Cómo la cosmética lenta puede ayudar a tu piel cuando el estrés aparece

Ante situaciones de nerviosismo, cuando la dieta es inadecuada o por la toma de medicamentos, la piel se sobreacelera, lo que hace que trabaje mal

Por Pilar Hernán

En un momento en el que vamos corriendo a todo, en el que parece que no nos da la vida, puede resultar una paradoja que, cada vez más, estén surgiendo tendencias que apuestan precisamente por lo contrario, por lo lento, el movimiento slow. También en cosmética, por lo que hay que esmerarse en buscar las mejores opciones para nuestra piel. Así queremos hablarte del concepto Slow Cosmetics (Cosmética lenta) para mantener una piel sana y bonita, que hace referencia a un método que consiste en desacelerar la piel en los momentos de estrés, evitando así, o frenando, patologías muy comunes en la actualidad, como la psoriaris, la rosácea o los eccemas, a base de plantas naturales como la calaguala, la sanguinaria, la caléndula, etc.

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Momentos en los que la piel se sobreacelera

“Tradicionalmente la cosmética y los tratamientos antienvejecimiento han consistido en estimular la piel e incrementar su velocidad. Conforme envejecemos nuestra piel se va enlenteciendo y cada vez salen menos células jóvenes. Es por esto que tradicionalmente todos los tratamientos hayan ido destinados a acelerar la piel”, nos comienza explicando Jerónimo Ors, veterano farmacéutico y director de la firma de cosmética natural Cosméticos Paquita Ors. Pero matiza que, sin embargo, desde hace unos años hemos visto que ante situaciones de estrés, cuando la dieta es inadecuada o por la toma de medicamentos la piel se sobreacelera. “Esto la hace trabajar mal: aparecen rojeces, irritaciones, caen las defensas y se pueden producir patologías como la psoriasis, en las que piel multiplica la velocidad produciéndose problemas severos. Por eso hemos definido un nuevo concepto que se llama la slow beauty, o la cosmética lenta (ralentizadora). Este método está orientado a conseguir que la piel funcione bien cuando está sometida a estrés o a situaciones especiales”, nos cuenta el experto.

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Conexión cerebro-piel

Le planteamos al especialista en cuidado de la piel cómo es la conexión que existe entre nuestro cerebro y el estado de nuestra piel. “Hay una conexión absolutamente innegable entre las dos cosas, la piel es el órgano con más terminaciones nerviosas y está llena de sensores que informan continuamente a nuestro cerebro sobre lo que nos rodea: calor, frío, humedad, una superficie afilada, etc. El cerebro manda también a su vez señales a las terminaciones nerviosas, gracias a ellas podemos responder adecuadamente a los complejísimos estímulos que nos rodean constantemente. Cuando las neuronas están sometidas a mucha tensión se disparan el cortisol y la adrenalina. Este tráfico de señales neuronales en ambas direcciones se cortocircuita y empiezan a aparecer estímulos contradictorios”, nos comenta el experto, que añade que la piel literalmente se vuelve loca y las defensas se comportan de una forma extraña, produciendo algunas veces que la piel se reconozca a sí misma como una enemiga y empiece a destruirse.

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Cuando la piel se acelera

El experto nos habla de que la piel se acelera. “La piel, como el corazón, el intestino o muchos otros órganos, tiene su ritmo de trabajo. Imaginemos el corazón de una persona que tiene habitualmente un ritmo entre 50 y 80 pulsaciones por minuto, si debido al estrés el corazón se acelera sufre un importante desgaste y podemos acabar con una patología cardiaca. A la piel le pasa algo parecido, tenemos que conseguir que su velocidad sea la idónea para que las células maduren bien y puedan cumplir con su función”, nos comenta.

Plantas para ‘desacelerar’ la piel

Jerónimo Ors comenta que hay plantas que pueden ayudarnos a 'desacelerarla'. “Hemos descubierto en nuestras líneas de investigación que existen una serie de sustancias fabricadas por los vegetales, que aplicadas a la piel la calman y ralentizan su ritmo. Cuando los bulbos entran en hibernación, no se mueren si no que disminuyen su vitalidad. Las sustancias responsables de estos procesos se llaman Dormidinas.  Estas moléculas son extraordinariamente efectivas y absolutamente inofensivas, los bulbos de narciso son una de las fuentes más ricas en Dormidinas”, nos cuenta.

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Cómo afecta el estrés a nuestra piel

Lo que se confirma es que el estrés del estilo de vida actual influye, y mucho, en que nuestra piel sufra más. “No solo influye, sino que influye muchísimo. Por un lado, nuestro organismo se oxida aceleradamente y se llena de radicales libres que envejecen todos los órganos del cuerpo. Se liberan además sustancias como la adrenalina que empeoran la circulación de la piel y aumenta el cortisol, que tiene un terrible efecto sobre nuestro cuerpo. Si además vivimos en una ciudad con altos niveles de contaminación, tenemos la tormenta perfecta”, apunta el especialista. Y es que la piel es un buen espejo de cómo estamos por dentro. “En gran parte sí, desde la época de los griegos y los romanos se han diagnosticado cantidad de problemas de salud a través de la piel, que es una gran chivata. Es muy frecuente también que en estados de estrés el cabello se caiga más. Por ejemplo, las personas que han tenido COVID han notado durante unos meses una importante caída del cabello”, afirma.

La piel, además, puede alertarnos de algunos problemas de salud, tal y como confirma el experto. “Como enfermedades frecuentes con manifestaciones a través de la piel podemos citar: la anemia, alteraciones de tiroides, muchas enfermedades autoinmunes como el lupus, trastornos renales, fiebre o los eccemas generados por el aumento del cortisol”, nos explica.