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mujer con gafas de ver cansada frente al ordenador© Getty Images

Estas son las enfermedades que se pueden manifestar a través de problemas oculares

El ojo, un órgano expuesto al exterior y fácil de explorar, puede mostrar signos de alteraciones en diferentes partes del cuerpo, lo que los convierte en un indicador clave para el diagnóstico de patologías más allá de la visión


30 de mayo de 2025 - 13:00 CEST

Nuestros ojos tienen mucho que decir sobre nuestra salud general. Los ojos, además de permitir la percepción del entorno, proporcionan información valiosa sobre patologías no oculares. El ojo, un órgano expuesto al exterior y fácil de explorar, puede mostrar signos de alteraciones en diferentes partes del cuerpo, lo que los convierte en un indicador clave para el diagnóstico de patologías más allá de la visión. 

“Hay que decir que, en muchas ocasiones, los ojos nos pueden dar pistas de cómo está nuestra salud general. De hecho, se habla de ellos como las ventanas de nuestro organismo, puesto que sus vasos sanguíneos, nervios y tejidos conectivos nos dan mucha información sobre él”, nos cuenta el doctor José Luis Mendoza, oftalmólogo de Clínica Baviera Vigo, quien nos dice que los ojos están directamente conectados con el resto del cuerpo a nivel vascular, neurológico e inmunológico. “Mientras el nervio óptico supone una prolongación del sistema nervioso central, la retina y otras estructuras oculares están muy vascularizadas, de manera que están integradas con otros sistemas orgánicos. Por todo ello, cualquier alteración que se pueda percibir en el sistema visual puede ser indicador de una enfermedad sistémica, incluso antes de que se manifiesten los síntomas generales de la enfermedad”, apunta el doctor.

Por todo ello, es importante identificar patologías a través del examen ocular con dos objetivos claros: la prevención y la detección temprana de enfermedades sistémicas y su posterior tratamiento. Además, no podemos perder de vista que para personas que ya están diagnosticadas con ciertas enfermedades sistémicas, los exámenes oculares son esenciales para monitorizar la evolución de la patología y detectar posibles complicaciones antes de que se conviertan en problemas graves.

En el caso concreto de la retinopatía diabética puede ser identificada por un oftalmólogo en etapas tempranas, incluso antes de que el paciente sepa que padece diabetes.

Enfermedades que pueden manifestarse a través de los ojos

¿Cuáles son las enfermedades sistémicas más comunes que pueden manifestarse a través de los ojos? Son muchas las enfermedades o alteraciones que se manifiestan a través del sistema visual. Esto se debe a que, a menudo, el ojo sufre las consecuencias de enfermedades sistémicas; pero también, a que los síntomas visuales son la primera manifestación de patologías.

El especialista de Clínica Baviera nos las detalla a continuación:

  • Diabetes: la acumulación de azúcar en sangre puede producir daños en diversos tejidos del cuerpo, incluida la retina, causando lo que llamamos retinopatía diabética, considerada la causa más frecuente de ceguera legal entre los 20 y los 65 años en los países industrializados.
  • Hipertensión arterial: la hipertensión también puede dañar los vasos sanguíneos de la retina, causando hemorragias o hinchazón del nervio óptico.
  • Colesterol alto: el aumento de la concentración plasmática de colesterol y lípidos en sangre, lo que se conoce como dislipidemia, puede afectar en mayor o menor medida a la salud visual. Por un lado, se puede producir una disminución en la capacidad para diferenciar los colores como consecuencia de la afectación de la función visual derivada de los fallos en la corteza cerebral al haber un exceso de colesterol en sangre. Además, pueden producirse signos estéticos como los llamados xantomas, xantelasmas y el arco corneal o arco senil.
  • Enfermedades autoinmunes: como el lupus o la artritis reumatoide, pueden causar inflamación ocular, como uveítis y ojo seco.  En muchos de estos procesos la uveítis puede ser la forma de debut de la enfermedad. Uveítis es un término general que hace referencia a la inflamación de la parte del ojo conocida como úvea. La úvea es una capa relativamente gruesa y resistente de tejido fibroso que envuelve y protege el globo ocular y que consta de tres partes: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. La úvea contiene muchos vasos sanguíneos y nutre a otras estructuras oculares. Por eso, su inflamación puede afectar a la córnea, a la retina, a la esclera y a otras partes vitales del ojo.
  • Alteraciones tiroideas: trastornos como el hipertiroidismo pueden causar oftalmopatía tiroidea que se manifiesta con retracción palpebral u ojos saltones o inflamación de músculos oculares.
  • Enfermedades infecciosas: algunas como el herpes, la toxoplasmosis o, menos comunes, la sífilis o la tuberculosis, pueden causar daños oculares manifestados como sensación de cuerpo extraño.

