Día Mundial del Alzheimer

¿Deben preocuparme estos despistes y fallos de memoria?

Esta enfermedad se va desarrollando durante muchos años sin que dé síntomas muy claros. Sin embargo, el diagnóstico precoz es clave para retrasar los efectos más graves de la demencia. Además, coincidiendo con el Día Mundial del Alzheimer, te hablamos del tratamiento, que puede cambiar completamente a principios del año que viene

Por Nuria Safont

¿Son despistes o son problemas graves de memoria? Esta dificultad para recordar nombres, ¿me debe preocupar? Estas son algunas de las cuestiones que nos podemos hacer. Sobre todo, cuando recibimos la noticia de que alguien sufre alzhéimer, una enfermedad devastadora que borrra tu identidad. Nos preguntamos cuáles son esas primeras señales que pueden alertarnos de que esos pequeños despistes no son simples olvidos por estrés o falta de atención, sino posibles manifestaciones de alzhéimer. 

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¿Qué es el alzhéimer?

Esta enfermedad es la principal causa de demencia (más del 60% de los casos de demencia diagnosticados en el mundo), y cada año se diagnostican unos 10 millones de nuevos pacientes. Se trata de una patología neurodegenerativa caracterizada por la pérdida y muerte de neuronas, lo que produce un deterioro persistente de las funciones cognitivas, que altera la capacidad funcional y condiciona discapacidad y dependencia de manera gradual y progresiva. La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que en España hay unas 800.000 personas que padecen esta enfermedad. Y, según nos cuentan, la prevalencia ha aumentado. 

Afecta entre un 5 y un 10% de los adultos mayores de 65 años, unas cifras que se duplican cada 5 años hasta alcanzar una prevalencia de aproximadamente el 50% en la población mayor de 85 años”, explica el Dr. Juan Fortea, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neuróloga.

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Causas del alzhéimer

“La edad no es el único factor que provoca esta enfermedad, ya que su origen es multifactorial y está condicionada por factores genéticos y/o ambientales. También influyen otros como la hipertensión arterial,  la  hipercolesterolemia,  la  obesidad,  el  sedentarismo, el tabaquismo o la diabetes

Se calcula que una reducción de al menos un 25% en estos factores de riesgo modificables podrían ayudar a prevenir entre 1 y 3 millones de casos de alzhéimer en el mundo. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revista Neurología señala que menos de un 50% de la población española tiene conocimiento sobre los factores de riesgo de la enfermedad.

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Primeros síntomas de alzhéimer 

Como nos explica la doctora Sagrario Manzano, portavoz de la Sociedad Española de Neurología, debemos consultar con un médico cuando sufrimos pérdidas de memoria recurrentes, se prolongan en el tiempo (3-6 meses) y son progresivas. A estos olvidos pueden acompañarles otros síntomas, como alteraciones de la personalidad, cambios en los hábitos o falta de interés, así como abandono de actividades o aficiones. 

Por su parte, el Dr. Javier Olazarán, director de la Unidad de Investigación y Tratamiento de los Trastornos de la Memoria de HM Hospitales añade que la mayoría de los casos comienzan con fallos de memoria; no obstante, “existen casos atípicos que empiezan con problemas para encontrar palabras comunes, dificultad para organizarse, pérdida de capacidad de cálculo o dificultad para vestirse”. Si se dan cualquiera de estos indicios, es aconsejable acudir al especialista. 

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Cómo diagnosticar el alzhéimer de forma precoz 

Como explica la Dra. Nina Gramunt, neuropsicóloga y directora técnica del Área Social de la Fundación Pasqual Maragall, “el diagnóstico precoz es clave para mejorar la calidad de vida de las personas con alzhéimer porque permite actuar tempranamente con tratamientos y con estrategias de prevención secundaria, optimizando su eficacia. De esta forma, se posibilita que la persona con esta enfermedad mantenga su autonomía personal y sus capacidades cognitivas el máximo tiempo posible y que pueda planificar su futuro”. 

Para determinar si se trata de alzhéimer, el especialista realizará unas pruebas neuropsicológicas que pueden hacer sospechar de que existe algún problema de deterioro cognitivo. Tras esta primera valoración y si lo estima oportuno, pedirá un PET. Se trata de  una técnica de neuroimagen que sirve para detectar la proteína beta amiloide en el cerebro. Esta proteína es el primer signo medible del alzhéimer, y puede empezar a acumularse anormalmente en placas hasta dos décadas antes del inicio de los síntomas.

“Para el diagnóstico del alzhéimer, el poder contar con una tecnología como el PET supone un gran avance, ya que nos permite diagnosticar la enfermedad cuando empiezan los primeros síntomas, es decir, en las fases más tempranas y, por tanto, cuando aún es posible realizar estrategias terapéuticas para intentar frenar el deterioro”, indica la Dra. Ángela Milán, neuróloga de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.

Esta herramienta posibilita medir la actividad cerebral y corroborar si se está acumulando la proteína beta amiloide, que produce esta enfermedad. Además, se pueden ver qué zonas del cerebro están más afectadas para predecir qué funciones cognitivas (memoria, atención, lenguaje, planificación…) pueden alterarse más. Y es que, el PET permite no solo corroborar que se está depositando el amiloide, sino saber si existen signos de degeneración o “muerte neuronal” mediante la medición de la actividad cerebral”, destaca la especialista.

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Identificación de pacientes y tratamiento

“A pesar de que la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, es importante señalar que esta enfermedad y sus síntomas no forman parte del envejecimiento normal del cerebro. Se tiende a pensar que es normal que una persona, con los años, pierda memoria y capacidades cognitivas. Pero esto es una idea errónea que solo ayuda a que la enfermedad de Alzheimer esté infradiagnosticada. En la SEN estimamos que más del 50% de los casos que aún son leves están aún sin diagnosticar”, señala el Dr. Juan Fortea, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN. 

“Es, por lo tanto, importante identificar y diagnosticar de forma precoz a todos los pacientes, porque esto posibilita iniciar terapias farmacológicas y no farmacológicas destinadas a mejorar los síntomas de los pacientes, lo que hace que se pueda aumentar la calidad de vida de los pacientes ciertos años más, y también permite incrementar el número de pacientes que pueden participar en estudios de investigación o ensayos clínicos de nuevos fármacos, algo que es muy necesario”.

Posible cambio de paradigma en el tratamiento del Alzheimer 

Si bien los avances en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer son lentos, ya que desde 2003 aún no se ha aprobado en España ningún nuevo fármaco que permita la mejoría sintomática de la enfermedad, la SEN se muestra esperanzada en que tal vez estemos a las puertas de un cambio de paradigma en el tratamiento de la enfermedad. A finales de 2022 y en 2023 se conocerán los resultados de dos nuevos tratamientos, basados en el uso de anticuerpos monoclonales, que tal vez permitan modificar los procesos fisiopatológicos claves de la enfermedad.

“En todo caso, y a la espera de que la investigación contra esta enfermedad siga avanzando, existen unas series de medidas que podrían reducir notablemente el número de casos de Alzheimer. En este sentido se han identificado varios factores de riesgo modificables que permitirían prevenir al menos un 30% de los casos de demencia en el mundo. Sin embargo, según nuestros estudios, menos de un 50% de la población española conoce cuáles son los factores de riesgo modificables de la enfermedad”, destaca el Dr. Juan Fortea.