Enfermedad de Buerger, una dolencia muy vinculada con el consumo de tabaco

Se trata de una enfermedad inflamatoria poco frecuente que afecta a arterias y venas de calibre pequeño y mediano

Por Pilar Hernán

La enfermedad de Buerger, también llamada tromboangeítis obliterante, es, tal y como nos explica el doctor Francisco Guerrero Baena, médico especialista en angiología y cirugía vascular del Hospital Vithas Valencia Consuelo, una enfermedad inflamatoria de origen no aterosclerótico que afecta a arterias y venas de calibre pequeño y mediano. “Se trata de una enfermedad poco frecuente y a menudo poco reconocida en nuestro entorno. Su incidencia tiene una distribución variable. En Europa representa entre el 0,5 y el 5,6% de las enfermedades isquémicas que afectan a los miembros inferiores. Sin embargo, en Asia su prevalencia es mucho mayor, tal y como se ha descrito en India o Japón con porcentajes que pueden superar el 50%”, comenta el experto.

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¿Cuáles son los síntomas con los que se manifiesta esta enfermedad?

“Las manifestaciones clínicas habituales son secundarias a la oclusión arterial periférica y pueden afectar tanto a las extremidades superiores como a las inferiores, causando una disminución del aporte sanguíneo que se denomina isquemia”, nos cuenta el doctor.

  • En las inferiores, es característica la aparición de úlceras en los pies con dolor en reposo severo que impide el descanso nocturno.
  • También es frecuente la presentación de dolor al caminar en la pantorrilla o el pie, que cede al detener la marcha, lo que llamamos claudicación.
  • En las extremidades superiores se pueden observar lesiones dolorosas en las manos, así como una reacción circulatoria de aparición espontánea o desencadenada por un estímulo frío, que produce frialdad, cambios de coloración y dolor, que se conoce como fenómeno de Raynaud.
  • En otros territorios (aparato digestivo, corazón o cerebro) las manifestaciones secundarias a la isquemia son poco frecuentes.
  • Cuando se afectan las venas, la oclusión por trombosis se presenta con la inflamación de trayectos venosos superficiales palpables, en forma de flebitis migratoria.

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Causas de la enfermedad

¿Qué causas pueden estar relacionadas con la aparición de la enfermedad? “El principal factor asociado a la aparición y progresión de esta patología es el consumo de tabaco, aunque no se han determinado cuáles son los mecanismos que participan. Se ha estudiado el papel de la inmunidad, la predisposición genética o la presencia de alteraciones en la coagulación de la sangre y en la función del endotelio vascular, así como la implicación de procesos infecciosos, pero los resultados obtenidos no son concluyentes”, nos cuenta el especialista.

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Personas con más riesgo de padecer la enfermedad

Le planteamos al doctor si hay personas con un riesgo mayor de padecer este problema de salud, y nos confirma que el paciente con enfermedad de Buerger es un varón fumador menor de 50 años. “Tal vez, la observación más reciente de una presencia mayor en mujeres esté relacionada con el aumento de la prevalencia de fumadoras, lo que indicaría una menor influencia del sexo como factor predisponente. No disponemos hasta ahora de marcadores específicos para identificar un perfil de riesgo”, comenta.

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Así se llega al diagnóstico

¿Cómo se confirma el diagnóstico de esta enfermedad? El doctor Guerrero Baena nos explica que a diferencia de otras patologías en las que existe una prueba diagnóstica, en la práctica habitual el diagnóstico de la enfermedad de Buerger se basa en su sospecha clínica ante la presentación de la sintomatología comentada anteriormente en pacientes jóvenes con tabaquismo. “El estudio radiológico con arteriografía puede confirmar la oclusión arterial periférica y mostrar un patrón anatómico sugestivo, y la biopsia puede mostrar lesiones características, pero son exploraciones invasivas cuya realización no se lleva a cabo de forma sistemática. Por ese motivo, es importante descartar otras enfermedades que pueden tener manifestaciones similares como la aterosclerosis periférica, una lesión que cause embolias, una enfermedad inflamatoria, una enfermedad hematológica o alteraciones en la anatomía arterial”, argumenta.

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Una vez que se diagnostica, ¿cuál es el tratamiento?

El doctor nos explica que es importante comprender que la oclusión vascular es irreversible, y no se dispone en la actualidad de un tratamiento curativo. “Dejar de fumar es la principal actuación para detener la progresión de una enfermedad en la que la tasa de amputación puede superar el 40% de los casos. El tratamiento farmacológico puede ayudar en el control del dolor y la cicatrización de las lesiones. Habitualmente se emplean antiagregantes y vasodilatadores por vía endovenosa y oral. Se está estudiando el papel de diversas estrategias, como la terapia con células progenitoras, pero no se dispone de resultados concluyentes”, nos cuenta.

Y añade que dada la afectación de las arterias distales, el tratamiento quirúrgico del lecho vascular no suele ser practicable técnicamente. “Las intervenciones que se realizan generalmente tienen carácter paliativo, cuando las lesiones por isquemia son irreversibles, el dolor no es controlable y la amputación es necesaria”, concluye.