Cambio climático

¿Nuestros nietos comerán carne?

La dieta que elegimos se ha visto modificada por el cambio climático y por el compromiso de las nuevas generaciones.

Por Laura Bech

Los jóvenes son cada vez más conscientes de la necesidad de un cambio en el consumo de productos alimenticios. En parte por su postura contra el maltrato y el sufrimiento animal y también por la conciencia medioambiental que poseen.

Que la manera en la que nos alimentamos repercute en nuestra salud y bienestar general no es una novedad, pero los jóvenes parecen haber internalizado ese concepto de manera radical. Siguen siendo lo mayores consumidores, por lo tanto, muchas marcas se ven obligadas a modificar sus productos o cambiar la manera de fabricarlos. 

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Descubre lo que genera en el medio ambiente el consumo de carne

El 15% de las emisiones de gas de efecto invernadero proviene de la ganadería industrial. Para que el sector agroalimentario se adecúe a los tiempos que corren es preciso que se implique en una mejor distribución de los alimentos en todo el planeta. La utilización de recursos, escasos o en peligro, no ha cambiado en muchos sectores. La problemática del cambio climático pareciera no afectar a las grandes industrias que mantienen la misma producción y los mismos métodos. 

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Los expertos sostienen que un cambio en la industria de la alimentación es lo único que podría revertir el panorama de los próximos años. Alrededor de 800 millones de personas pasan hambre en todo el mundo. Si no se produce una conciencia que revierta la inseguridad alimentaria ante la que se encuentra la humanidad actualmente, elegir qué comer no será algo frecuente.

Otro de los factores que la industria y los consumidores debemos tener en cuenta es la producción y la demanda. Es necesario que se generen recursos capaces de satisfacer la alimentación de 10 mil millones de personas. 

¿Te imaginas comer carne que no sea de animales?

Existe y se vende en restaurantes de élite. Las esperanzas están puestas en que este método funcione y se vuelva accesible. Es cierto que el cambio debe realizarse a nivel mundial y por parte de las empresas más contaminantes, sin embargo, cada pequeña acción o cambio que hagamos en nuestra alimentación, genera que las industrias se replaneteen la manera de adquirir y procesar el producto. 

Desde hace varios años se estudia la posibilidad de biofabricar células. Los más crédulos confían en que, dentro de 20 años, el mayor consumo de carne provenga de la biofabricación de esta materia a partir de tejido animal. 

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Los jóvenes se hacen vegetarianos

Ser vegetariano ya no es una rareza. Lo común ahora, es preguntar antes de invitar a comer a casa, si se tiene alguna intolerancia o hay algo que no se quiera comer. Es un gesto humano que ganó terreno y adeptos. A partir de que tomamos consciencia de que las alergias, las intolerancias y los alimentos que no se quieren consumir, por filosofía de vida, están presentes en nuestro día a día, descubrimos que estos nos enseñan y posibilitan un universo de información a tener en cuenta. Cada minuto una persona en el mundo cambia o se plantea su manera de comer.

Cerca del 12% de los jóvenes considerados millenials (nacidos entre 1981 y 1995) se declara vegetariano. Entre los jóvenes menos radicales si se observa un consumo de carne selectivo. Menos cantidad, con menos frecuencia y determinadas carnes. Las residencias universitarias, los comedores escolares o  los bares, ofrecen variedad en sus cartas y un notable giro hacia productos más sostenibles y menos procesados.

Las generaciones que aún mantienen el apego por la carne

Los adultos de entre 35 y 49 años también han reducido el consumo de carne. No tanto como los jóvenes pero lo ha hecho. A quienes más les cuesta cambiar de hábito es a las personas de entre 50 y 64 años. Los estudios realizados para comprobar  estos resultados han demostrado que solo el 1% de la generación comprendida en esa franja de edad ha dejado de alimentarse a base de carne.

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