Además, nos comenta que existen otra serie de enfermedades que pueden manifestarse a través de problemas en los ojos, como por ejemplo los problemas hepáticos o biliares. En este caso, la ictericia, que da un tono amarillento a la esclerótica (la parte blanca del ojo), es un signo visible de disfunción hepática.

“Por otro lado, en relación con la alimentación, la falta total o parcial de vitaminas, conocida como avitaminosis, puede ocasionar diferentes trastornos en el organismo dependiendo de la vitamina, incluido en los ojos. Es el caso de la deficiencia de vitamina A que puede conducir a una escasez de humedad y a problemas para la visión nocturna, lo que se conoce como ceguera nocturna, haciendo que estas personas no vean bien en la oscuridad. También la falta de algunas vitaminas del grupo B pueden ocasionar fatiga ocular, el ojo seco, la visión borrosa, inflamación, fotosensibilidad o enfermedades degenerativas como glaucoma o Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE)”, apunta el doctor Mendoza.

mujer mirando al ordenador con molestias en sus ojos© Getty Images

El caso concreto de las enfermedades vasculares

Las enfermedades vasculares destacan entre las afecciones que pueden manifestarse en la visión. La Dra. Lucía González Buendía, especialista en el diagnóstico y tratamiento médico de patologías de la retina y de la mácula en Miranza, explica que la retina, responsable de transformar la luz en impulsos eléctricos que el cerebro interpreta como imágenes, está muy vascularizada, lo que significa que tiene una red extensa de vasos sanguíneos. “Estos vasos son susceptibles a los cambios en la circulación sanguínea que pueden ocurrir debido a enfermedades sistémicas. Las alteraciones en estos vasos, como el engrosamiento, la ruptura o el estrechamiento, pueden reflejar enfermedades en el sistema cardiovascular o metabólico”.

En el caso concreto de la retinopatía diabética, que perjudica los vasos sanguíneos de la retina, puede ser identificada por un oftalmólogo en etapas tempranas, incluso antes de que el paciente sepa que padece diabetes. También la hipertensión arterial (HTA) puede producir daños en las venas y arterias de la retina, dando lugar a una retinopatía hipertensiva. Por eso, detectar a tiempo estas patologías facilita un control más efectivo, así como la prevención de daños irreversibles en la visión.

La conexión del nervio óptico con el cerebro hace que a través de los ojos también se puedan detectar enfermedades como el aneurisma, el tumor cerebral o algunos tipos de cáncer, como los de piel, la leucemia o el linfoma

Trastornos neurológicos y enfermedades autoinmunes

Por otra parte, la doctora González Buendía nos explica que ciertos trastornos neurológicos, como el aumento de la presión intracraneal (causada por un tumor cerebral o una hemorragia), el papiledema o edematización del nervio óptico, pueden reflejarse en el ojo, concretamente en el estado del nervio óptico, que forma parte del sistema nervioso central y se encarga de transportar las señales visuales desde la retina hacia el cerebro.

Asimismo, en el ojo pueden manifestarse enfermedades autoinmunes, como la sarcoidosis, la enfermedad de Behçet y la esclerosis múltiple, o infecciones que afectan a otras partes del cuerpo. Estas complicaciones pueden atacar los ojos, y provocar inflamación en la retina o en otras estructuras oculares, alertando de forma temprana sobre la existencia de patologías subyacentes.

Los ojos como indicador temprano de tumores

Hay un vínculo, tal vez más desconocido, pero no menos importante. La conexión del nervio óptico con el cerebro hace que a través de los ojos también se puedan detectar enfermedades como el aneurisma, el tumor cerebral o algunos tipos de cáncer, como los de piel, la leucemia o el linfoma.

El crecimiento de muchos tumores puede ser indoloro y pasar desapercibido hasta que presentan síntomas, lo cual puede alertar sobre su existencia. Pues hay que tener en cuenta que la pérdida de visión puede ser un indicativo de tumores que, por una parte, afectan directamente a las estructuras oculares, como la retina o la órbita; y, por otra parte, se originan en órganos como el cerebro o los pulmones.

Según el Dr. José García-Arumí, experto en oncología ocular de Miranza, "no es extraño que distintos tipos de tumores provoquen metástasis en el ojo, sobre todo en la coroides, la capa intermedia del globo ocular, que está muy vascularizada". Esto ocurre frecuentemente en el cáncer de pulmón, y en muchos casos, es un diagnóstico oftalmológico el que revela la existencia de un tumor primario previamente desconocido.

