deseo común personal puede parecer algo lógico, lo cierto es que se trata de un proceso más profundo de lo que parece a primera vista. La psicoterapeuta Elsa Cervera (@psicointelsa) señala que no existe una regla general para dictaminar si se trata de un comportamiento lógico o sano. Seleccionar las amistades o parejas en función de su nivel de ambición o proyecto de vida puede influir notoriamente —tanto para bien como para mal— en nuestra vida. Y hacerlo, como comenta la experta, "depende de la persona, de su edad, de sus vivencias y creencias. En función de eso uno opinará o actuará de una manera u otra”.

Aun así, existe una tendencia común que va más allá de lo cultural. "Solemos rodearnos de personas que tienen metas y valores similares a nosotros, por eso no pertenecemos todos al mismo grupo. Seleccionar personas afines es algo que va en nuestra biología, ya que, desde la prehistoria, un grupo que estaba unido en objetivos y funcionamiento, tenía más posibilidades de sobrevivir y evolucionar”.

chico chica tumbados cama© Getty Images

Atracción subconsciente vs. compatibilidad de proyectos de vida 

De hecho, teniendo en cuenta las declaraciones de la profesional, no sorprende que la ambición —cuando no es desmedida— pueda ser vista como un factor de atracción. Aunque esa atracción no sea tan racional como creemos: “El tema de la atracción hacia otras personas, tanto amistades como potenciales parejas, lejos de lo que podamos pensar, está bastante determinado por nuestro subconsciente. A nivel lógico, pensamos que tenemos unos patrones que nos gustaría que cumpliera, por ejemplo, nuestra pareja; pero en realidad, la atracción tiene más que ver con las hormonas y una serie de cascadas de reacciones químicas cerebrales prefijadas por nuestra historia evolutiva”.

Diferenciar el enamoramiento del amor es fundamental. Como sucede casi cada vez que se aborda el tema de las relaciones amorosas, según la psicoterapeuta, primero llega el deseo, el instinto, y solo después interviene la parte más lógica: la evaluación de si compartimos o no una forma de ver el futuro. “En un primer momento, existe esa atracción hacia otra persona y, más adelante, entran en juego si se tienen ambiciones y proyectos en común, lo que hará que ese vínculo se asiente unas bases o en otras”.

No escoges igual a tus amigos que a tu pareja

Una de las claves que nos comparte Elsa Cervera es esta distinción tan sencilla como reveladora: la ambición influye distinto según el tipo de relación. No ponemos en la misma balanza los intereses que tengan nuestras amistades, que nuestras posibles parejas. Nuestros requisitos a la hora de dejar entrar a unos y a otros en nuestra vida son diferentes. Como señala Elsa Cervera, "en cuanto a seleccionar amistades, las ambiciones pueden pasar a un segundo plano porque este tipo de relaciones se basa más en el tiempo, experiencias compartidas y conexión a nivel mental. Por eso, el proyecto de vida de nuestros amigos nos importa menos. Al final es algo que eligen ellos y que no nos tiene por qué influir”.

Pero cuando se trata de amor, la cosa cambia, y mucho: "Estar con alguien que tiene ambiciones, a mi modo de ver, no solo resulta más atractivo, sino que te impulsa a tenerlas tú también.  Quizá otras personas te digan lo contrario, pero suele atraer más una persona que tiene inquietudes y actitud de evolucionar o de mejorar que una que se conforma. Con la excepción de que esta persona conformista sea la más feliz del mundo, contagie felicidad y su ambición pase desapercibida", señala.

amigos comiendo mesa© Getty Images

¿Debemos construir relaciones atendiendo a la ambición?

Esto nos lleva a un punto especialmente relevante en las relaciones de pareja: tener o no tener un proyecto vital en común. La psicoterapeuta ofrece su opinión personal al respecto: "Para mí no es viable que una pareja evolucione si no se tienen proyectos de vida similares. Por ejemplo, no puedo tener intención de ser madre y emparejarme con alguien que lo que quiere es viajar por el mundo sin ataduras. Eso no va a ningún sitio”.