El Dr. García-Arumí también señala que el cáncer de mama es otra de las neoplasias que comúnmente se disemina al ojo, junto con otros tipos de tumores menos frecuentes, como los de origen gastrointestinal, renal o cutáneo. Además, existen tumores que afectan directamente las estructuras relacionadas con la visión, como los cerebrales que, dependiendo de su localización, pueden alterar las estructuras que permiten transmitir los estímulos visuales desde la retina hasta el cerebro, pudiendo provocar visión borrosa, doble visión o reducción del campo visual.

La importancia de una detección temprana de estos tumores recae, no solo en la mejora del pronóstico general del paciente, sino en la prevención de la pérdida de visión irreversible, ya que las fibras nerviosas del nervio óptico no se regeneran.

Cambios en el color de la parte blanca del ojo, la córnea, el iris o incluso en la forma del ojo, pueden reflejar afecciones tanto oculares como sistémicas.

Síntomas en nuestra vista que debemos considerar

¿Qué síntomas nos pueden alertar de que hay un problema relacionado con nuestra salud visual? En general, hay una gran variedad de síntomas que nos pueden ayudar a identificar la presencia de un problema relacionado con la salud visual. El especialista de Clínica Baviera Vigo nos detalla las siguientes:

  • Visión borrosa.
  • Destellos de luz.
  • Manchas flotantes o moscas volantes.
  • Pérdida repentina de la visión.
  • Dificultades para ver a determinadas distancias (cerca o lejos).
  • Visión doble.
  • Dolor ocular.
  • Cambios en la percepción del color.
  • Lagrimeo o sequedad ocular.
  • Visión de túnel o puntos ciegos.
  • Ojo saltón.

La Dra. González Buendía incide en que es posible detectar signos de diversas patologías o problemas de salud, a simple vista. “Cambios en el color de la parte blanca del ojo, la córnea, el iris, o incluso en la forma del ojo, pueden reflejar afecciones tanto oculares como sistémicas. Por ejemplo, la ictericia, que es un color amarillento en la parte blanca del ojo, se debe a un exceso de bilirrubina en la sangre, que generalmente está relacionado con problemas en el hígado, en los conductos biliares o hemólisis (destrucción anormal de los glóbulos rojos)”, nos cuenta.

Otra señal, como el enrojecimiento de los ojos también puede detectarse a simple vista y ocurre cuando los vasos sanguíneos en la superficie del ojo se dilatan. Esta manifestación puede deberse a una variedad de factores como conjuntivitis, glaucoma agudo, fatiga o irritación ocular.

En el caso de los ojos que son muy prominentes o “saltones”, el paciente podría tener un problema de tiroides como la enfermedad de Graves-Basedow. Por último, los cambios en el tamaño de las pupilas también pueden ser indicativos de problemas neurológicos o intoxicaciones.

mujer en el oftalmólogo haciéndose una revisión© Getty Images

Cuándo realizarse un chequeo de la vista

Dependiendo de la edad de la persona y sus circunstancias personales, se aconseja una mayor o una menor frecuencia en las visitas al oftalmólogo. “Para mantener una buena salud visual, es indispensable realizarse una revisión oftalmológica de forma periódica. Existen muchas patologías difíciles de detectar, y más aún de diagnosticar, pero que, si se logra en sus estadios iniciales, pueden ser tratadas e, incluso, curadas. Según la OMS, el 80% de los casos de ceguera son evitables con la previsión o el tratamiento. La mejor manera de prevenir los problemas en nuestra vista es acudiendo a revisiones anuales”, comenta el doctor Mendoza.

Así, explica que durante la edad adulta y hasta aproximadamente los 50 años, es conveniente visitar al oftalmólogo cada dos años, sobre todo, si se usan gafas o si se nota alguna disminución de la agudeza visual. “Además, está demostrado que las personas que padecen hipertensión arterial y diabetes suelen empezar a desarrollar problemas visuales en el periodo de edad comprendido entre los 40 y los 60 años. Por lo tanto, urge realizarse una revisión oftalmológica a estas edades”, nos cuenta.

Y es que incide en que únicamente acudiendo a una revisión oftalmológica podremos saber si nuestra presión ocular es elevada, dado que ésta no presenta síntomas que puedan delatar su presencia. Por lo tanto, debemos acudir a un oftalmólogo para que pueda diagnosticarla y, en su caso, tratarla para que no acabe derivando en graves problemas oculares.

En el caso en el que el paciente presente varios síntomas visuales que puedan ser indicio de enfermedad sistémica o cuando ha habido un diagnóstico reciente de una de ellas para determinar el daño ocular. “De todas formas, cualquier revisión oftalmológica anual a partir de determinadas edades requiere de un examen profundo y exhaustivo de manera que nos ayude a los oftalmólogos a detectar problemas en sus fases más precoces y así ponerles solución para frenar su evolución”, comenta el doctor Mendoza.

Las personas que padecen hipertensión arterial y diabetes suelen empezar a desarrollar problemas visuales en el periodo de edad comprendido entre los 40 y los 60 años

Detección de patologías no oculares a través del ojo

En la mayoría de los exámenes oculares rutinarios, el enfoque principal está en identificar problemas relacionados directamente con la visión. Sin embargo, en ciertos casos, el oftalmólogo puede realizar pruebas adicionales cuando se sospecha de enfermedades sistémicas o cuando el examen inicial sugiere que hay alteraciones fuera del ojo que requieren investigación. Estas pruebas son cruciales para identificar condiciones de salud que podrían estar pasando desapercibidas y, por lo general, suelen ser sencillas, rápidas y no invasivas, lo que las convierte en una herramienta de diagnóstico muy accesible.

Una de las pruebas más importantes para el diagnóstico de enfermedades sistémicas es la exploración del fondo de ojo, donde se examinan la retina y el nervio óptico. Esta prueba permite observar posibles signos de enfermedades que afectan otras partes del cuerpo, como los vasos sanguíneos, y puede ser clave en la detección temprana de afecciones como la hipertensión, la diabetes y trastornos neurológicos.

Desde Miranza nos explican, además, que las pruebas adicionales se realizan en pacientes con antecedentes de hipertensión, diabetes, enfermedades oculares familiares, o en aquellos que presentan síntomas que podrían estar relacionados con problemas neurológicos o metabólicos. En el caso de un examen de fondo de ojo como parte de las revisiones oculares rutinarias, se recomienda sobre todo en personas mayores de 40 años, y en aquellos pacientes con factores de riesgo, tales como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares de enfermedades oculares o sistémicas.

Recomendaciones para proteger nuestra salud ocular

El especialista de Clínica Baviera Vigo resume los siguientes consejos que pueden sernos de utilidad para prevenir posibles problemas oculares y enfermedades relacionadas: 

  • Seguir una alimentación saludable: una alimentación rica en vitaminas A y C ayudará al buen funcionamiento del sistema ocular. Espárragos, lácteos, frutas y zanahorias son algunos de los alimentos que no pueden faltar en una dieta orientada al cuidado de los ojos. Una dieta sana y equilibrada, junto a la práctica de ejercicio físico regular, puede contribuir a mantener la salud visual en buen estado.
  • Protegerse del sol y la contaminación: la exposición a los rayos del sol puede dañar los ojos, por lo que es importante protegerlos durante todo el año, muy especialmente a partir de mayo que es cuando empieza a haber más horas de sol al día. En este sentido, es importante escoger las gafas con unas lentes que tengan el filtro solar y color adecuado, que no estén dañadas, adquirirlas en establecimientos certificados y que cumplan con todas las garantías. Asimismo, la contaminación también puede provocar irritación, ardor, enrojecimiento y lagrimeo. Por eso, es conveniente, además de proteger los ojos usando gafas de sol y mantenerlos bien hidratados, disponer de filtros en los aires acondicionados.
  • Evitar los alérgenos: en primavera las alergias al polen pueden provocar en algunas personas enrojecimiento de ojos, picor, escozor o hipersensibilidad a la luz. Por ello, se recomienda, en la medida de lo posible, evitar el contacto con el alérgeno causante, reducir las actividades al aire libre y no frotarse la zona ocular (en su lugar es mejor usar lágrimas artificiales/suero fisiológico para limpiar los ojos si fuera necesario).
  • Mantener una buena hidratación: la calefacción, el aire acondicionado, la lectura prolongada, el uso de las pantallas y los dispositivos móviles pueden resecar los ojos causando enrojecimiento, lagrimeo o algunas infecciones. Por eso, es importante mantenerlos bien hidratados, empleando lágrimas artificiales y/o usando humidificadores del ambiente.
  • Cuidar la higiene ocular: es clave mantener los ojos limpios de agentes irritantes que puedan causar infecciones en algunos casos. En este sentido, hay que prestar especial atención al maquillaje, por lo que hay que evitar que entre en los ojos y desmaquillarse de forma completa para que no queden restos.
  • Acudir de forma periódica a revisiones: una revisión oftalmológica es crucial para garantizar una buena salud ocular, ya que este examen permite detectar cualquier problema de visión e, incluso, intervenir si hay una enfermedad grave en los ojos. En la mayoría de los casos, se recomienda hacer una revisión cada dos años hasta los 50 años y una anual a partir de esta edad.

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