Tener hobbies diferentes dentro de una pareja es completamente válido e incluso enriquecedor. Uno puede disfrutar del yoga y otro de los videojuegos, sin que eso suponga un conflicto. Los hobbies son actividades personales que aportan placer o relajación, pero no determinan el rumbo de una vida. La ambición, en cambio, sí lo hace. Cuando hablamos de ambiciones, hablamos de metas a largo plazo, de deseos profundos que orientan nuestras decisiones. Ya sea el deseo de tener hijos, mudarse al extranjero, crecer profesionalmente, o emprender. Por eso, mientras las diferencias en gustos pueden convivir, las ambiciones contradictorias podrían chocar. De ahí que la psicoterapeuta las considere fundamentales para la vida en pareja. No se trata de exigir coincidencias desde el primer momento, sino de observar si, con el tiempo, sus planes de vida caminan en direcciones compatibles.

chica ventana © Getty Images

En la era de las aplicaciones, los perfiles y las relaciones exprés, muchas personas se aproximan al amor con una lista mental de requisitos que la otra persona debería cumplir desde el primer encuentro. Cervera invita a bajar las expectativas sin dejar de ser coherentes con lo que uno busca: "No lo considero un filtro elitista a menos que lo llevemos al extremo. En estos últimos años parece que vamos con una checklist donde la potencial pareja tiene que cumplir con una serie de requisitos de primeras, y eso es bastante difícil”.

Y aunque seamos críticos con esa tendencia, la ambición puede seguir siendo un valor importante si forma parte de nuestro propio ADN. Así lo sentencia la experta: “Si lo que queremos es encontrar a alguien similar a nosotros, el que sea ambicioso puede ser perfectamente un atributo que nos gustaría que tuviera nuestra pareja”.

chica despertando chico© Getty Images

Cómo puede afectar este comportamiento a tus relaciones

El problema no siempre es con quién conectamos… sino cómo evolucionamos. Muchas personas, en algún momento, sienten que ya no están alineadas con su entorno o su pareja. Y aparece el conflicto, la culpa o el desgaste emocional. En esos momentos, Elsa Cervera invita a ver estas situaciones como parte natural de la vida: “Son ciclos y creo que una de las cosas más importantes que hay que aceptar para estar bien es saber que hay personas que se van a ir de nuestra vida y que otras van a llegar”.

Pero más allá de tener o no tener ambición, la profesional de la salud mental aclara que el mayor inconveniente surge cuando no aceptamos esa diferencia de intereses, o intentamos cambiar al otro para que encaje con nuestros propios deseos: “La ambición va en cada uno. No es justo que te tengas que adaptar a un entorno de gente ambiciosa cuando tú no lo eres. Si son realmente tus amigos, te aceptarán tal y como eres, sino… dale una vuelta y piensa bien de quién te rodeas”.

Cuando es la pareja quien cambia —o uno mismo— hay que tener el valor de aceptar ese giro vital: “Una diferencia o un cambio de ambición de nuestra pareja puede ser perfectamente un motivo de ruptura.Puede que uno de los dos, por el motivo que sea, cambie y tenga otros objetivos y metas. Es completamente lícito y normal”.

chico chica choque manos© Getty Images

Redefinir el concepto

En tiempos de crisis o desajuste, lo más importante no siempre es encontrar la respuesta fuera, sino dentro. Cambiar es algo natural del ser humano, pero para Elsa Cervera, hay una herramienta fundamental que debería acompañarnos a lo largo de todas las etapas: “La mejor estrategia que puedo recomendar es el autoconocimiento. Conocernos a nosotros mismos, nuestras necesidades, objetivos, límites (entre otras cosas) hará que sepamos cómo actuar en estas ocasiones donde hay un desbalance en una relación y podamos afrontarlo de manera constructiva, obteniendo así un aprendizaje para futuras ocasiones”.

La ambición es una fuerza interna que impulsa a las personas a avanzar, crecer o mejorar en algún aspecto de su vida —ya sea profesional, emocional, intelectual o espiritual. No tiene por qué estar vinculada solo al éxito material o al estatus; puede tratarse del deseo de aprender, de aportar algo al mundo, de lograr equilibrio personal o de dejar una huella. Por eso resulta habitual que suceda la situación en la que una persona quiera rodearse de personas ambiciosas, ya que, en su forma más equilibrada es un motor de propósito. Es lo que empuja a alguien a salir de su zona de confort y atreverse a más. Pero como todo impulso, puede ser constructivo o destructivo, según desde dónde se active y hacia dónde se dirija. 

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